sábado, febrero 02, 2013

Homofobia contra lesbianas


La  homofobia es rechazo, aversión, odio, prejuicio o discriminación hacia hombres o mujeres homosexuales, que además involucra a bisexuales, transexuales y travestis, en toda la Tierra. No es invento periodístico ni tampoco  es vagabundería de los teatreros. La homofobia mata  a quienes se atreven a practicar tales conductas sexuales no tradicionales y por supuesto ha eliminado venezolanos y venezolanas. Es una letal realidad, incluso prohibida por la Carta Magna de Venezuela.
Y recordamos esto porque en la Sala Alterna del Teatro Trasnocho hace temporada la obra Stop Kiss donde se comete un crimen de homofobia. Ahí, dos mujeres, quienes han disfrutado de las bondades sexuales y  el amor que les pueden dar  sus respectivas parejas masculinas, eligen amarse y cuando están saboreando el primer beso de esa relación lésbica, son agredidas salvajemente por un desconocido en un parque de Nueva York. Sara termina en un hospital, mientras que la otra, Callie, también golpeada, inicia una campaña para que se haga justicia y además tratar de salvar a  la mujer que ahora ama más.
Stop Kiss es un hermoso texto de la estadounidense Diana Son (Dover, Delaware, 1965), versionado y puesto en escena por Consuelo Trum, con las actuaciones destacadas de Sheila Monterola y Karina Velásquez, acompañadas por  Agustín Segnini, Jesús Miguel Das Merces y la participación especial de Antonio Delli y Carolina Leandro. Una impactante y bien cuidada producción de Reinaldo Cervini.
Stop Kiss fue estrenado en el circuito Off Broadway de Nueva York,  durante la temporada de 1998 y  ha sido traducido, exclusivamente para este montaje en Venezuela, por la actriz Carolina Leandro.
Consuelo Trum es una de las pocas venezolanas que incursiona con éxito en la dirección de espectáculos teatrales. Damos fe de su crecimiento artístico y su especial trabajo con actrices y actores en montajes atrevidos y nada banales que ha mostrado, como ocurrió en el 2011 con la pieza Monstruos en el armario, ogros bajo la cama, escrita por Gustavo Ott.  
Para materializar Stop Kiss, Trum contó con la especial entrega profesional de Sheila y  Karina, quienes materializan a esas norteamericanas que le pierden el miedo a lo desconocido y optan por amarse, así de sencillo. Sus personajes van desde la elemental facilidad orgánica hasta la entrega total que exige un beso bucal mutuo, pasando por la hermosa escena de la vestidura de la convaleciente Sara que hace la amorosa Callie. Dos momentos críticos y básicos, muy bien logrados, de ese estremecedor montaje.
También hay que subrayar la habilidad de Trum para manejar un texto teatral no convencional, cuya estructura no es aristotélica. Jugó, para su delicado trabajo, con las luces y dos áreas escénicas: la cama del hospital donde reposa Sara y el apartamento de Callie, además de una videoproyección con escenas contemporáneas de la investigación policial que siguió al asalto homofóbico.
En síntesis, una puesta en escena difícil, la cual durante la noche del estreno tuvo baches técnicos, además del lógico problema del ritmo actoral de un estreno. Todo esto fue revisado y corregido por la directora Trum y su entregado y comprometido equipo de profesionales que la acompañan.


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