sábado, septiembre 25, 2010

Tripleta juvenil siglo XXI

Si aceptamos que la juventud, como define la ONU, es la edad que va de los 13 a los 26 años, resulta que es una crucial etapa de los seres humanos donde hay que estudiar e ingresar al mundo del trabajo y, si queda tiempo, también se debe reflexionar sobre la advertencia que hace Gabriel García Márquez, para quien “la juventud siempre se va y quien todo lo hizo a base de juventud, debe tener al menos la inteligencia de recordarlo a tiempo”.
Pero más pensativos quedarán los espectadores, o lectores de esta página, cuando analicen, en profundidad, sobre los mensajes destinados a la juventud venezolana que tres dramaturgos criollos han propuesto en una inesperada tripleta escénica. Ahí plasman sendos argumentos para otra generación criolla que está comenzando a vivir y, que por supuesto, se ha entregado desde ya a buscar empleo.
Nos referimos a los espectáculos La Ola de Basilio Álvarez (45) y Promoción honor a mis padres de Elio Palencia (47), ya reseñados, y ahora, el más reciente, Algunos adolescentes de Jean Helmuth (27), los cuales hacen temporadas en las salas del Trasnocho Cultural, Rajatabla y Unearte, respectivamente.
Compleja adolescencia
El maestro de maestros que fue Horacio Peterson, fallecido hace ocho años, alcanzó a instruir en el abecé teatral a Jean Helmuth, (Valencia, 9 de octubre de 1983), quien hizo todos los talleres y cursos posibles en el Laboratorio Teatral Anna Julia Rojas. Ahora ha salido del circuito del teatro liceísta o colegial y se ha exhibido, con notable éxito de público, un espectáculo donde ha logrado aglutinar sus experiencias como profesor en el Laboratorio Teatral Ana Julia Rojas y sus observaciones de cómo se comportan hoy día la mayoría de los jóvenes, cuales son las circunstancias o los contextos que los rodean, y recordar sus vivencias y las de sus amigos.
Fue así como creó la pieza Algunos adolescentes, producida por el Laboratorio Teatral Anna Julia Rojas y Somos Producciones. Un lúdico espectáculo con una puesta en escena minimalista y un sólo dispositivo escenográfico, de múltiple funcionalidad, que sirve de silla o de pared, donde hacen vida ocho policromos juveniles. !El talento escénico no se puede tapar con un dedo!
En Algunos adolescentes se aborda y desarrolla temas como embarazo adolescente, precocidad, sexualidad, amor, estándares de belleza de la sociedad, influencia de la tecnología, violencia y, por supuesto, diversidad de conductas sexuales. Ese cóctel de situaciones, teatralizadas con lenguaje coloquial juvenil y personajes característicos, propone reflexiones sobre problemas generales de esos hombres y mujeres que transitan por esa difícil etapa de la adolescencia… y andan a ciegas.
Cabe destacar la habilidad de Helmuth para hilvanar una interesante historia a partir del episodio de una muchacha que pierde o abandona su Black Berry y todas las tragicómicas situaciones que de ahí se derivan hasta plasmar un inmenso fresco sobre la vida de un puñado de adolescentes de clase media. ¡Creativa saga teatral!
El espectáculo se acompaña con música pop-rock original compuesta por Helmuth y Luis Daniel Rojas, bajo la producción de Dr. Ibiza.
Sin lugar a dudas que Jean Helmuth avanza con paso firme en la creación y control de un lenguaje teatral propio y busca acrecentar así una audiencia para la cual labora con tanta pasión. Es una versión del siglo XXI de lo que inició Levy Rossell en los años 60 del siglo XX, pero en otro contexto sociopolítico, lo cual lo hace muy interesantes. Las comparaciones suelen ser odiosas…pero ilustran y advierten.
El elenco de Algunos adolescentes lo integran intérpretes, entre 16 y 22 años, como Hiram Aguilera, María Gabriela Hernández, Danysa Millán, Jonathan Jaimes, Simón Sulbarán, Juan Carlos Becerra, Katherinne Peralta, Luisany Dávila, Dubraska Vergara, Osleyda Pérez, y las participaciones especiales de la bailarina Génesis Olmos y de la veterana primera actriz Manuelita Zelwer.
Experimento social
Hay que recordar como el montaje La Ola está basado en la película alemana, creada a partir de la novela homónima de Morton Rhue (1981) e inspirada en un siniestro y antiético experimento de control social, adelantado por un profesor del Cubberley High School de Palo Alto, California (1967). Ahí se logra demostrar que sí es posible crear una autocracia similar, o peor, que la instaurada por Adolfo Hitler, entre 1933 y 1945. Y eso se consigue si a una sociedad se le manipula por intermedio de la disciplina, el culto al líder y otros artificios para controlar sus ambiciones o gustos o depurar sus culpas. Este espectáculo, conducido por Arturo Álvarez, no se convierte en panfleto por lo bien calculadas que están la trama y las actuaciones, pero si deja una picazón en el alma porque no es nada difícil caer en tales excesos del poder. Es una advertencia, sin maquillaje, para que muchachas y muchachos, no se dejen manipular por ideologías foráneas o criollas, y para que piensen un poquito más y no caigan en tentaciones, como la del bíblico Síndrome de Adán y Eva, que tan pésimos resultados le dio a la humanidad entera.
Bachilleres más nada
En un encuentro playero de una hembra y siete varones bachilleres, para festejar diplomas y medallas, afloran sus ambiciones momentáneas y las que han de vivir en las décadas venideras del siglo XXI. Todos, graduados en el liceo “Símbolos Patrios” de Río Guarura, del litoral central de Venezuela, son los protagonistas de Promoción honor a mis padres, bien puesto en escena y pulcramente producido por Ruffino Dorta y el grupo Rajatabla, respectivamente. Esos bachilleres sí tienen idea de lo que se les viene encima al elegir una carrera profesional o un trabajo. Saben que el país enfrenta un agudo proceso de cambios políticos y sociales, que la crisis económica y la miseria no dejan dormir en paz ni a sus progenitores, ni a ellos mismos, y que frustran todas las expectativas posibles, además de cundir la discriminación ética y sexual. Deben luchar para defender sus ilusiones, pero las "no posibilidades" los encierran en una terrible apatía y esta será su ruina, una muerte anticipada para algunos. Es por eso que han escogido ese día, precisamente, para bailar desenfrenadamente con los tambores que celebran a San Juan, porque son risueños y repletos de bullentes hormonas. Se dedican a jugar, bailar, echarse bromas, beber hasta perder la razón. Pero no todos esos muchachos están escapando a sus dramas existenciales o posponiendo cruciales decisiones. Esos personajes desencadenan un brutal conflicto de culpas propias y ajenas que hunde el festejo de todos y culmina con la muerte por ahogamiento de uno de ellos, el más puro e inocente del grupo, Juan. Elio Palencia intenta, y lo consigue, no sólo dibujar, sino también reflejar el grito desesperado de una juventud en su intento por desatar cadenas, recorrer caminos y encontrar o fabricar la luz necesaria para desprender en alientos repletos de sabor, de olor a tierra y tambor, sus "mil golpes de esperanza".


Venezolanas muy teatrales

Maestra de vida y madre de verdades es la historia, como lo enseña Cicerón, y lo recordamos aquí para aplicarlo a la saga de las artes escénicas criollas, porque el ayer teatral permite comprender el ahora y hasta predecir el mañana. Informa sobre la compleja tradición escénica venezolana y explica por qué en las salas de espectáculos caraqueños pululan piezas sobre múltiples vicisitudes femeninas, desde crispados monólogos vaginales hasta complejas crisis menopáusicas, desesperadas soledades de damas de buen ver y malas estrategias para conseguir compañía masculina/femenina con implicaciones eróticas o sin ellas, o incluso estrujantes fabulas sobre amores imposibles y hostilidades sociales que frustran apasionadas relaciones románticas, etcétera.
En síntesis, nada de lo que ahí actualmente se exhibe llegó por generación espontánea, ya que si es mujeril la mayoría de la audiencia que colma los espacios teatrales, resulta lógico y hasta muy “comercial” que la escena plasme la cotidianidad del “segundo sexo” (definición popularizada por la ideología heterosexista) y aún sea revolucionaria o conservadora en algunas ocasiones. Pero nunca jamás uno solo de esos espectáculos es banal, porque sería negar la esencia de una nación donde la mujer es base de la célula familiar y motor de una comunidad matriarcal, asunto que no ha sido asumido públicamente, pero que está ahí…gracias a Dios.
Hay, pues, toda una tradición dramatúrgica feminista criolla y lo demuestras piezas como María Cristina me quiere gobernar de José Gabriel Núñez, Ok de Isaac Chocrón, El pez que fuma de Román Chalbaud, A 2,50 la cubalibre de Ibrahim Guerra y Baño de damas de Rodolfo Santana, entre otros textos que no evocamos aquí para no exacerbar con citas eruditas.
Y a ese “quinteto de pantaletas doradas”, por así llamarlo, hay que sumar Esperando al italiano de Mariela Romero, estrenada por Armando Gota durante la temporada 1988, en la sala Alberto de Paz y Mateos, cuando la produjo el Nuevo Grupo, con la participación actoral de Malú del Carmen, Liliana Durán, Estelita del Llano, Belén Díaz y Gilberto Pinto.
A 22 años del rumboso estreno y su exitosa pasantía en el teatro Las Palmas, Esperando el italiano reapareció en la sala Trasnocho con una puesta en escena bastante digna, que firma Tullio Cavalli, y las deliciosas caracterizaciones obtenidas por Caridad Canelón y Marisol Matheus (las mejores), apuntaladas con Carolina Perpetuo, Hernán Marcano y Dora Mazzone. Un quinteto de artistas profesionales entregados con pasión a darle vida a una situación donde la verdad y la amistad están destinadas a un desenlace fatal.
Mariela Romero escribió tal pieza para homenajear a su mamá Rosalía Romero y legar así un testimonio sobre un sector de la comunidad caraqueña de los 60, 70 y 80 del siglo XX, cuando un batallón de damas desafiaron convencionalismos y lucharon para materializar sus fantasías, como esa de hacer el amor con un padrote importado de Roma, para evitarse chismes del vecindario y disfrutar de otras costumbres amatorias. Ese metafórico cuento erótico le permite a la dramaturga revisar un pasado, que está ahí, proponerle una sociológica segunda lectura al público de la centuria XXI y además un disfrute nostálgico, porque el montaje está en época, aunque el elenco y el director eran jovencitos cuando todo aquello pasó en la vida real y en la escena.
¿Está envejecida esta comedia de Mariela Romero? Depende del criterio con que se la juzgue. Ya que los tiempos han cambiado bastante y las mujeres también, especialmente en lo referido a sus conductas amatorias, por la mayor libertad de que disponen ahora, y hasta lo poco práctico de importar a un macho cuando aquí, en el mercado del erotismo cotidiano, abundan y están solícitos para prestar sus servicios, convocados gracias a la Internet o a los miniavisos de las páginas "clasificadas" de los periódicos y revistas. Pero Esperando al italiano es algo más que un juego sexual con un embarque o cita incumplida al final, es una exaltación a la amistad, a la evocación de los gratos recuerdos, a la complicidad de los amigos para los asuntos más turbios, como esa compra del placer sexual. Es una oda a la amistad que no tiene parangón y todavía está vigente, al menos en esta Venezuela que Mariela Romero (Ibarra es su verdadero apellido) ha llevado a la escena caraqueña, cuando han 22 años que parecen mas bien un siglo después de su debut.

viernes, septiembre 24, 2010

Franklin Virgüez exalta la amistad

A Franklin Virgüez lo conocimos como un espigado adolescente que rechazaba las malas compañías de la popular parroquia del 23 de Enero a donde llegó desde el cálido Barquisimeto, tras haber nacido en 1953. A mediados de los años 70, él ganaba unos pocos bolívares por ser office boy o mensajero en la redacción del vespertino El Mundo, de la Cadena Capriles, y mejoraba su magro sueldo con las propinas que los periodistas le dábamos por los cigarrillos, los cafecitos y las arepas con cochino que nos compraba en la tiendita del asturiano Gervasio.
Pero Virgüez no pensaba quedarse como muchacho para los mandados y poco a poco aprehendía las complejas técnicas del revelado y otras trampillas que le enseñaron con mucho gusto los fotógrafos de la Torre de la Prensa. Necesitaba ganar más bolívares porque le había puesto el ojo a una secretaria y quería invitarla a bailar y todo lo demás,
Se hizo fotógrafo primero y después se casó. Pero al mismo tiempo, se buscó un trabajo extra en el Instituto Venezolano del Seguro Social y un buen dia lo vieron tomando fotos en un hospital y lo contrataron para una telenovela. Delia Fiallo fue su hada madrina, apuntalado por el periodista de farándula Jesús Bustindui. Además, en la Escuela Superior de Artes Escénicas Juana Sujo, que rescató y dirigió el negrazo Porfirio Rodríguez hasta su muerte en 1983, aprendió el abecé del teatro y se convirtió en un galancito de la televisión con mucho éxito y hasta sus apariciones en el teatro tuvo. Y para coronar su meritoria escalada como ser humano integral fue a la Universidad Central de Venezuela hasta licenciarse de comunicador social, en 1991.
Amistad en Estados Unidos
Ahora Franklin Virgüez, con 57 años moliendo las suelas de sus zapatos, padre de dos hijas, con un divorcio a cuestas y un matrimonio muy solvente, vive en Estados Unidos, pero se escapa a Colombia o México o Venezuela para trabajar en respetables proyectos televisivos. Es actor donde lo pongan y lo llamen y de eso vive su familia. Precisamente, anoche en Miami, reapareció en las tablas al encarnar un complejo personaje, junto a Juan David Ferrer, Carlos Cruz, Marcos Casanova y Sonia Sheron en la pieza Amistad, de María Goos, la cual se exhibe en The Hispanic Theater Guild, de la calle 8 con la avenida 23 avenida, en la zona conocida como la Pequeña Habana.
Virgüez trabaja en Amistad porque lo invitó el director del grupo, Marcos Casanova. “Él me vio en mis anteriores trabajos teatrales y decidió tenerme en este montaje. Esta pieza fue montada con mucho éxito en España, bajo el titulo de Holanda y después se exhibió en Argentina con el nombre de Cloaca. Marcos fue a ver estos dos montajes y se vino con la esperanza de ponerla en su teatro de la calle 8. Le pareció que para Miami era mejor rotularla como Amistad, que es la historia de cuatro amigos de la adolescencia quienes, después de algunas décadas, se encuentran manifestándose amor, solidaridad y muchas cosas que contar”.
“Pieter, Joep, Tom y Marteen son amigos desde que estaban en la universidad, les unen años de camarería, de buenos y malos momentos. Pero el tiempo ha pasado y cada uno tiene su vida e intereses diversos: ya nada es como era. ¿Puede una buena y sincera amistad sobrevivir el paso del tiempo y los cambios que nos va imponiendo la vida? Después de mucho tiempo sin reunirse, ciertos hechos hacen que los cuatro amigos vuelvan a compartir una breve temporada de intimidad, pero también después de este reencuentro, nada volverá a ser como antes”.
Virgüez apunta que “Marteen, el personaje que interpreto, es un director de teatro, pretenciosamente insoportable, utiliza los casting para tratar de crear sus fantasías sexuales, es un impotente sexual y como director es un mediocre, cuyos montajes por lo general aburren; se acuesta con la hija de Jub, quien trabaja en su última puesta en escena como actriz, porque la muchachita le despierta una fantasía especial en momentos determinados. Jub es un político ambicioso y corrupto, un oportunista que será nombrado Ministro de Cultura e infiel a su esposa. Tom, este personaje lo interpreta Marcos nuestro director, en un abogado suspendido, drogadicto sin remedio, y el cuadro lo cierra Peter, quien es el centro de la obra, homosexual pleno de arte, amante de la pintura y de la música, dueño de la casa donde se desarrolla todo. Tiene unas pinturas que se las obsequió el ayuntamiento porque eran consideradas basuras, pero luego a la muerte del pintor, las obras adquieren un valor incalculable en millones de euros, Peter se niega a devolverlas, de hecho, ya había vendido cuatro para poder pagar su casa y el depósito donde los tenía, a un coleccionista holandés. Al final, Peter es traicionado por el único que lo podía ayudar, Jub, y termina suicidándose. Es un obra con mucho humor y drama”.
Para Virgüez, “la obra trata sobre la amistad y cuestiona hasta donde somos capaces de sacrificar los propios intereses para satisfacer las necesidades de aquel que llamamos amigo, porque las relaciones humanas tienen como base al egocentrismo en diversos grados. La relación amistosa de estos cuatro personajes se originó en los años de juventud, cuando el hombre está en su etapa más gregaria, más quijotesca. Se conocen, tienen historias, se mantienen dentro de la cordialidad, se tratan con cordialidad absoluta, son casi como un viejo matrimonio. Son simples seres humanos con muchos defectos. Ellos hablan pero no dialogan, privan los intereses de cada quien que al final traicionan eso que se llama amistad”.
-¿Qué pasa con el teatro en español en Miami?
- Creo que el teatro hispano en Miami tiende a desaparecer, no ahora, pero si en unas dos generaciones más. Cada vez hay menos posibilidades de hacer obras serias en esta gran comunidad, porque cada vez a los grupos se les reduce el presupuesto y además los jóvenes van más al teatro en inglés, al cine, a los musicales. El público que asiste al teatro lo integran personas de más de 40 años. Se cierran más salas y en la televisión no se publicita al teatro hispano, salvo que sea una mexicanada tipo Chacaíto”.
-¿Qué ocurre con la comunidad venezolana?
-Los venezolanos no tienen mayor presencia y la verdad es que soy uno de los pocos que hace teatro una vez al año; de repente Flor Núñez escenifica su unipersonal La Doctora Sexo y de vez en cuando Mimí Lazo se presenta con su monólogo y su marido Luis Fernández lo hace igual. El venezolano que vive aquí muy poco apoya con su presencia el teatro. Prefiere los shows al estilo de Emilio Lovera, Amilcar Rivero y Conde del Guacharo, pero ir a ver una obra de teatro como tal, es muy difícil; se tendría que hacer una súper promoción y no hay dinero para eso, no da. Por supuesto que hay excepciones con algún espectáculo, pero no es el común teatralmente hablando. Las temporadas duran hasta dos meses, no más”.
“Marcos Casanova, que además de empresario, es director, versionista y actor, es todo un artista que tiene trabajando en el teatro desde los años 60, cuando en Miami no había sino un poco de inmigrantes cubanos . Es un hombre muy serio y un estudioso de las artes escénicas, ama las tablas como a su vida. Me recuerda mucho a mi amigo y profesor Gonzalo J.Camacho”, puntualiza el otrora office boy de El Mundo, quien ya contabiliza más de 60 telenovelas y otros tantos montajes teatrales. “Estaré en el medio hasta que me muera o hasta el día que Dios así lo quiera".

jueves, septiembre 23, 2010

Chocrón cumple 80

El teatro para el maracayero Isaac Chocrón comenzó cuando Romeo Costea (Braila, Rumania, 1922) le montó Mónica y el florentino durante la temporada caraqueña de 1959. Antes, en 1956, publicó Pasajes, su primera novela. Desde entonces no ha parado, nadie ni nada, ni sus enfermedades, lo han podido detener en su carrera de escritor de éxitos teatrales y literarios. Y ahora que marcha hacia su ochenta aniversario, el sábado 25 de septiembre, conviene recordar que todas sus piezas teatrales están envenenadas, tienen contenidos duros o pesados para que el público los descubra, los saboree y termine aceptándolos. Ya lo hizo con Asia y el Lejano Oriente, Ok, La revolución, La máxima felicidad, Mesopotamia, Escrito y sellado, El acompañante, Solimán, el magnífico y Los navegaos, entre otras obras.
La vida dura con la familia sanguínea, la pasión y el amor con la familia elegida, la resistencia para seguir viviendo y la muerte como conclusión de todo lo hecho y de lo no realizado también, han sido sus fantasmas. Y él los ha llevado a la escena. Por ese ha terminado siendo el gran patriarca del teatro venezolano.
Teatro y vida
Hace cuatro años, un pool de amigos como Javier Vidal, Juan Carlos Gardié, Juan Carlos Alarcón y Annabelle Brun, todos dentro de un dispositivo escenográfico híper realista y con olor a cebolla y condimentos culinarios, creado por Edwin Erminy, con Michel Hausmann como director, lo homenajearon con el preciso montaje de su más reciente pieza, Los navegaos, en el teatro Trasnocho Cultural,..
Para comprender o digerir bien esa obra, que ahora será conocida en Nueva York porque así se lo propuso Hausmann, hay que recordar, como escribe el poeta Leonardo Padrón, que Chocrón es uno de los pocos venezolanos que pudo elegir lo que iba a hacer con su vida. Escogió el teatro, quizás, porque, como dijo Oscar Wilde, "es inmensamente más real que la vida". Seleccionó su propia manera de ejercer el amor. Renunció a una carrera académica para casarse con su propia imaginación. Uso la escritura como oxígeno de sus pulmones, pero sobre todo eligió no traicionarse jamás. Desde ese siempre, no ha dejado de provocarnos con sus más de 20 obras de teatro, sus siete novelas y sus libros de ensayos. Pero, además , ,enseñó, que siempre tenemos dos familias: con la que se nace, la sanguínea, y con la que elegimos, a partir de la amistad y de los afectos.
Y de ahí el gran valor de Los navegaos, que no es más que la saga de dos hombres mayores, Juan y Brauni, por encima de los 60 años, o sea en el proceloso camino de "los envejecientes", cuya paz del retiro en su casa de la isla Margarita es alterada por la repentina visita de un familiar -Parol, mudo, pero no sordo, además- y por la materialización del fantasma de la muerte, la cual esperaban para más adelante, pero llegó y sin anunciarse. Hay además en la pieza un símbolo que advierte sobre el final de sus vidas, como es el corte de unas trinitarias que amenazan derrumbar los muros de ese refugio de la pareja de amantes, que eso fueron durante algo así como 40 años, ahora convertidos en amigos hasta el final, y está además la básica presencia de una cachifa o mujer de servicio, Luz.
Esos cuatro personajes crean situaciones cómicas por lo que hacen, más no por lo que dicen, y le dan un ritmo entretenido a la obra, especialmente por los intentos del mudo de hacerse comprender por los otros y por los espectadores, como es lógico. No es frecuente en el teatro encontrarse con un personaje con limitaciones como el mudo, Parol. Y aquí cabe recordar que Romeo Costea, escenificó, mucho antes en Caracas, las piezas Las sillas del rumano Eugene Ionesco y La esposa muda del francés Anatole France, donde se utilizan entes teatrales con esa falencia.
Con respecto a Los navegaos hay que advertir como Chocrón de nuevo recurre a todas sus tradiciones estilísticas teatrales, desarrolladas a lo largo de su veintena de piezas, en cuanto a la temática, los conflictos, la pureza del lenguaje y, fundamentalmente, el mensaje que quiere hacerle llegar al publico por intermedio de interrogantes que el mismo debe responderse. El público, para el cual siempre se trabaja, ríe a mandíbula batiente de las tragedias de la pareja de "envejecientes" y el drama del mudo. ¿Por qué? ¿Será que piensa que eso nos le pasará o es que nunca vieron a un sordomudo con su peculiar ballet de manos y sonidos guturales haciéndose comprender de sus iguales y captando además las miradas de los curiosos?
Excelente maestro
Chocrón ha sido un excelente maestro no solo desde la cátedra, sino también por intermedio de sus declaraciones para la prensa. En una entrevista con Stefanía Mosca, puntualizó las diferencias notables entre el teatro y la novela. El enseño ahí que “en una obra de teatro, al empezar, hay una situación extraña, tensa, irregular, que afecta a los personajes y los personajes se transforman por esa situación, al mismo tiempo. Aparece una mamá que le dice a su hijo: Tú eres un perro. Yo no te quiero ver más. Ya hay una situación. Para el público el teatro son preguntas que se van hilvanando. Nadie entra a escena y dice: Mi nombre es Isaac Chocrón, mi cédula de identidad es ésta, yo vivo en tal parte y tal parte y mi mamá es una perra. No, dice: Tú eres una perra, mamá. El teatro tiene esa inmediatez. Lo más importante en el teatro, como en la vida, no es lo que uno dice, sino los tonos, los tonos con que se habla. Yo puedo decir: El gato es negro, y de acuerdo a como yo lo diga, puede ser una declaración de amor o puede ser el mayor insulto. El teatro sucede o no sucede, y no hay tutía…La novela es otra cosa. La novela tiene una intimidad envidiable. El que escribe, escribe solo, y lo que escribió lo lee una sola persona. Es una cosa muy íntima entre dos: una persona del pasado y la persona del momento, la que está leyendo. Por otra parte, en una narración, las descripciones pueden ser muy detalladas y ahí, quizá, está el arte del novelista. Uno detalla lo que ve. En una obra de teatro uno no puede decir: Hamlet tiene 28 años, es rubio, de ojos azules, tiene 30 de cintura. No, porque de pronto Hamlet lo puede interpretar un gordito de 36 años, de pelo afro y es una maravilla”.
Judío laico
Y en el complejo ping pong con los periodistas, desde que se hizo famoso y a quienes nunca evadió, nos dijo cuando cumplió 75 años, esto que lo define:
“Yo fui criado en la religión judaica y cuando niño participaba en las grandes fiestas y aprendí a leer fonéticamente el hebreo, porque ya tenía la chispa del teatro por dentro, para mi Bar Mitzvab. Eso gustó tanto a unos judíos religiosos que le ofrecieron a mi papá una beca para que yo terminara mis estudios en Estados Unidos y de esa manera yo seria el primer rabino nacido en Venezuela. Mi papá Elías al escuchar tal propuesta, me mandó a estudiar a una escuela militar de Estados Unidos… y todo el mundo sabe lo que pasó después. Pero con el paso de los años, me he dado cuenta de que Dios para mí es como la luz de una vela o como la luz del Sol. Es una esencia, que de alguna manera me dirige y me da confianza”.
Chocrón no invoca a Dios e incluso sus amigos judíos le reclaman porque no visita a la sinagoga. “Pero yo les digo que soy un judío laico, una expresión que aprendí en Israel, No soy tan religioso. Creo que mi manera de comunicarme con Dios es escribiendo”.
Para recordarlo
Chocrón afirma que los seres humanos tenemos dos vidas. “La real, que la empezamos cuando nos levantamos de la cama, delicada tarea que debe hacerse despacio, después adquirir conciencia de que estamos vivos y pararse. La otra vida es cuando nos dormimos y esa ya no la domina uno, ni la sociedad, no la domina nadie. Ahí es donde uno puede soñar en colores o en blanco y negro. Uno puede tener sueños recurrentes, como matar a la madre unas 80 veces. Y hay sueños buenos o pesadillas”.
Cuando Chocrón haga el inevitable mutis, se le recordará no sólo por su teatro y su novelística, además de su pulcra ensayística, sino por sus extraordinarias anécdotas personales, donde quizás haya suficiente material para obras teatrales de quienes lo sobrevivan y logren escribirlas.

lunes, septiembre 20, 2010

Oscar Wilde cometió un grave error

Es suficientemente conocido por su valioso trabajo como director artístico y de escena en varios montajes de la Productora Palo de Agua. Nos referimos a Michel Hausmann Hartman (Caracas, 28 de julio de 1981) quien ahora está en Nueva York recibiendo clases en una universidad. Dejó al cuidado del productor Yair Rosemberg y el resto del diestro equipo profesional el espectáculo Actos indecentes. Los tres juicios de Oscar Wilde, basado en la obra homónima de Moisés Kaufman, el cual montó, al alimón, con el mismo autor, y actualmente hace temporada en el teatro Escena 8.
-¿Qué está estudiando y dónde?
-Estoy haciendo una maestría en dirección de teatro en la Universidad de Columbia, en Manhattan. Era algo que estaba pendiente y creo que me llegó la hora de hacerlo.
-¿Qué pasó con Palo de Agua?
-¡Sigue en pie! Nada ha cambiado, es más ahora estamos empezando uno de nuestros proyectos más emocionantes.Estamos iniciando una escuela de teatro, donde Javier Vidal va a estar a la cabeza. En una semana haremos el anuncio con más detalles.
-¿Esos estudios no le permitirán hacer un montajito en NY o en Caracas?
-¡Por supuesto! Mi compromiso con Venezuela es eterno. En Nueva York justamente estaré participando en el Festival de Venezolanos en NY dirigiendo dos lecturas dramatizadas: una pieza de Kaufman y Los navegaos de Isaac Chocrón. Tenemos planes para que Palo de Agua, nuestra productora, ponga un pie en Estados Unidos pero sin levantar el otro que tenemos en Venezuela.
-¿Trabajará con Kaufman en Nueva York?
-¡Ojala! Moisés Kaufman ha estado muy pendiente de nosotros desde que llegamos. Lo hemos visto varias veces.
-¿Cuál es su balance como artista y cómo ser humano, si se puede separar lo uno de lo otro, en este montaje sobre las vicisitudes que le tocaron vivir y sufrir a Wilde?
- Oscar Wilde, un hombre iluminado para su época, amante de la era griega clásica, cometió lo que Aristóteles llamaría un "harmatia", un error que lo llevaría a su caída. El "error" no fue su homosexualidad sino su arrogancia y descuido durante el primer juicio- sus ganas de ser encantador y no tomarse en serio lo que estaba en juego le costo la vida- por supuesto es triste el hecho que él se tenía que haber tomado más en serio el juicio. También es inconcebible que una sociedad quiera opinar sobre lo que sus miembros hacen o deshacen en la intimidad y entre personas dispuestas. Wilde sufrió la intolerancia de una sociedad y de una época que no lo entendió,y lamentablemente esa ignorancia-intolerancia sigue dentro del pensamiento de muchas comunidades hoy en día, especialmente en toda América y en otros continentes.
-¿Hasta cuándo va el espectáculo y harán giras con el?
-Actos indecentes. Los tres juicios de Oscar Wilde seguirá en cartelera hasta mediados de noviembre. Habremos hecho cuatro meses de temporada con cinco funciones a la semana. Estamos muy orgullosos que este espectáculo haya tenido tan buena recepción por parte del público caraqueño. Hasta ahora no podemos anunciar giras al interior del país.
-Además de su reciente matrimonio, que ya es un tremendo compromiso, ¿usted seguirá comprometido con el teatro venezolano?
-Venezuela es mi país y es el centro de mi atención. Es el compromiso artístico más grande que tengo. Precisamente por ese compromiso es que me estoy preparando aún más para seguir asumiendo retos y seguir poniendo mi granito de arena para la creación de un nuevo movimiento teatral en el país con un lenguaje propio.

sábado, septiembre 18, 2010

Otra juventud infeliz

Para festejar diplomas y medallas, además de cerrar tan crucial capitulo de sus vidas, una hembra y siete varones bachilleres se reúnen en una playa donde afloran sus ambiciones momentáneas y también las futuras que han de vivir en las décadas venideras del siglo XXI. Todos, recién graduados en el liceo “Símbolos Patrios” de Río Guarura, municipio Guaricongo, del litoral central de Venezuela, son protagonistas de la excelente pieza teatral Promoción honor a mis padres, de Elio Palencia (Maracay, 1963), bien puesta en escena y pulcramente producida por Ruffino Dorta y el grupo Rajatabla, respectivamente.
Esos ocho bachilleres, calcados por Palencia, sí tienen idea de lo que se les viene encima al elegir una carrera profesional o un trabajo. Comprenden que el país vive un agudo proceso de cambios políticos y sociales, que la crisis económica y la miseria no dejan dormir en paz ni a sus progenitores, ni a ellos mismos, y que frustran todas las expectativas posibles, además de cundir la discriminación ética y sexual. Reconocen que deben luchar para defender sus ilusiones, pero las "no posibilidades" los encierran en una terrible apatía y esta será su ruina, una muerte anticipada para algunos.
Es por eso que esos bachilleres criollos han escogido ese día, precisamente, para bailar desenfrenadamente con los tambores que celebran a San Juan, porque son risueños y repletos de bullentes hormonas. Se dedican a jugar, bailar, echarse bromas, beber hasta perder la razón y se ayudan además con sus pitos de marihuana.
Pero no todos esos muchachos están escapando a sus dramas existenciales o posponiendo cruciales decisiones. Ella, Oneida Rebolledo, está ahí porque necesita abortar, pide que la ayuden económicamente para no correr riesgos, pero como nadie colabora, al final ella misma lo hace con un gancho de colgar ropa… y el mar engulle la víctima del crimen. Hay otro, el homosexual Yobani, quien pretende concretar una relación duradera con uno de sus compañeros, pero Tista se burla y es su perdición porque hacen público lo que creía que era su secreto: se prostituyo, por drogas, al pederasta alemán, dueño de unas cabañas en Choroní. ¡El homofóbico era una loca de postín y no lo sabía!
Esos tres personajes desencadenan un brutal conflicto de culpas propias y ajenas que hunde el festejo de todos y culmina con la muerte por ahogamiento de uno de ellos, el más puro e inocente del grupo, Juan.
Al final, por un salto temporal, la que se salva o llega a puerto seguro, es Oneida Rebolledo. Se hace médica y pare un hijo, programado y amado, a quien bautiza como Juan, en memoria del amigo malogrado.
¿Qué ha hecho Elio Palencia? Intenta, y lo consigue, de principio a fin, no sólo dibujar, sino también reflejar el grito desesperado de una juventud en su intento por desatar cadenas, recorrer caminos y encontrar o fabricar la luz necesaria para desprender en alientos repletos de sabor, de olor a tierra y tambor, sus "mil golpes de esperanza".
La temática y su argumentación, la estructura y la composición de los personajes y el peculiar trabajo con el lenguaje juvenil y contemporáneo –el fonema marico ingresa definitivamente al léxico teatral como otra palabra coloquial- nos asegura que Promoción honor a mis padres es el gran obra de esta década, precisamente ahora cuando piden, a los dramaturgos venezolanos, un texto humanista y de invención, aunque sea con recursos sintéticos en el espectáculo, como recomienda el novelista José Balza.
Montaje y actores
Sin puesta en escena y sin comediantes no hay espectáculo. Aquí se logra, con creces, gracias al director Ruffino Dorta que devoró la pieza y la hizo acción y carne viva en el escenario: una especie de cuadrilátero, de ocho por ocho, una playa que desnuda personajes y los muestra por dentro y por fuera. Inteligente solución a las propuestas del texto y muy sabio su trabajo con los actores, a quienes dejó trabajar con memorias emotivas y los condujo con precisión para los efectos escénicos. Una dirección ejemplar con un texto que así lo exigía.
Estos actores quedarán marcados por la veracidad de sus personajes, difícilmente otros podrán encarnarlos mejor. Los hicieron sus sombras. Juan Franco y Peter crearon a un Yobani antológico, caracterización en la cual se turnan mientras que Abilio sorprende con su Tista, al tiempo que Ángel se proyecta como el característico que se quisiera la televisión. Miosothis Pineda es la gran revelación, la mujer vencedora y reivindicadora, la madre. Los otros cumplen con dignidad, como también lo hacen los músicos, especialmente el cantante Ernesto Campos.
Si el montaje rajatablino Tu país está feliz (1971) marcó a una generación del siglo XX, Promoción honor a mis padres hace lo mismo en esta centuria.
Sustantivo o adjetivo
En Promoción honor a mis padres de Elio Palencia, cabe puntualizar que el fonema marico, el cual es utilizado reiteradamente por sus personajes, si se usa como sustantivo alude al varón que siente atracción sexual por otro varón, o sea un homosexual; pero si se aplica como adjetivo puede significar desde cobarde, pusilánime, miedoso, medroso, timorato, temeroso, o, también, valiente, temeroso, corajudo, intrépido, audaz, osado y hasta bizarro.
En el espectáculo creado por Ruffino Dorta, el término marico se usa más bien como muletilla en los diálogos para reiterar o acentuar algo en especial. Y eso puede significar una gravísima pobreza de lenguaje de los personajes, pero en ocasiones lo lanzan como violento sustantivo o cariñoso sinónimo o inverosímil antónimo.
El dramaturgo reconoce que le interesa capturar ese lenguaje juvenil contemporáneo y teatralizarlo, porque independientemente del nivel socio-económico e incluso cultural, las palabras marico y guebón se han convertido en apelativos tan comunes en este país. “Tal fenómeno lingüístico lo considero susceptible de estudio sociológico y sicológico, pues el lenguaje es pensamiento, y en este sentido: ¿qué aspectos conscientes e inconscientes están funcionando ahí? ¿A qué mapas esenciales, prejuicios, rémoras de conductas, mitos, fantasías o temores, obedece? En este sentido la dramaturgia y el hecho teatral al explorar estéticamente pueden abrir caminos para dilucidar respuestas”.
Soledad de la ingratitud
Nadie puede ignorar que Rajatabla vive la peor etapa de su historia. Tras la muerte de Carlos Giménez (27 de marzo de 1993), su fundador, esteta y líder, la institución comenzó a escorar a estribor y no ha zozobrado por la honesta y admirable tozudez de un madrileño -llegó a los ocho años- y por el apoyo de unos cuantos amigos que han ayudado a mantener a flote la nao. No obstante, al presidente rajatablino Francisco “Paco” Alfaro (recién cumplió 60) le ha sido difícil mantener la calidad estética y la capacidad de convocatoria de público, pero ha avanzado con los pocos que lo siguieron, ya que muchos aliados desertaron por razones o sinrazones. A pesar de la soledad de la ingratitud, Rajatabla durante los últimos 17 años ha producido 56 espectáculos, realizado varias giras al interior y al exterior, además de entregar 12 promociones del Taller Nacional de Teatro, la escuelita que Giménez fundó, donde han formado unos 240 intérpretes, muchos de los cuales ya destacan. También, “Paco” ha organizado otra muestra de teatro venezolano, tras un concurso para seleccionar siete piezas. Nosotras (Marisabel Dávila Lobo), Promoción honor a mis padres (Elio Palencia), Mi reino por un sueño (José Antonio Barrios), Yo soy John Lennon (Paúl Salazar), Agridulce (Glener Morales), El robo de la arrobita (Carmen García Vilar) y El más mejor (Roberto Azuaje), son las obras que mostrará hasta el 28 de febrero de 2011. Queda por redefinirse la presencia legal de la institución en el edificio que ocupó durante los últimos 37 años, el cual ahora pertenece a Unearte.
Ficha artística
Obra: Promoción honor a mis padres. Autor: Elio Palencia. Elenco: Miosothis Pineda, Jean Franco de Marchi, Peter Kutlesa, Abilio Torres, Ángel Pájaro, Aquiles Díaz, Slavko Sorman y Heriberto Garcés, acompañados de los músicos Roger Ramírez , Sahara Álvarez, Jerry Heredia, María Alejandra Tellis y Ernesto Campos. Iluminación: David Blanco. Música: Roger Ramírez. Producción: Gerardo Luongo y Francisco Alfaro. Vestuario, escenografía y dirección general: Ruffino Dorta.

Elba Escobar a los 55

Las seis salas de Unearte y Celarg, además de la sede de la Compañía Nacional de Teatro en el Foro Libertador, y otros siete espacios privados, constituyen, en estos momentos, las alternativas caraqueñas de los teatreros para presentar espectáculos durante los fines de semana, los cuales pueden pasar de 30 funciones, aptas para adultos y niños.
Cuando se reactiven las temporadas del teatro Alberto de Paz y Mateos y las dos salas de la Casa del Artista, habrá más oportunidades para los artistas locales o los procedentes del interior de la República. Y si los teatros Nacional y Municipal, son programados más para la comunidad, pues, la agenda crecería notablemente.
Sí hay suficientes eventos teatrales y dancísticos para mostrar, gratis o cobrando entrada, sin desechar las asombrosas manifestaciones folclóricas que deben ser vistas por los capitalinos y las cuales, por ahora, pueden ponderarse en jornadas dominicales y al aire libre en el Paseo Los Próceres, gracias a un acuerdo entre la Vicepresidencia de la República y el Centro de la Diversidad Cultural, fundación adscrita al Ministerio del Poder Popular para la Cultura.
No obstante, a pesar de esos datos estadísticos sobre la oferta y la demanda del Show Business criollo, la crisis del espacio teatral no está resuelta y los teatristas insisten en acondicionar discotecas, bares y restaurantes para exhibir montajes “livianos”, acompañados de bebidas y comidas. En síntesis: el café concierto también es un filón para la subsistencia artística y una oportunidad para entretener al público. Se hace en Buenos Aires, donde no hay menos de 100 salas teatrales funcionando, y ha dado óptimos resultados.
Y aquí en Caracas también hay incipientes iniciativas similares, como el caso del Teatro Bar, un semisótano para rockeros que, desde el año pasado, alberga al espectáculo A 2,50 la cubalibre de Ibrahim Guerra, mientras el restaurante Capital Jazz & Bistró, en el mall fashion Tolón, ha planificado una muestra de “Monólogos de mujeres de cierta edad”, dirigidos por Luis Fernández. Ahí ya debutó Elba Escobar con su unipersonal Ni doña ni doñita y están programadas, entre otras: Mirtha Pérez con La segundísima, creado por Luis Fernández, basado en como fue que ella le quitó el marido (Eduardo Serrano) a Carmen Julia Álvarez y luego como se lo arrebataron a ella; Cuentos privados lo inventó Tania Sarabia, basado en como a ella, por ser una comediante que siempre bromea, no le creían que estaba enferma de cáncer de seno, hasta que finalmente se sinceró con su público y hablo de su triste realidad en aquel momento, lo que a ve como una victoria, gracias a la cura, en la que tuvo mucho que ver el humor;y Mimí Lazo se exhibirá con A mi gordo no me lo quita nadie, la típica guardia que le montan las mujeres a sus esposos y parejas, por estar constantemente en vigilia para evitar que “las cuaimas quita maridos” los roben, tal como se lo escribió Luis Fernández.
A Elba Escobar, primerísima actriz, además de ser culta, la conocimos cuando era titiritera, estudiaba en el Pedagógico de Caracas y además debutaba en el teatro con el montaje que hizo Antonio Costante de El jardín de los cerezos, de Anton Chejov. Ahora la hemos visto, bien montada en sus tacones, empantalonada y con blusa florecida, mientras confesaba que tiene 55 años, “bien vividos, bien bailados y correctamente disfrutados”. Su show, una performance para la cual usa acartonadas “chuletas”, rotulada Ni doña ni doñita, que es el titulo de su segundo libro. Ahí, ella, sin pelos y otras señales, porque se depila, revela como hizo para transformar su compleja etapa de la menopausia en experiencia didáctica y hasta sensual.
Ni doña ni doñita es un espectáculo muy divertido para las mujeres porque habla de lo suyo, de sus intimidades, y para los varones resulta aleccionador, además de entretenido. Es difícil no reírse de las ocurrencias de esa gran mujer que además es gran comediante, la ex titiritera Elba.


jueves, septiembre 16, 2010

Teatro erótico en Caracas

El teatro ha sido siempre el arte de ilusionar y el desnudo humano forma también parte de esa ilusión, como pudieran formar parte Dios o los dioses, enseñan los teóricos argentinos. Sin embargo, el teatro venezolano, con sus cuatro largas centurias de su crispada historia, comenzó a mostrar actores y actrices totalmente desnudos a mediados de la segunda mitad del siglo XX por exigencias del libreto o el guión.
Y eso se aplaudió, o repudió, porque algunos empresarios caraqueños no quisieron quedarse atrás con las modas que venían de Nueva York, París, Londres o el nostálgico Madrid. Por afanes crematísticos, no exentos de curiosidad intelectual, compraron, a lo largo de la década de los ochenta, los derechos para exhibir aquí, en el teatro Los Cedros, las adaptaciones de las estadounidenses ¡Oh Calcuta! de Kenett Tyman y Camisetas, de Patrick Sheridan, libérrima versión que firmó Miguel Ponce, y la argentina Lección de anatomía de Carlos Mathus, en el Teatro Las Palmas.
Mientras tanto, en los cerebros de los autores criollos estaban germinando dos piezas, lo cual se constató en el siglo XXI. Eso ocurrió a finales de los años 2005 y 2009 con los espectáculos ¡Oh, Caracas!, musical con textos de Armando Sequera, Javier Vidal, Atamaica Nazoa, José Gabriel Núñez, Johnny Gavloski, Rubén Monasterios y Carlos Omobono y Al natural, la opera prima de José Vicente Díaz Rojas.
Erotismo escénico
¡Oh, Caracas! era un aceptable montaje visual y cultural, para reír y a veces, como consecuencia de la calidad de la pieza literaria y su desarrollo escénico, permitía que la sangre hirviera y organizara una revolución al sur del ombligo, ya que esa es la prueba única de que lo exhibido o escuchado logra sacar de su ligero sueño a la imaginación, sin la cual el sexo no es más que una mera reacción animal o fisiológica.
¡Oh, Caracas! tenía suficiente erotismo, no sólo verbal sino también visual, para que la mente de los espectadores planificara o buscara con quién desahogarse. Los desnudos, discretos y nada agresivos era el justo ingrediente para que el espectáculo fuera placentero.
Estas obras venezolanas, permitieron comprobar las dificultades de nuestros dramaturgos para componer sketchs o minipiezas con dosis eróticas, pues tienen que superar los atavismos judeocristianos de sus basamentos culturales, ya que no son sajones ni nórdicos. Subrayamos esto porque el erotismo exhibido es light y recargado, inocentemente diríamos nosotros, de misoginia y homofobia, de chistes y/o situaciones que buscan la risa fácil del público, pero nunca una reflexión profunda sobre algo tan básico en la vida de los seres humanos como son el erotismo y sexo. Un texto erótico para el siglo XXI tiene que tener algo novedoso u original y llevar un equilibrio entre la información de las conductas sexuales y los juegos o escarceos amorosos o románticos, dejando por fuera lo obvio y lo vulgar.
También destacamos que en su larga historia, el teatro venezolano, mejor dicho, los productores y los artistas, no había trabajado con eróticas revistas musicales, salvo unos shows mínimos en bares o discotecas o los socorridos montajes exhibidos por la televisión, desprovistos de maldad, por supuesto.
Las dos perlas
Hasta ahora, pues, lo más visto del teatro erótico criollo, han sido ¡Oh, Caracas! y Al natural. La primera dejó pingües ganancias y estuvo seis meses, entre diciembre de 2005 y mayo de 2006, en la sala Anna Julia Rojas.Y la segunda se quedó también seis meses en las carteleras de Teatrex y Escena 8 y, por si fuera poco, compraron los derechos en Colombia y ahora se muestra en Bogota hasta finales de agosto. ¡Oh, Caracas! fue producida por Esteban Trapiello, el empresario que en los años ochenta hiciera posible ¡Oh Calcuta!, dirigida por Daniel Clavero y protagonizada por Rodolfo Drago, el mismo que en el 2005 y 2006 se encargó de coordinar a la pieza de los siete autores venezolanos. Al natural, dirigida por José “Pepe” Domínguez, se mostró durante la Navidad del 2009 en la sala Escena 8 y se despidió de Caracas, por ahora. La opera prima de Vicente Díaz Rojas aborda con irreverencia y en clave de comedia de enredos, el polémico tema del nudismo y la complicada relación del ser humano con su cuerpo sin ropas. Ahí los hermanos Alí y Renato tienen ideas opuestas sobre el destino que se le debe dar a un caserón que heredaron de su padre, situado en la paradisíaca Playa Cristal. En el lugar coinciden los más variados e insólitos personajes; pero todos deben cumplir una condición: despojarse totalmente de sus trajes o vestidos para poder entrar. Este requisito pondrá a prueba los valores y prejuicios de cada uno de los involucrados. Equívocos y sorpresas matizan la entretenida historia. Para crear esta obra, tanto el autor como el elenco y el director investigaron sobre la disciplina del nudismo-naturismo, lo cual otorga veracidad a la divertida puesta en escena.
La posmodernidad
El teatro de Occidente cuando se inventó, hace por lo menos cuatro mil años , no se hizo para desnudar a los actores, al menos así ocurrió en la Grecia antigua, aunque la exhibición al natural del cuerpo era cosa frecuente en diversos rituales. Es durante la decadencia del imperio romano que se le aceptó sin ambages en las comedias atelanas. La desnudez actoral fue proscrita durante el Medioevo y la Modernidad. Antes de 1967 o 68, no era “teatral” y “de buen gusto” que se mostraran desnudos a los actores y actrices, hasta que unos estudiantes de la Universidad de Yale se atrevieron con la revista musical Hair (1967) para desafiar al puritano ambiente estadounidense e imponer así el teatro de la posmodernidad, como opina Francisco Nieva. Llegó ¡Oh Calcuta! (1976) y desde entonces el teatro occidental no ha cesado de exhibir desnudos en obras, de mayor o menor entidad significativa. “Lo pide el guión”, comenzó a decirse en los primeros tiempos de “destape” en la España de la transición.

Teatro internacional en Caracas y Oriente

Regresa a la patria para intervenir en los festivales internacionales de Oriente y de Caracas, los cuales organizan Kiddio España y Julio Bouley bajo los auspicios del Ministerio Popular de la Cultura. Es Luis “Wicho” Garván y su grupo El Globo Teatro quienes presentarán la exitosa pieza Chat, del también venezolano Gustavo Ott, la cual estrenaron en Madrid, recientemente.
Elenco y agenda
A Luis “Wicho” Garván lo acompañan: Germán Varone, Luciana Conti, Cecilia Murillo, Lisandro Caligaris, Javier Garban, Ana Castellanos y Gaia Vezzosi. La tropa de El Globo Teatro.
Las funciones están programadas así: Teatro Simón Bolívar en Margarita (16 y 17 octubre). Festival de Oriente en Barcelona (20 y 21 octubre). Casa de la Cultura en Maturín (22 octubre). Teatro Alfredo Sadel en Cantaura (23 octubre). Centro Cultural Español en El Tigre (24 octubre). Teatro Ateneo de Maracay (29 y 30 octubre) y Valencia (31 de octubre). Inauguran el Festival Escena Internacional Caracas 2010 del 4 al 7 de Noviembre.
Media vida afuera
“Wicho” informa que salió de Venezuela en 1989 con una beca para estudiar en Italia y de eso hace 20 años ya. “El Globo Teatro se funda en 1995. Llevo un poco menos de la mitad de mi vida fuera, bregando y haciendo el teatro que siempre soñé hacer. Creo que he conseguido mi camino en el teatro, mi forma de hacer, concebir de una manera propia y que eso sea una característica que distinga a El Globo Teatro. Hacemos un teatro de interés social, contemporáneo y de discursos arriesgados en el fondo y en la forma. Un teatro de texto que prioriza sobre el trabajo del actor, pero también un teatro completo, que explora sobre todas las herramientas semióticas que te ofrece este arte, así como con la puesta en escena, que siendo fiel a la naturaleza del drama, debe ser concebida con un riguroso carácter estético que atrape también desde la poética y la belleza. Poesía hecha carne, como dijera Lorca
“Siempre he pensado, como director, que se debe hacer teatro de arte, teatro espectáculo y a la vez conseguir que tus actores realicen un trabajo actoral creativo, emotivo, de búsqueda constante. Al menos esa debe ser la energía que nos impulsa hacia ese objetivo. Esto es lo maravilloso. Saber que cuentas con un equipo que dará todo por su oficio, porque está enamorado, abducido por la magia del teatro. Al menos esa es la misión, mi reto constante como director. Aunque no en todas las ocasiones es todo tan maravilloso como uno lo cuenta”.
-¿Cómo llegó esa pieza de Ott a sus manos?
-Siempre que voy hacer un montaje, me tomo un tiempo para leer muchas obras. Siempre giran en mi cabeza diversas ideas de lo que me gustaría hacer y no solo de lo que me gustaría, sino también de lo debería hacer El Globo Teatro. En ese proceso cayó Chat en mis manos. En la primera lectura me sentí atraído por su temática y su complejidad escénica. Intuía que había mucho drama, mucha sinceridad en las historias de estás víctimas. Como en todos los textos bien escritos que uno lee, me identifiqué con la obra desde el primer momento, me enamoró y caí en su red. Chat es una tragedia contemporánea maravillosa. Son historias reales conocidas por todos y de aplastante actualidad, tanto, que son hechos que se suceden todos los días de forma virtual y real, pero… está compuesta y concebida literariamente dentro de una estructura con muchos cambios espaciales y temporales. Una obra de estilo y tremendamente complicada, pero maravillosa de hacer. Un reto para cualquier director y cualquier actor. Chat es uno de esos textos donde no hay términos medios, o haces una cagada o te montas una tremenda obra, pero no se permite la mediocridad escénica. Esa es la grandeza de este texto de Ott. Bueno él la llama su hija predilecta. Yo la llamo mi joyita adorada.
-¿Cómo fue el proceso de montaje?
-Como en todos los procesos de El Globo Teatro, la primera pauta es enamorar a los actores y que estos se enamoren incondicionalmente del proyecto, a partir de allí, ya tienes un buen trecho ganado. Sabemos que el texto dramático no es teatro, es literatura y se convierte en teatro cuando se realiza, cuando se hace carne y cobra vida escénica. No solemos estar mucho tiempo de lecturas, sólo lo suficiente para que los actores descifren toda la información posible del texto y de su personaje. Quien es, que quiere, que siente, cuales son sus objetivos, circunstancias y conflictos, hasta definir una entidad dramática que se relaciona con otras vidas de la historia y que tiene su fin dentro de la globalidad de la historia que se cuenta.
Acto de amor
“Después de este proceso que no debe durar más de 12 sesiones largas de lecturas, comenzamos a trasladar toda esa información al cuerpo del actor en el proceso de ensayos. Es la práctica escénica, desde lo físico, desde donde debe apuntalarse la búsqueda. El lenguaje del cuerpo, la voz, el movimiento, cómo se siente y que energía lo mueve, como se comporta... Todos estos elementos son esenciales para definir el carácter y construir el personaje. Lo que se llama análisis activo del personaje. Es lo que rescatamos del método de Stanislavski y lo único que nos interesa, lo demás es bazofia y pura paja mental. Para los actores fue un trabajo durísimo, se tuvieron que comer sesiones de diez y doce horas en pleno invierno. Tenían que desprenderse de ellos mismos, alejarse para poder entrar en la vida de los personajes y sus misterios. Todos los actores hacen varios personajes y el reto era diferenciarlos al máximo, componer desde adentro, desde las emociones cada uno de ellos, y para esto se necesita mucha entrega y amor por lo que se hace. Un trabajo de mucha entrega, sinceridad, verosimilitud y la convicción absoluta de que la prioridad es la empatía con el espectador, conmover, conmover y conmover. Como decía Giménez: el teatro es un acto de amor”.
-¿Cuándo se estrenó y que pasó con el público y la crítica?
-Chat se estrenó en Madrid el 23 de febrero del 2010. El público quedaba muy tocado con la obra, mucha tensión en el patio de butacas también, pero salía encantado, agradecido de ver buen teatro. Las críticas en general son muy buenas. Debo decir que Chat entra a formar parte de esos espectáculos que me han dejado mucho, quizá sea uno de mis más queridos trabajos realizados. Pero bueno…nunca se sabe, a lo mejor en Venezuela no guste.Pero independientemente de que guste o no, Chat no te dejará impasible y eso es lo verdaderamente importante. No se hace teatro para que le guste a todo el mundo. Eso sería aburridísimo.
-¿Cuál es su lectura o su visión del montaje?
-Desde su fundación, El Globo Teatro, en la mayoría de ocasiones, ha trabajado sobre ideas propias escritas por autores invitados o versiones de grandes textos, una formula que nos a dado grandes resultados. Esa ha sido la dinámica, pero en el caso de Chat decidimos hacer la obra íntegra, tal cual la escribió Ott. Primero que nada sacamos como conclusión que había que hacer un teatro estrictamente realista en su discurso actoral, con mucha verdad, muy shakesperiano, sin cartones, ni artilugios. Verdad al desnudo, carne y razón que desvelan lo más profundo de los sentimientos humanos. Se trata de personas corrientes, mujeres y hombres normales envueltos en situaciones trágicas, donde todos los personajes acaban destruidos.
“Es una tragedia y para conseguir esa energía, esa fuerza dramática del espejo de la tragedia había que actuarla al límite entre la realidad desesperada del drama, de la ficción y la naturaleza humana de la vida real, conseguir momentos de enajenación muy consiente, muy controlado, inducidos por el trabajo. En este sentido, Chat se convierte en un nuevo elemento de búsqueda, un nuevo reto que se debe traducir en un gran salto adelante en las capacidades expresivas e interpretativas de El Globo”.
“Por otro lado en nuestra obra todo sucede dentro de la Red, los personajes no están en sus casas, no, están dentro de la Red. Navegan a la vista de otros navegantes, se cruzan, se encuentran, se chocan y se comunican por Internet y la Red nos trasmite en directo y virtualmente todos esos acontecimientos donde sus protagonistas nos muestran una parte de lo que somos capaces de hacer, seducidos por la idea de trascender. Chat es una obra tan actual que parece virtual, toca temas y personajes inspirados en la vida real, casos que siguen conmocionando al mundo, dramas que el público conoce y teme. Entonces hay que tocarle esa fibra y para eso hay que estar al límite de la vivencia de la tragedia y de la ficción. Nuestro discurso se introduce en las entrañas de la bestia, estamos dentro de la Red. Cámaras en directo muestran imágenes de una lágrima de la víctima en el cuerpo prestado del actor, nos muestran en detalle el gesto del rostro henchido de ilusión que el espectador mira como testigo silencioso sin saber si está justo aquí, en el teatro o como quien fisgonea por la ventana de su ordenador”.
“Nos introducimos en las nuevas tecnologías de la imagen como herramienta semiótica del discurso escénico, que refuerza la idea global, es el ojo de la bestia que observa y trasmite la información en gigante, deformada como la tragedia. La acción sucede en el escenario a la vez que en la pantalla, y estos elementos forman parte de la poética del montaje también, intentando hacer la tragedia más palmaria, atractiva y digerible al espectador, sin concesiones complacientes desde luego. Utilizamos la imagen para acercarle al espectador ese gesto que en la distancia no se percibe, como quien está mirando a través de un microscopio. Eso es un reto para el actor también. Llegar a la esencia física y emotiva del drama para producir reacciones en el patio de butacas, introducir al público dentro de esa angustia de las almas que conviven en el Chat”.
-¿Qué se puede hacer para controlar a ese monstruo de la Web ?
-La Red es una puerta abierta al mundo y al conocimiento, pero también nos ofrece acceso directo a los rincones más oscuros del ser humano, sin salir siquiera de nuestra casa. Con un simple movimiento del ratón tenemos todo a nuestro alcance y con otro podemos perderlo todo. Internet es el reflejo de una sociedad invadida hasta la intimidad más oscura y secreta soledad. Creo que Internet es la herramienta comunicativa más plural y democrática que existe, por tanto debe seguir existiendo por el bien de la humanidad. El control lo deben ejercer sus usuarios, procurando un uso responsable. Depende de nosotros hacer de su uso una ventaja para el conocimiento y la información, o un arma de destrucción.
“¿Te imaginas a este mundo de injusticias, de mentiras mediáticas, de manipulación de las masas sin Internet? Estaríamos más idiotizados y manipulados de lo que estamos. Gracias a la Red, podemos sacar nuestras propias conclusiones de lo que acontece en la vida política, social, cultural, económica etcétera. Pero como nada es perfecto también nos ofrece mucha mierda y sobre todo mucho engaño y maldad. Depende de nosotros utilizar los filtros adecuados y también limpiarlos de vez en cuando”.
-¿Por qué y para qué vienen a Venezuela?
-La primera vez que estuvimos en Venezuela fue en el marco del desaparecido Festival Internacional de Caracas en 1996. Apenas teníamos un añito de fundados y asumimos el reto. Posteriormente en 2002 estuvimos en el Festival Internacional de Teatro de Valencia y el Festival de Oriente en Barcelona. Ahora, después de 8 años sin actuar en mi país vuelvo con Chat al Festival Internacional de Oriente y al Festival Escena Internacional Caracas 2010, además de una extensa gira por 8 ciudades venezolanas entre octubre y noviembre. ¿Por qué? Es curioso, desde hace ya unos cinco años estoy muy relacionado con Venezuela y todo lo que allí acontece. No se, es como al revés, mientras más tiempo pasa más cercano me siento a mi tierra. He estado haciendo talleres en mi región, Anzoátegui, he estado trabajando encerrado durante tres meses en la selva, colaborando con la comunidad indígena Pemón en Canaima, proponiendo ideas, proyectos o sea que me siento muy cercano a mi gente. Estoy muy feliz de mostrar este trabajo, gracias al apoyo de mis colegas en Margarita, Barcelona, Maturín, Cantaura, El Tigre, Maracay, Valencia, Caracas. Es bueno saber que allí hay gente amiga, colegas que te aprecian y respetan mi trabajo y también muchos que no te desean cosas buenas jejejeje, pero eso me tiene sin cuidado.
-¿Qué planes tienen con la obra?
-Por ahora centrarnos en esta gira maravillosa por mi Venezuela querida. Posteriormente estaremos trabajando por una gira a Roma, Turín y Praga. Festival de El Cairo en Egipto, Argentina y Brasil. Ese es nuestro futuro internacional para 2011 si la crisis nos lo permite.
-¿Que otro texto esta avizorando para subirlo a escena?
-Ufff. Tengo en mi cabeza muchas cosas, desde un Fausto, La Tempestad, pero también estoy pensando en una obra que se ha hecho en Venezuela, una idea de Carlos Giménez y que dejó en manos del Centro de Directores, creo que se llamó Fango negro. Esa idea surgió en mi estancia en Rajatabla y fue un texto que mando hacer Carlos y se lo cedió a Daniel Uribe. Nosotros tomaríamos la idea primogénita de Carlos Giménez. Rescribiríamos un nuevo texto basado en esa idea, pero no está nada claro aun. Por otro lado hay por allí una invitación para dirigir en Venezuela un nuevo texto inédito de un autor venezolano de mucho prestigio, pero no voy hablar de eso porque tampoco es una formalidad, es un texto que ya he leído y me parece excelente y muy atractivo para mí. Por ahora toda mi energía está centrada en Chat. No hacemos teatro como quien hace churros. Hacemos una obra por año y si la obra tiene muchos compromisos a veces hasta un año y medio después de la anterior. Así que con calma y a disfrutar de esta que tenemos en repertorio y si es en Venezuela, mejor. Esta gira es una realidad gracias también al aporte de la Conserjería de Cultura de la Embajada de España en Venezuela y la Agencia Española de Cooperación Internacional y Ayuda al Desarrollo. Y a la invitación de Kiddio España y Julio Bouley del IAEM

sábado, septiembre 11, 2010

Perrault 2010

Además de ser un valioso y aguerrido periodista independiente, dedicado a la promoción de eventos por intermedio de la Web 2.0, es actor y productor de espectáculos. También anhela destacarse en lides dramatúrgicas y, por si fuera poco, incursiona como sólido guionista en la radio y la televisión. En síntesis, este Carlos Roa Viana (Caracas,1966), amante incondicional de las artes escénicas, ahora podrá ver y disfrutar en la sala Luisela Díaz su más reciente pieza para espectadores de todas las edades, La fea despierta, bien puesta en escena por Gerardo Blanco López, con la fina producción del grupo Bagazos y gracias al plausible respaldo actoral de Francis Romero y Gustavo González, apoyados por el talento de Erika Santiago, Geisy Rojas, Blanca Izaguirre, Rosana Mottola, María Fernanda Esparza, Carlos Manuel Neira, Luis Andrés Figueroa y Cipriano Castro Flores.
Partiendo de la popular leyenda europea La bella durmiente, la cual Charles Perrault transformó (1697), Roa Viana logra construir una saga teatral invirtiendo las circunstancias y características originales del cuento: ¿Y si fuera fea? ¿Y si sufriera de insomnio? De esta manera se originan nuevas y entretenidas situaciones que sorprenden a niños, niñas y padres o madres, o sea a la familia. ¡Bravo esa!
La fea despierta plasma a los multimillonarios Selenia y Sofronio quienes esperan con emoción el nacimiento de su primera hija; pero se quedan mudos cuando ven que la bebita es “requete fea” y, para colmo, la bruja Porfiada, ofendida porque no la invitaron al bautizo, le lanza un hechizo para que duerma 100 años, pero se equivoca con la abracadante formula y le genera insomnio crónico. Sus alocadas madrinas Jacinta, Leandra y Filomena tampoco ayudan mucho…pero como de teatro se trata todo tiene una solución y colorín colorao la fea crece y se transforma en bonita damisela y puede dormir, además de lo otro, en su noche de bodas, con su príncipe soñado.
El director Blanco López “mete mano al texto” y con la complicidad del autor y las plausibles versatilidades del elenco logra un montaje musical, ayudado por Daniel Atilano, con unos cuantos bailecitos, canciones sencillas y pegajosas, sin excederse por supuesto. Nosotros no somos asiduos al mal llamado “teatro infantil”, porque nuestro niño interno se “voló” hace décadas, pero ya no es así: regresó y hemos disfrutado y hasta degustado la moraleja que, de antemano, nos glosó el director: “Somos, los seres humanos sensatos, lo que sembramos dentro de nosotros, porque la verdadera belleza está en nuestro interior”.
La fea despierta es una aleccionadora comedia musical con buena predica de vida, la cual demuestra el talento de Carlos Roa Viana para la literatura dramática y revela que sí contó con buenos consejeros, como su mamá María Mercedes Viana y el feliz Julio César Mármol, a quienes dedicó la pieza. Ahora se espera que entregue un texto totalmente original para reiterar su pasión por el arte de calidad. ¡Larga es la cuesta…pero no inalcanzable!

Mariela Romero regresa a Caracas

La fecunda autora teatral y de guiones televisivos, en compañía de uno de sus más famosos personajes escénicos, retornan a Caracas. Mariela Romero cierra temporalmente su casa en Miami porque con el italiano, importado y conspicuo chulo o caballero de compañía, han dado citas, a partir del próximo viernes 17 en el Centro Comercial Paseo Las Mercedes, después de las ocho de la noche.Ella se reunirá con sus amistades y el curioso público, mientras que él ira a los camerinos porque, como de teatro se trata, ahí lo esperan para subir el telón y darle vida a la desopilante comedia Esperando al italiano, la cual ahora será puesta en escena y producida por Tulio Cavalli y Rolando Padilla, y representada con el apoyo de las actrices Caridad Canelón, Carolina Perpetuo, Dora Mazzone, Marisol Matheus y el intérprete Hernán Marcano.
Una especial fiesta donde un grupito de amigas entrañables rememoran su pasado y esperan al hombre que les traerá unas semanas de pasión a sus vidas: un amante, importado directamente desde la lejana Italia, es la saga de Esperando al italiano. Más allá de la estrujante anécdota donde se recuerdan los avatares de las vidas femeninas en una sociedad machista y falócrata, además de heterosexista, esta aclamada comedia de Mariela Romero, es, según palabras del dramaturgo Isaac Chocrón (Maracay, 25 de septiembre de 1930), “un himno a la amistad” que nos invita a reflexionar sobre su sentido y especialmente sobre ese nido de afectos que deviene en la familia no sanguínea, sino la familia elegida.
Esperando al italiano es hoy en día referencia obligada del repertorio nacional y objeto de estudio de destacados profesionales mundialmente reconocidos para su análisis del desempeño del rol femenino en la sociedad latinoamericana contemporánea.
Orígenes
Mariela Romero, desde Miami, nos cuenta que Esperando al italiano nació como han nacido todas “mis obras, de fragmentos de vivencias y recuerdos, de imágenes robadas aquí y allá, de una necesidad imperiosa de decir cosas a través de personajes inventados, pero que al mismo tiempo, son tan reales una vez que suben al escenario y toman vida. Es la magia de la vida teatral”.
Recuerda que la primera vez que Caracas vio “al misterioso chulo italiano” fue cuando se montó en el Teatro Alberto de Paz y Mateos, allá por los años 1988 y la dirigió Armando Gota. “El elenco estaba integrado por Liliana Durán, Belén Díaz, Estelita del Llano y Malú Orsini, además de Gilberto Pinto Después de una exitosa temporada en el Nuevo Grupo nos mudamos al teatro Las Palmas”, porque, para desgracia de muchos teatreros, el Nuevo Grupo bajó el telón para siempre, precisamente con Esperando al italiano. Recuerda que lloró mucho “cuando hicimos la última función en esa sala donde tantas veces actué cuando era actriz, pero al menos me quedó la satisfacción de haber sido yo quien cerrara la puerta de esa casa cultural, después de varios meses a teatro lleno”.
Reconocimientos
“Marielita”, como se le dice entre sus amigos, advierte que Esperando al italiano le ha dado sorpresas, “como por ejemplo verla publicada en alemán… o verla interpretada por un grupo de teatro universitario en New York, porque el lenguaje de esta obra es tan coloquial y sus referencias tan caraqueñas, que no logro imaginar qué, en la obra, les puede llamar la atención a los teutones o a los gringos. Pero la repercusión más grande que tuvo en mi vida, fue haber alejado de mí muchos fantasmas”.
Aclara que todos “los escritores tenemos influencias foráneas en nuestras obra, los dramaturgos no escapamos a eso. Cuando empecé a escribir se me notaba una clara influencia de Jean Genet o de Tenessee Williams. Con el tiempo me he ido influenciando de mí misma, creo. Al menos yo siento que me parezco a mí, más que nunca, en cada obra que escribo”.
Parto teatral
Reconoce que antes pensaba que “una debía sentarse a escribir diariamente por obligación, porque así es la vida de un escritor. Ya no creo lo mismo. Me siento diariamente a escribir porque vivo de eso gracias a la televisión, pero no quiero escribir teatro obligado, porque sí, porque tenga que producir una obra cada año. El teatro me tiene que nacer o lo tengo que parir, que es lo mismo”.
Éxitos
Ella esta satisfecha con el periplo escénico de sus obras “afortunadamente todas mis piezas han sido representadas, publicadas, traducidas. En ese sentido me siento muy afortunada”. Y agrega que El juego parece ser la consentida de sus obras, “porque es la que más se monta, incluso la hicieron en cine en Argentina como tesis de graduación de una directora. Pero de vez en cuando también me piden los derechos de otras”. Hace una semana, por ejemplo, en New York, le pidieron El vendedor y Nosotros que nos quisimos tanto.
Televisión
Mariela Romero, cuyo nombre legal es Mariela Ibarra Romero y nació hacia 1952 en Caracas, declara que “no paro de escribir para televisión. El año pasado terminé una novela para TVAzteca, de México, así como ISA TKM para Sony, que tuvo gran éxito en Venezuela y ahora estoy escribiendo otra para Nickelodeon las dos últimas para jóvenes. Yo las llamo infanto-juveniles, por calificarlas de alguna manera, pero confieso que me encantan, porque me fascina escribir para jóvenes. Me divierto y le doy rienda suelta a la niña que siempre ha habido en mí, la que se negó a crecer, la que hacía la pequeña Lulú o le pintaba el rostro a los espectadores en El Juego. En cine tengo un proyecto, grande, hermoso e histórico, pero ando en búsqueda de un productor. Y también tengo en mente hacer un Taller de Dramaturgia, pero para eso necesito tiempo libre, que sinceramente no tengo mucho, por eso voy al estreno de mi obra en Caracas y solo estaré un par de días”.
Heroínas y antiheroínas
Más conocida internacionalmente en estos tiempos por sus telenovelas, unas 50, entre adaptaciones y plausibles creaciones, Mariela Romero debutó como autora teatral hacia 1967 con Algo alrededor del espejo, pero es durante 1976 cuando irrumpe con El juego, merecedor de un premio del Ministerio de Justicia. Ahí, precisamente muestra a dos mujeres que para superar miserias existenciales optan por una serie de acciones lúdicas que culminan aparatosamente. Tiene, además Este mudo circo, El juego de los vampiros, El cáncer es curable no lo malgaste, El vendedor y Esperando al italiano, además de El regreso del rey Lear. Pero en todas esas piezas reitera las constantes que la caracterizan: el mundo femenino en lucha contra complejos contextos machistas y los conflictos socioeconómicos donde están envueltas sus heroínas o antiheroínas.
Inteligencia
El teatro nació cuando el hombre decidió contar o explicar experiencias propias o soñadas y tuvo ante sí a sus congéneres para que las escucharan y las imaginaran. Desde entonces es la más auténtica manifestación de la inteligencia humana para transmitir informaciones y sentimientos. Muchos han intentado destruirlo o silenciarlo, pero ha sido imposible y por eso siempre está renaciendo, más fuerte, más agresivo y además más temible. Y tal es su grandeza que se ha transformado o servido de materia o plataforma básica para desarrollar primero el cine y después la televisión, quienes serían sus hijos. ¡Que algunos lo utilicen para el mal es otra cosa!




domingo, septiembre 05, 2010

Un año con "Cubalibre"

No es frecuente que un espectáculo teatral permanezca 12 meses en un escenario de Caracas. Al comenzar el último decenio del siglo XX, José Ignacio Cabrujas y Carlos Giménez denunciaban que el teatro venezolano “se programaba para el fracaso” porque ningún productor hacia cálculos financieros más allá de las 24 funciones, o sea ocho fines de semana. ¡La profesionalización era difícil!
Pero ahora, cuando cierra la primera década de la centuria XXl, las cosas han cambiado notablemente y es por eso que Mimí Lazo y Luis Fernández, además de una veintena de actrices que por ahí han pasado, están festejando el primer año en temporada del montaje A 2,50 la Cubalibre, pieza de Ibrahim Guerra que desde el 3 septiembre de 2009 se exhibe en el Teatro Bar, en la calle Orinoco de Las Mercedes.
A 2,50 la Cubalibre es uno de los más inteligentes y audaces experimentos de las artes escénicas venezolanas, durante las ultimas tres décadas, el cual consiste en recrear un bar dentro un espacio teatral y exhibir, ante unas 150 personas, una noche de parranda con cinco meretrices cuyo apodos radiografían a sus dueñas: La Sabrosa, La Guevona, La Enrollada, Blanca Rosa y La Caimana. Damiselas que atrapan al espectador para hacerlo partícipe de sus respectivos mundos y dejarlo manosear unas existencias cargadas de carencias, miserias, deseos, sueños, amores y desencuentros; todo un sinfín de múltiples frustraciones existenciales.
Es un agresivo acto teatral con cinco monólogos y sus coros, donde desenfadas actrices, acompañándose con música de despecho, encarnan a mesoneras o ficheras que revelan angustias y miserias, nacidas o fomentadas dentro de una sociedad machista y falócrata que exige o permite la prostitución para diversión de sus machos o iniciación de sus padrotes emergentes. ¿El fin justifica los medios?
Guerra estrenó su espectáculo híper realista A 2,50 la Cubalibre en la Sala Rajatabla, durante la temporada de 1981. Un montaje con cinco prostitutas convertidas en objetos de los deseos de espectadores-amantes tarifados, a quienes, a lo largo de unos 60 largos minutos, divierten o entretienen con las evocaciones de sus respectivas nostalgias, y algo más, mientras hacen singulares estreteases psicológicos en el bar El Acuario,
El dramaturgo Guerra revela que su “Cubalibre” tiene connotaciones de diferentes índoles, sobre todo políticas, pero originalmente su obra alude directamente a la indefensión y desamparo en el cual se encuentran las mujeres de su universo teatral. “Yo no pensé en eso cuando se lo puse a mi pieza. En mi época de estudiante de ingeniería en la UCV, durante la década de los sesenta, frecuentaba al Bar Yaracuy, en Los Chaguaramos, para jugar dominó y descargar con mis compañeros. Todos tomábamos cerveza y, a veces, una Cubalibre, un poco más cara, a 2,50 bolívares. Mi pieza es de botiquín y debe representarse en uno de ellos o en un espacio que lo parezca. Todo en ella debe ser propio de ese insólito lugar de esparcimiento etílico. A el acuden hombres y son atendidos por mujeres, quienes, aparte de limpiar mesas y servir los tragos, a veces escuchan de los parroquianos las historias sobre sus mujeres, pero, en otras ocasiones, ellas también hablan de sus hombres, y, sobre todo, de sus hijos. Mi obra encierra ese mundo patético de nuestra realidad latinoamericana, fundamentada en amores frustrados, soledades compartidas y mujeres abandonadas a la suerte de Dios, prisioneras en un mundo, supuestamente, libre”.
Reposición 2009
El montaje de A 2,50 la Cubalibre, en el 2009, fue logrado con la pulcra y cómplice dirección de Luis Fernández y la esmerada producción de Mimí Lazo. Han participado las reconocidas actrices Alba Roversi, Nohely Arteaga, Lourdes Valera, Sonia Villamizar, Rosalinda Serfaty, Mayra Alejandra, Sindy Lazo, Beatriz Valdés, Elaiza Gil, Mirela Mendoza, Erika Santiago y Mimí Lazo, entre otras. Ellas se entregan a encarnar sus hetairas, quienes no temen a la sobreactuación porque nunca alcanzan los límites patéticos de sus personajes. Ellas también son féminas sufren y tanto como sus sosias teatrales, porque son víctimas de la misma sociedad.
Guerra no hace sociología ni cosa parecida; utiliza al teatro para interpretar y revelar una realidad siempre superior a la ficción en ese hipotético bar El Acuario. Su trabajo ha sido poetizar una historia teatral, inspirado en situaciones reales y concretas tan sórdidas que pueden parecer inverosímiles. Román Chalbaud, Rodolfo Santana y hasta Gustavo Ott también abordaron la problemática de las mujeres convertidas en objetos y crearon piezas con éxito de audiencia, porque siempre la temática femenina será atractiva, ya que sin ellas la especie no tendría vida.¡Por supuesto que la condición social mujeril en el siglo XXI y en Venezuela ha evolucionado para su beneficio, pero todavía queda mucha prostitución… y no solo de ellas…lamentablemente la “Cuba libre” ya no se expende a ese precio!
Mas de 20 mil
El teatro sin financiamiento del Estado lo paga el público y es por eso que, como cuenta Luis Fernández, llevan 170 representaciones desde aquel 3 de septiembre, las cuales contabilizan 20 mil espectadores. “Mimí tuvo la genial idea de armar dos elencos muy distintos, pero de muy alto nivel; luego se añadió un tercero. No es una obra fácil para las actrices. El ejercicio escénico de la Cuba libre es muy duro, saca sin duda lo mejor de uno como artista pero también lo peor como ser humano y no es fácil ponerse en contacto con eso, no es algo que uno haga a diario, pero es la única manera de interpretar esta obra. En esta obra, y de allí la genialidad de la propuesta de Guerra, el sexto personaje es el público. Cada noche cambia, reacciona diferente, se emborracha, ríe o sufre a su modo y eso mantiene alerta a todo el elenco porque es algo que sucede cada noche y es irrepetible. La idea es provocar la catarsis colectiva y el público entra en el juego. No es un espectador pasivo, participa y propone y allí, en ese momento, ocurre la obra. Celebramos, el pasado 3 de septiembre, un año ininterrumpido de funciones, el mismo día que estrenamos la obra en Bogotá con elenco colombiano, y aquí en Caracas pretendemos seguir hasta que el público así lo decida”.
Brebaje romántico
Al coctel de ron Bacardí y Coca Cola, además de unas gotas de jugo de limón y del venezolano Amargo de Angostura, con unos cubitos de hielo, lo bautizaron “Cubalibre”, por abierta connotación política de sus creadores (españoles, estadounidenses y cubanos), durante el crispado final del siglo XIX e inicios del atómico XX. Tal refinamiento, para brindar por la paz, por la vida y por el amor, se hizo popular en Venezuela, país abierto a modas foráneas, como el béisbol y el whiskey, y es por ello y muchas cosas más que en bares, o botiquines, especialmente los caraqueños, tal brebaje se expendía a 2,50 bolívares (de los viejos, por supuesto), ante lo cual el dramaturgo Ibrahim Guerra (Caracas, 1944) bautizó como A 2,50 la Cubalibre, su desopilante pieza.

Trilogía romántica ácida

Devolvió el teatro Alberto de Paz y Mateos al Estado, donde permaneció 20 años, tras producir una respetable serie de originales espectáculos y cerrar con la versión literaria y escénica que hizo José Simon Escalona de La divina comedia. ¡Auténtico broche de oro!
Antes de su salida, el grupo Theja (1973) quiso probar suerte o lanzar un globo de ensayo con una trilogía de ácidas comedias, escritas por Escalona, y la primera fue De todo corazón, la cual exhibieron con éxito de público en el Teatro Trasnocho, durante la temporada 2009. Era simple su argumento: los cuarentones El y Ella, antiguos amantes, se citan en la habitación de un hotel, luego de tres lustros de separación u olvido. El (Alfonso Medina) la busca como amiga al saberse traicionado por su ultima esposa, mientras que Ella (Nacarid Escalona) fue abandonada, porque su conyugue la cambió por una joven. El reencuentro está cargado de quejas, reclamos y anhelos de retroceder el tiempo, pero se impone el inexorable presente y ambos se entregan a esa lucha corporal que es el sexo, ayudados por pastillas azules y afectos. Al final, gana el amor y esos seres continuarán viviendo, quizás con deseos de volverse a citar. ¡Un viejo amor ni se olvida, ni se deja, porque nunca dice adiós, como dice la canción!
Y ahora, el Theja, tras desprenderse de varios y valiosos bienes materiales que tenía en el APM, muestra en el Trasnocho su segunda obra: De todos modos, otra comedia, con severos obstáculos, sobre las peripecias de la fogosa o insaciable cuarentona Ella quien busca en el terreno sentimental y sexual todo el vigor de la juventud. Y para eso, esta “vampiresa” (Nacarid Escalona), cultiva una relación con Italiano (Luis Olavarrieta), joven celoso quien no la satisface plenamente, y paralelamente mantiene otro romance con el joven Bebe (Héctor Peña). Ambos son amantes profesionales, que no terminan por asumirse como chulos o caballeros de compañía porque ven en Ella algo más que una relación erótica-comercial, pero juegan al peligroso juego de las inseguridades, ni son sinceros, ni tampoco se tienen confianza. Insisten en la amistad y un eventual amor para exorcizar la soledad, sin abandonar a la dama.
Pero De todos modos es audaz y hace que Ella conviva con sus caballeros, quienes deben hacerse amigos o socios para acompañar al ansioso ser. Un final abierto con una especie de madre adoptiva para dos hijos carentes de afectos. Una especie de harén consentido, que tendrá su final por hastío y ausencia de aventuras. Nacarid luce estupenda y sus amantes son debutantes en el teatro, por ahora. ¡Por supuesto que la realidad sigue siendo superior a la ficción teatral!
El tercer texto, De todas todas, aún sin fecha de estreno y sin elenco asignado, es la saga de un homosexual adulto que vive con un muchacho hasta que este le anuncia que lo abandona…porque contraerá matrimonio con una chica…pero tendrán obstáculos para hacerlo. Nada nuevo bajo el sol.
¡Tres modos de luchar por una utopia llamada amor!


jueves, septiembre 02, 2010

Honor a los padres venezolanos

Rajatabla, el grupo de teatro que comanda Francisco Alfaro desde el 27 de marzo de 1993, tras la muerte de su fundador Carlos Giménez, insiste en celebrar una auténtica fiesta patronal teatral para el próximo 28 de febrero, cuando cumple 40 años de labores útiles con las artes escénicas.
Y dentro de esos festejos está la realización de una segunda muestra de teatro nacional, para lo cual organizaron un concurso de dramaturgia y seleccionaron siete textos, los cuales comenzaron a presentar con el montaje de Nosotras de Marisabel Dávila Lobo y ahora prosiguen con Promoción Honor a mi Padres de Elio Palencia. Esperan por subir al palco escénico: Mi reino por un sueño de José Antonio Barrios, Yo soy John Lennon de Paúl Salazar, Agridulce de Gener Morales, El robo de la arrobita de Carmen García Vilar y El más mejor de Roberto Aguaje, que cierra el evento, hacia el 28 de febrero de 2011.
Jóvenes en escena
Promoción Honor a mis Padres -para seis actores y una actriz- se desarrolla en una playa de la costa venezolana, donde siete jóvenes,recién graduados de bachilleres en la Unidad Educativa “Simbolos Patrios”, se reúnen para celebrar. Es una irónica fiesta en la que se dejan colar conflictos que rozan temas como la apatía, el machismo, la competitividad, los prejuicios sobre el aborto y la homosexualidad, así como las esperanzas secuestradas por una frustración heredada.
El mismo Elio Palencia (Maracay, 13 de diciembre de 1963), embargado por la felicidad, informa que su pieza Promoción Honor a mis Padres se estrena el miércoles 8 de septiembre, a las 8:00 PM,bajo la dirección de Rufino Dorta y con la participación de los jóvenes Miosothis Pineda, Jean Franco De Marchi, Peter Kutlesa, Ángel Pájaro, Abilio Torres, Slavko Sorman, Aquiles Díaz y Heriberto Garcés -egresados del Taller Nacional de Teatro- y con la producción de Francisco Alfaro y Gerardo Luongo
Elio confiesa que escribió este texto en primer lugar, “y hablo desde mí como autor, para seguir dando rienda a fantasmas, preocupaciones e incógnitas, tanto íntimas como colectivas, que puedan ser expresadas estéticamente en el teatro y compartidas con otros creadores y con el público; para continuar jugando en serio a través de la escena y, por supuesto, ofrecer ese juego del imaginario a los demás. El texto de Promoción Honor a mis Padres, surge de muchas imágenes que tienen que ver con la juventud, con toda esa energía y esa vitalidad esperanzadoras que se destilan en nuestras esquinas, así como de las inquietudes que me genera en cuanto a la autoconciencia, al aprovechamiento de oportunidades y la dificultad para asir referencias; a recurrencias no necesariamente halagüeñas o autocomplacientes. De algún modo, esta pieza se imbrica en las visiones de otros venezolanos que han tenido esa inquietud, desde la novela Reinaldo Solar de Rómulo Gallegos hasta la de Miguel Otero Silva en Cuando quiero llorar no lloro o la de Guillermo Meneses en Campeones. A mí me gusta indagar en nuestra gente, desde lo hermoso, pero también desde lo terrible, más que para dar respuestas, para compartir preguntas”.
-¿Cómo ubica esta pieza dentro del panorama actual del teatro criollo?
-Lo ubico como un discurso más, una alternativa más, tanto ética como estética, dentro del trabajo de los muchos creadores que, en este país, seguimos insistiendo en el teatro como hecho artístico, más allá del mero entretenimiento. En este caso, el texto ha encontrado el entusiasmo y la acogida de la Fundación Rajatabla en el marco de uno de los proyectos que –aunque con poquísima promoción- es uno de los más importantes de los últimos años en la escena venezolana: la Segunda Muestra de Dramaturgia Nacional. Esa casa, que ha sido la mía y es referencia importantísima de nuestro teatro nacional comprometido con el arte y su sociedad, generosamente se la dado a su producción y puesta en escena con jóvenes profesionales egresados de sus talleres, lo cual para mí en un gran privilegio, y lo agradezco.
-¿Qué tipo de montaje espera?
-Espero un trabajo donde el juego, la libertad y la indagación reflexiva sea lo que prime. No tengo expectativas en cuanto a estilo u otras especificidades de lectura escénica. Uno escribe un texto y cualquier montaje que se hace de él, sea hecho por quien sea, desde su visión y su imaginario, siempre es un regalo, un triunfo de la voluntad creadora, un esfuerzo colectivo admirable que puede gustarte o no, pero generalmente contiene valores estéticos y ofrece elementos capaces de propiciar la dialéctica con los espectadores.
-¿Qué viene después?
-En lo personal, la esperanza de seguir trabajando, conservando la voluntad y el pulso creativo. Cuando uno le pone “fin” “oscuro” o “telón” a un texto, siente una emoción inmensa, algo que suele compararse a un parto, pero luego viene el “post-parto”, que es una especie de vacío melancólico lleno de incertidumbre. Si uno quiere ser honesto con lo que hace, fluir y dejar que fluyan ideas y formas, difícilmente puede determinar qué es lo que viene; es más, puede ocurrir que te surja la duda –y con ella, el pánico- de si te surgirá una nueva idea que logres trabajar y llegar a ponerle “fin”. Lo que viene es seguir la vida –que ya es bastante- y ojalá más creación, pero eso no se sabe o, al menos, yo no lo sé.