miércoles, junio 21, 2017

La razón blindada

El actor Adames en escena
“Los poetas tenemos que seguir envenenando las cosas reales del mundo para que no las olviden los hombres del poder, quienes andan siempre entre sus cifras, sus monedas, sus novedades o sus máquinas”. Así lo dijo esa rara avis que fue Juan Liscano Velutini, precisamente cuando recibió el Premio Nacional de Literatura, aquel el 24 de julio de 1951, momento que le sirvió además para recordar que el más alto de los poetas del mundo gritó que “debemos amarnos los unos a los otros…pero en la justicia”.
Y evocamos ahora al vate Liscano Velutini porque precisamente aquel poético  y maravilloso mensaje de amor y justicia, titulado Humano destino, lo utilizamos para conceptualizar al extraño y además sorprendente espectáculo La razón blindada, basado en la pieza homónima de Arístides Vargas, el cual hace temporada en el Teatro San Martin de Caracas, gracias al director, productor y actor Luis Bernal y el primer actor Salomón Adames, con la asistencia de Demis Gutiérrez y el soporte escenográfico de Armando Zullo.
TEATRERO TACHIRENSE
 Este Luis Bernal, nacido en el tachirense San Cristóbal y quien desde aquel año 1972 está sin reposar por los avatares de su existencia y porque ha buscado ser útil a la patria y su familia por intermedio del esmerado cultivo de las artes escénicas. En el Taller Nacional de Teatro (TNT)-fundado por Carlos Gimenez en el mejor momento de su huracanada existencia aquí en Caracas- se hizo teatrero hace más de 20 años y ahora, al frente de su agrupación productora “Con los pies en las tablas”, exhibe ese poético texto del teatrero argentino Arístides Vargas sobre sendos quijotescos personajes.
Graduado también en la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte), y tras montar Pony, nunca te he negado una lágrima de Gustavo Ott, se dio a la tarea de escenificar Nuestra Señora de las Nubes, también de   Arístides Vargas, con la que recibió gratas críticas al presentarla en un Festival Creajoven, en el Celarg.
Bernal escenificó Nuestra señora de las Nubes tras disfrutarla durante un Festival Internacional de Teatro, representada por el grupo Malayerba, de Ecuador, con el autor Vargas interpretándola junto a su esposa Charito. Quedo impactado. Luego asumió el reto de dirigirla y actuarla. Nuestra Señora de las Nubes es una obra que está más vigente que nunca y si hay algo que me llama la atención de su dramaturgia es la manera poética de reflejar la realidad de nuestros atormentados países. La pieza es un canto universal, un grito de libertad…una mezcla de tristeza y estímulo a la imaginación. Es un lugar donde se construyen y crecen las utopías. Una metáfora de lo que significa el exilio, que aparece dibujado en múltiples formas. Mostrando aquello que se ha vivido y padecido en silencio. “Por lo tanto considero que es una obra importante que mostrar, tanto como necesario es un teatro donde hay tantas cosas que decir, y donde tenemos la capacidad de ser oídos y la osadía de romper con todos los silencios. Una obra que es un gran rompecabezas donde intentamos reflejar el desarraigo violento del propio país”, dijo Bernal.
TECNICAS
Explica Bernal que cuando lee una obra y se siente enganchado con la temática, el argumento, los personajes y sobre todo el mensaje, o, como se dice en el lenguaje teatral, el subtexto, “pues uno inmediatamente dice: esto tengo que mostrarlo a través de un discurso escénico y con actores y actrices que le den vida a cada personaje y trasmitan el mensaje no sólo que está implícito en la obra sino lo que yo como director quiero comunicar. Porque los que ejercemos este oficio, al mismo tiempo utilizamos el medio para expresarnos y decir lo que sentimos y pensamos no sólo del país, sino del mundo y la gente que lo habitamos. Me interesan las obras que sacudan al público. Que lo hagan no sólo reflexionar sino también lo lleve a hacerse preguntas. Las piezas que he montado tienen que ver con la realidad de nuestros países, tanto en lo político, como en lo social y cultural. Y eso me gusta reflejarlo en el escenario para que el público de alguna u otra manera sienta y vea lo que estamos haciendo nosotros como sociedad”.
LA RAZON BLINDADA
La razón blindada ha sido calificada como un poema para exaltar el poder liberador de la imaginación y como forma de resistencia a la represión. Basada en la vida real del hermano de Vargas, otra víctima de la dictadura argentina, toma ideas y conceptos de El Quijote de Miguel de Cervantes y La verdadera historia de Sancho Panza de Franz Kafka. Se elabora así una especie de libreto o guión sobre la supervivencia de dos presos políticos, de esos que a mala hora pululan en este balcanizado continente: De la Mancha y Panza, quienes se encuentran a las tres de la tarde de cada domingo, el único día   que se pueden ver en el patio de la cárcel, para tratar de representar una historia que les permita “liberarse” a través de la imaginación del encierro al cual fueron sometidos. Ambos sobreviven en el inframundo que representa la prisión a la cual fueron condenados injustamente. Ellos se entregan a un ritual con sus personajes entregados al frenesí de la locura real o imaginaria donde la ficción y la realidad deben cohabitar para que la vida sea posible. Ya que la creación de un mundo paralelo al infierno diario hace posible la salvación, ha dicho el mismo Bernal, quien encarna a Sancho Panza.
Ya Arthur Miller dijo que el teatro es el único lugar que tiene el hombre para vivir y soñar en libertad, aunque en este caso es más patético y hasta lacerante. Los dos privados de libertad se salvan porque sueñan, hacen teatro y esperan que llegue la justicia. No puede haber amor sino hay justicia, dijo Liscano años ha.
En La razón blindada se sufre con unos seres humanos sometidos a un castigo brutal e injusto, donde se desprende el terror que nos imponemos con las desgracias a las que nos sometemos y la grandeza que nos pueden dejar los momentos más degradantes de nuestra existencia.
Cabe destacar que los antihéroes de Arístides Vargas sobrellevan humillaciones y derrotas, se empecinan en retener el espíritu lúdico, el afán de aventuras. Van de la llanura manchega a la Patagonia, cruzan montes y ríos para arribar al páramo andino… pasan el “túnel intangible” y con la frágil pero imbatible fuerza de aquellos presos políticos, exiliados, rebeldes- que conservan la ternura, la risa, y la pasión por jugar y crear- historias para alcanzar la libertad profunda; esa utopía que todos parecemos perseguir alguna vez.
De La Mancha,​personaje magistralmente creado por el primer actor Salomón Adames, es el caballero sediento de aventuras y desbordante pasión por su Dulcinea, loco-lúcido, manchego, patagónico o tropical, que por encima de su origen geográfico, es el paradigma del idealista. Un Quijote que confunde cárceles con paraísos y desiertos, y que se exilia en la sinrazón, en ese extraño desorden que no hace mal a nadie pero que ayuda profundamente a vivir.
Panza,​encarnado sobriamente por el actor y director Luis Bernal, quien representa a la perfección la dualidad entre el personaje literario y el creador de historias coexistentes en él. Unos personajes muy expresivos y convincentes capaces de hacer reír, llorar, sufrir por ellos y con ellos hasta el final de la obra.
Esta puesta en escena de Bernal se caracteriza por su sobria autenticidad en la dirección, las actuaciones y la escenografía –un par de sillas que se convierten en rejas y en otros marcos básicos para apuntalar las acciones actorales- es una especie de tercer personaje, metálico en su esencia pero hermosamente útil y hasta frágil. Un gran aporte de Zullo.
Con un tono, lúdico, algunas veces trágico y otras veces humorístico, La razón blindada mantiene cautivada la atención del espectador de principio a fin, en sus intensos 80 minutos.


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