sábado, febrero 20, 2010

Rondón vuelve a boxear

El más mejor de Roberto Azuaje quedó entre los siete textos finalistas del concurso de dramaturgia venezolana organizado por la Fundación Rajatabla, colectivo teatral fundado por Carlos Giménez en 1971. La selección del jurado comprende,además, las creaciones Honor a mis padres de Elio Palencia, Mi reino por un sueño de José Antonio Barrios, Yo soy John Lennon de Paúl Salazar, Agridulce de Glener Morales, El robo de la arrobita (teatro Infantil) de Carmen García Vilar, y Nosotras de Marisabel Dávila Lobos.
-¿Qué ha pasado con tu teatro?, preguntamos a Roberto Azuaje, quien además es abogado
-Luego de escribir, en 2008, Siete grados de entropía tropical, obra representada en Londres con éxito de crítica y público, trabajé en el guión cinematográfico El espíritu de la calle que trata acerca de la cultura urbana y del hip hop, seleccionado por el CNAC en la convocatoria de dicho año para desarrollo de guión; así como también mi cuarta pieza teatral Los días del gañán indomable, que mantengo inédita, pues estoy corrigiéndole algunos aspectos en los que no quedé conforme.
Azuaje, de 45 años, añade que en el año 2009 comenzó a dictar talleres de dramaturgia y guión cinematográfico, así como también abordó la escritura de escribir una serie de televisión acerca del Bicentenario del 19 de abril de 1810. “Le di un poco de reposo al teatro el año pasado para diversificar mi trabajo hacia la docencia, el cine y la televisión; así como también para mejorar mis habilidades como dramaturgo”.
-¿Cuántas obras hasta ahora y cómo puede resumir cada una de ellas?
-He escrito cuatro obras: José Amindra, drama histórico sobre los sueños de fuga de Miranda en La Carraca; El más mejor, una pieza que es un “viaje, una verbena y una fiesta esotérica” con la vida de Vicente Paúl Rondón; Siete grados de entropía tropical, drama histórico sobre la vida del científico venezolano Humberto Fernández Morán y Los días del gañán indomable, cuyo tema me reservo hasta que se publique. Asimismo, he escrito dos piezas cortas: Podría sentir un poco de molestias y Activos congelados, esta última perteneciente al ciclo Madre del Teatro San Martín de Caracas, próxima a ser representada; y un monólogo para un actor con Síndrome de Down titulado Beso de mariposa. Aparte de esto, he escrito dos guiones de cine: Josefa y José, drama histórico acerca de la vida de José María España y Josefa Joaquina Sánchez, finalista del Concurso de Guión Cinematográfico de Largometraje de Ficción (Luchas Sociales) Villa del Cine 2007, y El espíritu de la calle, ya antes nombrado.
-¿Cómo fue creada o construida El más mejor?
- Surgió de un largo proceso interno que se inició cuando presencié, en vivo y directo, vía satélite, la derrota de Vicente Paúl Rondón ante Bob Foster en Miami, el 7 de abril de 1972. Luego, años después, la consternación que me produjo la trágica muerte de Rondón en Caracas volvió a inspirar en mí el deseo de contar la historia de este boxeador. Posteriormente, en 2005, asistí al Taller de Dramaturgia dictado por Rodolfo Santana en Monte Ávila, quien me estimuló a llevar al papel la obra. Tomada esta decisión, una serie de sucesos que podríamos calificar de esotéricos, donde sentí que el alma del campeón venezolano guiaba mi trabajo, me llevaron escribir la obra de un tirón (a pesar de las condiciones adversas) y presentarla en el Primer Concurso Nacional de Creación Contemporánea y Dramaturgia Innovadora, donde obtuvo el tercer lugar.
Explica que “El más mejor es una historia fisionada sobre Vicente Paúl Rondón (Río Chico, 27 de febrero de 1938/Caracas, 28 de diciembre de 1992), boxeador de trágica vida. Específicamente es un viaje, una verbena y una fiesta que ocurre en la mente de Rondón en los momentos previos a su pelea con Bob Foster, el suceso que marcó su vida para siempre. Él fue un hombre ingenuo, excelente atleta, pero con un defecto imperdonable para una persona negra (afrodescendiente) y pobre en este país: le gustaba vociferar su ignorancia, y por ello fue condenado a la muerte civil y a la eterna burla de sus compatriotas. Está escrita en 35 cuartillas y espera un director con su elenco dispuesto”.
-¿Qué características tiene para su montaje?
-En líneas generales, requiere que se represente en escena abierta para sugerir nuevas perspectivas que permitan percibir el espectáculo de una forma tridimensional y multisensorial. La música, el baile, las coreografías boxísticas y la participación del público son indispensables para “vivir” la historia de Vicente Paúl Rondón y sentir en carne propia su tragedia. La obra permite al director la máxima expresión de su arte, por lo que podemos esperar del grupo Rajatabla un espectáculo diferente y muy especial. La obra está concebida para ser montada en forma muy libre. La pieza posee un discurso lúdico que permite al director alterar el orden de las escenas según lo dicte su propuesta estética. Quizás la primera escena es la única que debería permanecer inalterada, pues la obra posee giros, situaciones e incluso finales alternativos que, sea cual sea la lectura que se haga de ellos, se logra acceder a la temática y moraleja de la pieza.
-¿Cuál es la importancia de esa pieza para los momentos que vivimos?
-A pesar que esta obra narra sucesos ocurridos hace algunos años, su temática se mantiene terriblemente vigente. Los atletas se han convertido en los semidioses modernos y la caída en desgracia de algunos de ellos sigue siendo testimonio del lado oscuro del negocio mil millonario del deporte profesional. El caso de Rondón bien podría prefigurar casos como el de Tiger Woods, los beisbolistas dopados y la conducta irregular de un Michael Phelps. Las presiones psicológicas, morales, mediáticas y económicas que soporta un atleta profesional son muy difíciles de resistir, y pienso que el caso de Vicente Paúl Rondón es el más conspicuo y trágico de todos.
-¿Qué tiene entre manos, en cuanto a más obras?
-Uno se permite decir que se tomó un reposo del teatro, pero esto no es del todo cierto. En mis archivos reposan alrededor de 15 proyectos por desarrollar, pues mientras uno se hace más conocido, hay personas que me sugieren temas y personajes sobre los cuales trabajar. Mis proyectos para este año son escribir dos dramas históricos acerca de dos personajes (cuyo nombre me reservo) que se mantienen en el olvido a pesar de que sus aportes a la humanidad se mantienen vigentes en el tiempo, así como también un guión para la Villa del Cine acerca de importantes sucesos contemporáneos. Con estas obras pretendo levantar un poco más la loza de mármol que se ha dejado caer, no sólo sobre nuestra historia, sino sobre la de todo el planeta. Me gustaría terminar una comedia y una obra infantil que están bastante adelantadas e incursionaré en la dirección escénica de una comedia escrita por uno de mis alumnos, cuya temática y concepto me parecen fenomenales.
-¿Cuál es el estado de la dramaturgia y su utilización en Venezuela?
-Considero que a pesar de existir una demanda del público venezolano para ver más y mejores obras dramáticas, esta necesidad no se está satisfaciendo, especialmente con respecto a la calidad. Aunque esta situación es notable en todas las áreas de la dramaturgia, es en el área audiovisual donde la situación es más patente. Nuestro cine y nuestra televisión (con algunas excepciones) no están reflejando la situación del país. Se nota mucho empirismo y desconocimiento de las reglas mínimas de la dramaturgia en la escritura de las producciones cinematográficas y televisivas, excluyendo de esta apreciación, por supuesto, algunas notables excepciones. Si atendemos a la máxima de que la dramaturgia es un arte de actualidad, debemos concluir que los productos audiovisuales nacionales están de espaldas a lo que sucede en Venezuela. De un tiempo a esta parte estamos viendo en nuestras pantallas historias muy superficiales, con una temática banal e insulsa. Y no es que en el teatro no existan producciones de tal factura, pero al menos instituciones como Rajatabla, el Teatro San Martín y algunas individualidades hacen un esfuerzo para presentar teatro de calidad al espectador venezolano. Se nota mucho empirismo y desconocimiento de las reglas mínimas de la dramaturgia en la escritura de las producciones cinematográficas y televisivas, excluyendo de esta apreciación, por supuesto, algunas notables excepciones.

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