lunes, marzo 16, 2009

El loco canario que gobernó a Venezuela

Ni la intolerancia ni la incultura caben en el sufrido cuerpo del intelectual caraqueño Eduardo Casanova Sucre. Ha derrotado a un endemoniado cáncer y ahora festeja sus 70 años con el estreno de su texto teatral Chirimoya Flat.
Desde siempre ha estado en los escenarios. A los 14 protagonizó el estreno de La viveza de Pedro Rimales, un guiñol de Arturo Uslar Pietri, escrito para los alumnos del Colegio Santiago de León de Caracas. A los 20 escribió varios “pasos” que nunca estrenaron, pero antes hizo dos o tres piezas de teatro infantil. En noviembre de 1962, mostraron su comedia Barrabasalia, creada en colaboración con Arturo Uslar Braun. “Redacte los cuadros referidos a un hipotético gobierno, además un prólogo y un intermedio, y Arturito hizo los de la hipotética oposición. Mis partes eran farsescas y las de Arturito solemnes, lo cual le quitó unidad a la obra. La crítica nos trató mal y decidí no escribir más teatro, pero en 1977 dos cuentos míos se convirtieron en comedias. Una de ellas, El solo de saxofón fue estrenada por Levy Rossell, con bastante éxito. En 1987 mostraron mi ópera Las Bejarano, con música de Luis Morales Bance. En el 2000 un drama mío, El Quijote cuerdo, recibió un premio por los 250 años del natalicio de Francisco de Miranda. Con Chirimoya Flat vuelvo por mis fueros”.
Insiste en recordar sus textos Máscaras de diablo, Don Ledesma de Caracas o el solo de valentía, Ajuste de cuentas y Agonía. “Los primeros que escribí deben estar en la Biblioteca Nacional, hasta Barrabasalia. Los otros, que son ocho, los tengo conmigo, y de ellos hay dos que se montaron, uno a punto de estrenarse y otros que esperan a directores y actores. Ah, y se me olvidaba uno que debe haberse perdido, y que escribí en 1958 ó 1959, muy influenciado por Pirandello. Se llamaba Los reflectores y la única copia que tenía se la di a María Antonia Frías, excelente pianista que murió casi niña.
Revela que en noviembre de 2003 fue a Santiago de Chile para pasar “tres estupendos meses”, gracias a la inmensa amabilidad de su compadre y amigo Alejandro Leighton, “quien nos alojó a mi mujer y a mí, y nos pagó el pasaje de ida y vuelta, después de que me operaran de un cáncer y me hicieran un tratamiento severo de quimioterapia y radioterapia. Un día, en el Metro, se me metió en la cabeza una especie de merengue caraqueño, con letra y todo. Con una letra llena de disparates y no sé por qué se me ocurrió que eso serviría para una comedia, una verdadera farsa sobre Nicolás Eugenio de Ponte y Hoyo, el gobernador y capitán general de Venezuela, que gobernó a caballo entre los siglos XVII y XVIII y se volvió loco. Fue el primer gobernante en volverse loco en el poder. Y sencillamente me senté a escribir la comedia mientras oía música de Mozart. Así nació Chirimoya Flat. Después empecé a revisarla, primero en Mérida y después en Caraballeda, y hace algún tiempo se la di a leer a Levy Rossell, que se entusiasmó mucho. Pero es José Tomás Angola Heredia, con su agrupación La Máquina Teatro, y combinado también con Levy, quien finalmente la está montando. El título salió del merenguito, que entre otras cosas dice “Chirimoya, flatulencia”, y se me ocurrió apocopar la flatulencia recordando aquello de Tortilla Flat, la novela de Steinbeck, que tiene mucho de humor, aunque no tiene ninguna relación con mi comedia”.
En el libro Gobernadores y capitanes generales de Venezuela, de su tío Luis Alberto Sucre, encontró la saga de Ponte y Hoyo, un nativo de las Islas Canarias que literalmente compró el cargo, y quien era un gran mujeriego, lo cual le generó muchas enemistades en Caracas.
Ponte y Hoyo en 1703 perdió la razón y en Caracas se dijo que lo había embrujado la india Yocama a pedido de un marido burlado. Los alcaldes de turno trataron de quitarlo del poder porque estaba loco, pero el Gobernador de Armas no lo permitió, por lo que se armó un tremendo lío hasta que intervino le Audiencia de Santo Domingo, que destituyó a Ponte, no porque estuviera loco sino porque no iba a misa, y en vez de entregar el gobierno a los alcaldes nombró al Marqués de Berrotarán, antecesor de Ponte, gobernador interino, lo cual fue apelado por los alcaldes ante el rey, que les dio la razón.
Tal como en su libreto de Las Bejarano, Casanova Sucre no quiso usar la verdad histórica y en este caso se inventó una verdad que es mucho más divertida y puso a pelear a un alcalde con otro, uno corrupto y otro honrado, que dividen a la ciudad.
No duda en afirmar que el poder en sí es una enfermedad. No es que enloquezca, es que es locura. “A Ponte y Hoyo le dio por decir disparates y por salir desnudo a la calle. A otros les da por mandar. A otros por cambiar cosas. A otros por creerse indispensables. Los psiquiatras del mundo, todos, deberían dedicarse no sólo a curar a los poderosos, sino a vacunar a los que no lo son, por si acaso”.
Satisfacción
No oculta su felicidad por el trabajo adelantado con Chirimoya Flat. Y esa satisfacción aumenta hasta lo increíble al ponderar el nivel de compromiso del director Angola Heredia y más aún al ver cómo se han entusiasmado los actores Laureano Márquez, Cayito Aponte, Levy Rossell, Crisol Carabal, José Manuel Vieira, Liliana Meléndez, Ramón Góliz, José Roberto Díaz, el Mago Sandro y Luis Carreño, así como los músicos y todos los que tienen que ver con la obra, cuyo estreno ha sido programado para el 15 de abril en el auditorio del Colegio Emil Friedman “Es algo formidable y lo cual me anuncia un éxito estupendo”.




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