martes, julio 29, 2008

Mario Vargas Llosa visita Caracas por obra teatral

Viene el escritor peruano Mario Vargas Llosa para ver el montaje de su pieza Al pie del Támesis, la cual bajo la dirección de Héctor Manrique se presentará desde el 8 de agosto en el Teatro Trasnoche, a las 10:00 PM, con los actores Iván Tamayo y Carlota Sosa.
Sobre los detalles de la presencia en Caracas de Vargas Llosa, el director Manrique no precisó ni la fecha ni la hora exactas, ni tampoco las características de su agenda, pero “sí está garantizada, ya que Mario, en carta privada, me expresó su íntimo deseo de ver este segundo montaje que le hacen, en América Latina, de su obra estrenada durante el pasado mes de marzo en Lima, con Alberto Isola y Bertha Pancorvo, dirigidos por Luis Peirano. Con este espectáculo festejamos los 25 años de labores del Grupo Actoral (GA-80) y él quiere estar presente en nuestra fiesta porque es amigo de Juan Carlos Gené, su fundador”.
BESO ENTRE AMIGOS
Recordó que este melodrama se basa en la historia de dos amigos que tenían 30 años sin verse y cuya relación se rompió, en cuanto uno de ellos intentara besar al otro en un gimnasio y recibiera una bofetada que le hizo sangrar abundantemente. Este reencuentro se produce en una suite del hotel Savoy, en las inmediaciones del londinense río Támesis. Ahí “Chispas Bellatín” (Iván Tamayo) es visitado por la supuesta hermana de su viejo amigo “Pirulo” Saavedra, Raquel Saavedra (interpretada por Carlota Sosa), poco antes de una reunión de negocios de aquél. Ella durante la conversación le reclama la forma en que trató y luego se alejó de su hermano.
Bellatín, luego de exponer sus razones para tal distanciamiento, se da cuenta de que Raquel no es otra cosa que un transexual, es el mismo “Pirulo” transformado en mujer, luego de una larga operación en Casablanca. Durante el diálogo, ambos se confiesan sus fracasos sentimentales y fantasean sobre lo que pudo pasar de haber tenido ambos una relación de pareja.
“Chispas” le confiesa a su amigo “Pirulo” (ahora Raquel) que siempre le rondó en la cabeza la idea de qué hubiera pasado si él se hubiera dejado dar ese beso, dejando entrever que, con medio cupón de vida, aún duda de su verdadera identidad.
Manrique aclara que el texto teatral de Vargas, “no es precisamente una obra realista, pero que hay que enfrentarlo, desde el punto de vista de los actores, con verdad y organicidad, lo cual se nos ha convertido en un verdadero reto profesional. Nos hizo trabajar con mucha adrenalina porque queremos ver que puede pasar con una obra tan rica en posibilidades y donde, como el autor ha puntualizado, sus temas centrales son la amistad, la forja de una identidad como acto vital creativo y rebelde, además de los rituales y maleficios del sexo en la secreta vida de las personas”.
Subraya que los actores estudiaron intensamente el texto,”hermosamente escrito”, y con sus respectivas visiones de los personajes han logrado llevar a la escena a dos seres nada frecuentes. ”La composición que Carlota hace del transexual Raquel le propone al público una serie de enigmas que van a mantenerlo en suspenso por su misma construcción. La imagen que tengo es la de esas muñecas rusas, las matrioshkas, que tienen otras similares adentro, pero de diferente peso y tamaño. Es una pieza de pequeños estallidos dramáticos que se van sucediendo en cuestión de segundos ante los ojos del público y como van revelando el problema de la identidad de los seres humanos, con la cual no nacemos sino que la vamos construyendo o la adquirimos paso a paso, y que cuando no tenemos la suficientemente fuerza o valentía termina siendo, como dice Vargas Llosa, una esclavitud”.
LA IDENTIDAD
Agrega Manrique que la temática de la transexualidad de uno de los personajes, es altamente explosiva, ”algo con lo cual el hombre pudo haber soñado en algún momento de su proceso histórico y que ahora puede gracias al desarrollo de la humanidad, especialmente de las ciencias médicas y psiquiátricas. Algo que hace 50 o 60 años era una utopía, pero que ahora es una cotidianidad eso que llaman reasignación quirúrgica del sexo. En estos momentos, ante esa posibilidad de adquirir otra identidad, hay mujeres y hombres que toman esa compleja decisión que implica incluso poner en riesgo la misma vida y la cual no tiene marcha atrás cuando se ejecuta. De eso y muchas cosas trata el espectáculo que nosotros le brindaremos a los caraqueños. Es un alegato serio, como sólo Vargas Llosa lo podía proponer, sobre una temática que está ahí, palpitando, y que él abordó a principios de esta década, después de escuchar una anécdota del escritor cubano Guillermo Cabrera Infante, tras haber recibido en su residencia londinense, al transexual venezolano Esdras Parra, a quien conociera en Caracas como un varón, periodista cultural en los años 70”.
Reitera, citando a Vargas Llosa, que lo que se lleva al escenario no es sólo la cuestión de la transexualidad, sino también el problema de la identidad, sexual sí, pero es la identidad. “Un tema fascinante porque tiene que ver con la libertad humana, cuando significa para un individuo poder elegir su identidad, es decir, en qué dioses cree o no cree, dentro de qué cultura va a vivir, qué lenguaje va a ser fundamentalmente el suyo, qué convicciones, qué principios, qué valores van a ser los que normen su vida y cuál va a ser su sexo. Eso en el pasado no se elegía, eso venía impuesto por tu pertenencia a una comunidad. No podías ser otra cosa. Pero a medida que avanza la civilización el individuo se va desprendiendo mucho de esa comunidad y va eligiendo de acuerdo con su vocación, de acuerdo a sus convicciones, de acuerdo a sus instintos, lo que realmente quiere ser. Ese es el tema profundo de la obra".

Desde Guanare a Venezia con la imaginación

Grata sorpresa y de las mejores hemos recibido al presenciar la versión escénica que la Compañía Regional de Teatro de Portuguesa (CRTP) logró con el texto Venezia, del argentino Jorge Acame, el cual presentan en la sala San Martín.
Venezia es un melodrama repleto de imaginación, humor y fantasía, conceptos que Accame y el director Aníbal Grunn materializan en escena, sin mayores exigencias, salvo la imaginación y la creatividad de un diestro elenco, integrado por Lihusmar Ostos, Edilsa Montilla, Mayeli Delfín, Mercy Mendoza y Julián Ramos. Ellos encarnan a los increíbles personajes que moran o visitan al único burdel de La Clemencia, misérrimo pueblo al sur del estado Guárico.
La saga escénica de Venezia se centra en La Tana, vieja y ciega meretriz que vive con la ilusión de ir a Venezia para pedirle perdón a Don Giacomo, que en su juventud fue su gran amor, pero a quien ella robó. La Chela, la más nueva en el lupanar, es la que por ingenuidad y solidaridad se interesa por lo que les sucede a la viejecita y trata de convencer a Mary y Rita de llevarla a esa ignota ciudad, además de la complicidad de Cheo, solidario con todas las aventuras que viven y sufren las preocupadas y fraternas meretrices que moran en ese miserable prostíbulo.
Los cuatro urden una estrategia fantástica, o más bien un juego escénico, para hacer viajar a La Tana en busca de su viejo amor y lo ponen en marcha: crean un avión, se inventan un paseo por los canales venecianos y al final ella fallece, convencida de haber realizado su reencuentro anhelado, mientras la nieve cae sobre ellos, en esa ignota población del cálido llano venezolano donde sólo la imaginación hizo el milagro de trasladarlos a la urbe italiana, donde lo inverosímil fue realidad.
Venezia es un canto a la hermandad que puede surgir entre los desposeídos, entre aquellos que son capaces de imaginar una situación posible y además jugar dentro de ella para darle felicidad de alguno o de todos. La metáfora que se desprende de esta singular Venezia, felizmente actuada y dirigida, debe enseñarnos que todavía el amor y la imaginación pueden derrotar o superar las situaciones más difíciles. Hay, por supuesto, consideraciones políticas con ese texto, pero dejemos eso para después. Por ahora es un emotivo espectáculo lleno de sueños, de fantasía y de imaginación donde los espectadores pueden viajar también a Venezia junto a sus personajes.
Cabe destacar también que la CRTP, fundada en 1992, lucha para mantener una infraestructura profesional conformada por una nueva generación de comediantes, como la que ahora se luce en Venezia. Es el motor de un valioso movimiento teatral para la región occidental y mantiene en sus dos salas de Guanare una constante actividad con sus montajes y los de las otras agrupaciones, además de ser el equipo productor y organizador del Festival de Occidente, que cada año exhibe una selecta presencia de agrupaciones foráneas para enriquecer el gusto de los artistas y el público nativo.

domingo, julio 27, 2008

Viaje de vuelta con Varderi



Vive para la literatura y el periodismo cultural. Crea y ama en Nueva York desde el 13 de agosto de 1985, donde trabaja como docente universitario. Dio su primer grito, hacia 1960, en el hogar de una familia catalana que emigró a Caracas. Y el próximo martes dirige, en la Sala TAC del Trasnocho Cultural, una especial lectura de su más reciente novela, Viaje de vuelta (2007), editada en Barcelona por Taranná. Antes hizo conocer Amantes y reverentes (1999) y Para repetir una mujer (1987), impresas en Santiago de Chile y en la capital catalana, gracias a la Red Internacional de Libro y la editorial Salvat. Y ya tiene en camino su cuarto texto, Bajo fuego, con el cual adelanta su proyecto Origen-Final, escrito en español, el cual engloba las pequeñas historias de personajes desplazándose entre Venezuela, España y Estados Unidos. Países y urbes inscritos en un itinerario vital que, muy prustianamente, le devuelven al escritor Alejandro Varderi los recuerdos vividos o soñados, “pero lo suficientemente lejanos ya para que hayan dejado de pertenecerme como anécdota, y empiecen a interesarme como materia transformable con la cual trabajar, a fin de recrear mi pasado e inventar otros”.
Varderi reconoce que escribe para aportar, “desde mi modesto lugar”, una visión más de esas pequeñas historias que constituyen el tejido humano de nuestras sociedades, y que refieren no tanto a los grandes gestos y gestas, sino a las vidas que transcurren en la intimidad de las casas y los espacios secretos del yo. “Para ello me apropio de la voz de otros, aun cuando en ocasiones esos otros no sean sino un simulacro de mí mismo”.
Optó por la novela y no por el teatro ni por la poesía porque quería construir arquitecturas verbales donde la palabra no está sujeta ni a la síntesis ni a la acción, pero se vale también de ellas para consignar su asunto, que para él conlleva el registro del vivir en la intimidad de personajes a caballo entre culturas, lenguas y geografías. “Mario Vargas Llosa dice que la novela, a diferencia de la poesía y el teatro, es el más histórico de los géneros literarios pues es el único con fecha y lugar de nacimiento, Occidente durante la alta Edad Media, pudiendo así establecer en su cronología el lugar de recuperación y exorcismo de nuestra tradición, a fin de ficcionalizarla en todo su esplendor o decadencia”.
La ficción está íntimamente ligada a su memoria, porque al recordar y recordarse en las voces que conforman ese imaginario que las novelas conjuran, también expone sus recuerdos personales y exterioriza deseos, frustraciones, fantasías que, como la evocación, constituyen el germen de su propia existencia. Escribe también seducido, no tanto por la fantasía del ser escritor, sino para consignar muchas cosas que hubiese querido tener y ser pero que “nunca tendré ni seré; algo así como si la literatura fuese la prueba sensible de no haberlo perdido todo”.
El tema fundamental de sus novelas es biográfico. Ese “cuerpo” textual de Michel Foucault constituido por lo leído, vivido e inventado, y que constituye a su entender la zona más interesante del género. Se identifica con autores como Marcel Proust, Virginia Woolf, José Lezama Lima y Victoria Ocampo. “En Viaje de vuelta hago un homenaje a mis vínculos familiares con Barcelona, entre 1888 y 1992, aunque también busco darle voz al inmigrante que llegó a Venezuela en los años cincuenta, y a la generación de los hijos nacidos en ese nuevo país pero desplazándose constantemente de una cultura a otra”.
Su obra literaria se identifica plenamente con el contexto venezolano, pero eso no significa que ciertos temas como la desterritorialización, el bilingüismo y los problemas de clase, sexualidad y género, vigentes en la literatura hispana que se produce en Estados Unidos, dejen de estar presentes en su escritura. “Ciertamente es el tema de la identidad nacional, dentro del contexto iberoamericano, lo que me interesa mayormente”.
Asegura que a pesar del poder de la imagen, no sólo la novela sino la literatura en general atraviesa un período de gran fertilidad en el ámbito continental. “Sin hacer un juicio cualitativo puedo decirte que unos 84.000 títulos fueron publicados en Latinoamérica el pasado año, con un movimiento económico de aproximadamente 6.000 millones de dólares, y muchos de estos títulos llegaron a manos del público gracias a las nuevas tecnologías. De ahí que el fervor literario y la atracción hacia la lectura sigan estando muy vigentes en nuestra cultura”.
Multimedia
La lectura dramatizada de Viaje de vuelta tendrá una presentación multimedia de Anita Pantin en el marco de su exposición en la Galería TAC, este martes a las ocho de la noche. Patricia Guzmán tendrá a su cargo las palabras de apertura, mientras que Edda Armas, María Grases, Antonio López-Ortega, María Ramírez Ribes y Javier Vidal lo acompañarán leyendo fragmentos de la novela, ciñéndose al guión que Alejandro Varderi trazó para la ocasión.

martes, julio 22, 2008

Simancas sangra por sus heridas de amor

Debutó con Los lunáticos, de Thomas Middleton y William Rowley, que el director Antonio Constante estrenó en octubre de 1972, en la sala construida por Carlos Raúl Villanueva para el viejo Ateneo de Caracas. Pero ese actor zuliano (17 de julio de 1950) no pudo usar, en ese espectáculo que lo lanzaba al teatro en grande, el nombre que portaba en su cedula de identidad y para resolver la divertida situación lo rebautizaron como Jean Carlo Simancas. Había para ese entonces dos Rafael Briceño y él tenía que pagar el derecho de piso, aunque ahora en el siglo XXI asegura que se irá a la tumba con el que debutó artísticamente.
En 36 años de intensa, exitosa y lucrativa vida profesional, Simancas ha descollado no sólo en el teatro, sino en la televisión y el cine, y está seguro que sus credenciales nadie las puede poner en duda jamás, especialmente después de haber encarnado al mítico Carlos Gardel en esa joya teatral que es El día que quieras, de José Ignacio Cabrujas, en 1979.
Simancas, que ha estado casado o empatado con las “divas” más apetitosas de la televisión vernácula (cuando eran jóvenes y antes de usar el quirófano o el botox), quería sacarse una espinita. Proponer un diálogo desde la misma escena ante tanto monólogo, supuestamente feminista, donde los varones como él son victimizados por supuestas amazonas amatorias que han sido abandonadas o humilladas. En pocas palabras: se escribió un monólogo y lo actuó además, pero poniéndole un nombre que lo dice todo, Sangrando por la herida, y lleva un subtitulo que no merece comentario alguno: Crónicas de un feminista. ¡Es el lamento de un incorregible macho venezolano, más nada!
Por ahora, Sangrando por la herida presenta al músico Sebastián que ha sido “maleteado” o echado de la vivienda familiar, no por una sino por varias esposas, pero a quien la última ex cónyuge lo tiene controlado, ya que engendraron un hijo, que aún es menor de edad, y además tiene serios compromisos contractuales. En fin es una saga harto conocida y vivida, no solo por Simancas sino por millones de venezolanos o de hombres que se casan o se arrejuntan y después no soportan los rigores de una vida en pareja.
Para ser su debut como autor teatral, Simancas sale airoso, pues exhibe oficio y sabe qué contar y cómo hacerlo. La práctica y la ayuda de un director avezado le permitirán en el futuro materializar mucho mejor las historias que se le ocurran, especialmente con el delicado manejo de los conflictos escénicos, esos que diferencian al teatro de otras expresiones literarias.
El espectáculo, de unos 80 minutos, es placentero, porque Simancas, canta, baila y actúa, con una sobriedad y una verdad que sólo es posible por la treintena de años que tiene en la escena y por esa cara de ángel que no necesita actuar para convencer. Y como no es ni Dorian Grey, ni el doctor Jekyll, ni tampoco mister Hyde, aquí lo ayudan: Wanda D’ Isidoro, Jennifer Carmona y el director Jesús Ferrer, entre otros.

En San Martín caben todos los teatreros

En la noche del 19 de mayo de 1.992, con la presencia de funcionarios del Conac y la Gobernación del Distrito Federal, fueron entregadas en comodato las antiguas instalaciones de la Lotería de Caracas, ubicadas en el sector Artigas de la parroquia San Martín, a la Fundación Cultural Paraíso San Martín y Teatro San Martín.
“Ese acto, importante para el desarrollo cultural de la comunidad de esa zona caraqueña, no fue reseñado por la mayoría de los medios de comunicación, pero 16 años después todo ha cambiado y el Teatro San Martín de Caracas se ha convertido en algo más que el ateneo del suroeste y ahora es un factor de desarrollo para esas nuevas generaciones de teatreros que han logrado proyectarse dentro y fuera del país e incluso ganar premios, no sólo de dramaturgia sino de actuación”.
Quien así habla, con papeles en mano como para que no quede duda alguna, es el periodista y dramaturgo Gustavo Ott (Caracas, 1963), actual director general de esa institución. “Hasta ese momento, las instalaciones, eran edificaciones abandonadas. La comunidad contemplaba a esos espacios, unos 4.010 metros cuadrados de infraestructura levantada en 1945, como áreas de extrema peligrosidad y varios actos criminales ocurridos en los alrededores lo confirmaban de manera dramática. En la noche, esa zona permanecía oscura, y los peatones preferían cruzar la calle antes que tener que pasar frente a ese centro de delincuencia y basura, en pleno cruce de las avenidas San Martín y Washington”.
Puntualiza que, en enero de 1992, el grupo Textoteatro, residente en el área del Paraíso y San Martín, introdujo un plan apoyado por las asociaciones de vecinos más activas de la zona para el rescate de estos edificios. “El proyecto abarcaba siete puntos, todos como consecuencia de una sola idea: esas instalaciones debían ser un centro cultural, abierto permanente y proporcional a las exigencias culturales de una colectividad que, desde Antímano hasta San Juan, encierra más dos millones de habitantes. Nació entonces el proyecto del Teatro San Martín de Caracas (TSMC). Un espacio inédito que ahora forma parte de la tradición de esta comunidad”.
Recuenta que ya en 1993 se inauguró la sala Principal del TSMC con capacidad para 450 espectadores en lo que antes era la sala de sorteos de la Lotería, y al año siguiente se abrió la sala Textoteatro, construida en lo que antes fuera la taquilla de la Lotería, para 100 espectadores.
“Las personas que integran la dirección del TSMC son artistas de las distintas vertientes del teatro. Algunos colaboran de forma desinteresada, sin percibir honorarios profesionales. Otros han aceptados sueldos mínimos porque les anima el espíritu de colaboración, desprendimiento y entrega a uno de los pocos proyectos de la ciudad cuyos costos de nomina no superan el 25 por ciento del presupuesto total”, apunta Ott, quien es acompañado en sus tareas por Maria Brito, David Villegas, Jesus Gutiérrez y Christian Hernández. “Actualmente los recursos económicos vienen del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, pero en el 2006, PDVSA recuperó todo el frente del teatro y áreas externas”.
PROGRAMAR
“En el TSMC aprendimos que más difícil e importante que las transformaciones realizadas en la planta física, más vital que todo el rescate de lo que ya existía, era programar, porque eso le da personalidad y confianza a un espacio teatral. Que el público sepa que siempre está abierto. Y que lo que se presenta posee un nivel de calidad. La taquilla es entonces un elemento determinante en el presupuesto general, porque se logra la atracción indiscutible de espectadores”.
La programación del TSMC es lo más amplia, como lo demuestran el número de grupos y espectáculos que han visto en sus escenarios. “En 16 años han abierto el telón casi 400 espectáculos producidos por más de 100 grupos nacionales y foráneos. Ensayan en las instalaciones alrededor de 32 elencos de teatro y danza de la ciudad. Se otorgan de manera gratuita las instalaciones y los equipos y el personal están disponibles para los eventos organizados por instituciones privadas y publicas”.
“La línea del TSMC ha sido muy clara desde el principio: apoyo al autor nacional, responsable no sólo del discurso de la época sino también de la convocatoria de espectadores. Los dramaturgos venezolanos en el TSMC poseen la más alta atención de público, más que los extranjeros o clásicos”.
INDEPENDENCIA
Y puntualiza que el TSMC es quizás la única instalación destinada a los grupos independientes de Caracas. Su ubicación, la forma en que fue creada y la manera en que obtiene sus recursos, le ha permitido mantenerse fuera de los centros de poder y de las políticas trazadas por otros entes. “Preservarlo en esta línea no es sólo una forma de contribuir a su correcto funcionamiento -sin ser peso presupuestario de ninguna institución- sino que al mismo tiempo ayuda a la expansión del teatro independiente y la aparición de nuevos grupos y artistas que en otras instalaciones no tendrían opción de probarse sobre la escena. En fin, es de todos, lo cual lo ha convertido en muy poco tiempo en punto de referencia de la actividad profesional independiente de la ciudad, a la par del Ateneo de Caracas o del Celarg. El alma del TSMC es su actividad diurna, más que la programación teatral o de eventos nocturnos. En las tardes, ofrece talleres, especialmente para niños, y en algunos casos funciona como guardería para los niños de las zonas. La oferta es amplia y los costos meramente simbólicos”.





sábado, julio 19, 2008

La resistencia de Edilio Peña

El azul marino de Puerto La Cruz lo persigue desde que nació y por eso siempre lo contempla desde las montañas merideñas en exóticas noches sin estrellas. Viene a Caracas de vez en cuando con tareas muy puntuales, como ahora que le editaron su más reciente novela, La cruz más lejana del puerto, pieza literaria donde los avatares existenciales de sus cuatro personajes protagónicos lo explican todo: un cadete de la Guardia Nacional convertido en médium para que su mamá dialogue con Simón Bolívar; un mecánico refugiado en las enseñanzas del maestro de meditación y artes marciales, Tok; un comediante de segunda línea que insiste en viajar a Hollywood, acompañado por su cubana, para buscar el rol que lo hará famoso; y una demente millonaria a costa de mostrar su tragedia familiar desde la televisión.
En ese extraño grupo de venezolanos de La cruz más lejana del puerto se centra la metáfora de un continente a punto de naufragar por crisis emocionales y políticas. Son hijos de la duda y un mismo vientre infiel que viven bajo el estigma de su pasado. Y aunque no desean repetir los errores de sus ancestros, esos personajes se ven obligados a retratarse en el espejo de la memoria. Se sumergen así una trama que, como una serpiente, tritura y traga la realidad para luego expulsarla en una insólita ficción, como son los guiones de las telenovelas.
Advierte, porque no acepta malentendidos y es honesto y agradecido, que La cruz más lejana del puerto la publica ahora la editorial Alfa porque antes de morir, su inolvidable amigo, el editor Leonardo Milla, se entusiasmó en editarla y ahora esa ficción vuelve a los lectores en una bella edición. Quiere homenajear a ese gran ausente, “a quien nosotros los escritores de este país, debemos agradecerle la tribuna que nos brindó en uno de los momentos más difíciles de nuestra vida republicana”.
Pero este novelista Edilio Peña (19 de abril de 1951) es además de narrador, ensayista y guionista de cine, todo un destacado dramaturgo cuyas obras se montan más en otros escenarios internacionales, tal como ocurrió con El chingo en la temporada 2007 de Sao Paulo, traducida por Sebastián Milaré; pasó lo mismo con Los pájaros se van con la muerte en Berna, cuya versión cinematográfica pronto se verá en los cinematógrafos venezolanos, gracias a Thaelman Urgelles; mientras que El mago del patíbulo, su más reciente texto escénico, se exhibirá a fin de año en un festival para el público parisino.
Desde que se inició como escritor lo hizo paralelamente con el teatro y la prosa literaria, pero él reconoce que con los años ha devocionado la novela como un género expansivo de invención y reflexión. Le gusta escribir relatos largos porque es un ejercicio que le brinda un placer de introspección sostenido. Aunque tiene periodos en donde escribe más novelas y otros donde la dramaturgia lo embriaga. Últimamente, la novelística le absorbe, le cautiva. Pero en todo caso, el personaje como entidad dramática de las historias de ficción, habitan por igual en su narrativa como en el drama. Reconoce que construye personajes independientemente de los géneros en que los ponga a habitar, aunque parezcan disímiles.
Nunca olvidará que su ópera prima teatral, Resistencia, lo catapultó en 1973 y desde entonces no se ha detenido y nunca deja de agradecer a El Nuevo Grupo, con Isaac Chocrón a la cabeza, que además de premiarle su texto lo mostró en el Teatro Alberto de Paz y Mateos. Los actores Héctor Myerston y Gustavo Rodríguez, dirigidos por Armando Gotta, lo hicieron espectáculo inolvidable.
Aclara que la dramaturgia venezolana adquirió proyección continental porque nuestros autores son representados continuamente en varios escenarios del mundo. La novela empieza a abrir camino de proyección y la Editorial Alfa ha contribuido mucho en esa magna tarea. “Ana Teresa Torres, Eduardo Liendo, José Pulido y Federico Vegas… son algunos de los nombres que se imponen”, puntualiza.
La quinta
Edilio Peña siempre está al frente de un proyecto literario o teatral o cinematográfico, en medio de su trabajo como docente en la Universidad de Los Andes, y es por eso que está embalado, fabricando días de 48 horas, porque escribe su próxima novela, que será la quinta, donde un hombre es abandonado por las palabras. Y se la trajo a Caracas, en papel y en computadora portátil, porque la trabaja constantemente y no quiere perder tiempo. “La escribo con la idea de que después no escribiré nunca más”. Y pensando precisamente en los desmemoriados les recuerda que ya publicó novelas exitosas como El huésped indeseable (Monte Ávila Editores); El prisionero de la luz (Editorial Planeta); El acecho de Dios (Editorial Alfa) y La cruz más lejana del puerto, que antes hizo circular Monte Ávila Editores, y ahora reaparece con Editorial Alfa.

viernes, julio 18, 2008

Pareja con morcillas criollas

Más para bien que para mal, los teatreros caraqueños insisten en tomar textos foráneos bien escritos y con temáticas atractivas para montarlos con actores mediáticos, esos que son conocidos por sus roles en los programas de la televisión local. Eso se hace en todas las grandes ciudades del mundo donde hay empresas prosperas del show business y aquí pues se copia o imita o se aplica esa técnica camaleónica. ¡Caracas no está precisamente en una cajita de cristal aislada del mundo, aunque algunos lo piensan o lo sueñan así!
Habría que preguntarse si es que los dramaturgos venezolanos no escriben con la frecuencia debida o están interesados en otros temas que ellos consideran más importantes para ellos, dejando olímpicamente a su público o audiencia. O también hay que considerar que nuestros escritores trabajan no por encargo cuando alguien les solicita un texto con tales o cuales exigencias. Y, con eso de la globalización, pues algunos sortarios redactan sus piezas con miras a mostrarlas afuera y ganarse unos cuantos dólares o euros. Eso se hace desde los tiempos “prehistóricos” del teatro. Y recordarlo no está mal en estos tiempos cuando hay que darle algo más que un caramelo al difícil público citadino que ya tiene una o varias alternativas para gastar su tiempo de ocio.
El caso más reciente es la comedia Juntos pero separados, que se exhibe en la Sala 1 del Celarg, una versión libérrima que el productor Carlos Chacón firma después de haber adaptado la muy conocida pieza Pareja abierta, original de los intelectuales izquierdistas italianos Darío Fo y Franca Rama, convertida en vibrante espectáculo por el director Dairo Piñeres y sus actores Gledys Ibarra y Marcos Moreno.
La pieza original, la que escribieron Fo y su esposa Rama -faquí ue montada años atrás por el director Armando Göta y los actores Gustavo Rodríguez y Flor Núñez, quienes recorrieron el país hasta que se pelearon- aborda el agotamiento del matrimonio burgués cuando ya están sobre las dos décadas de compartir el mismo techo, para lo cual ellos proponen un cambio de rutina que incluso llega a buscar otros hombres o mujeres para alternarlos en el lecho conyugal o en otros sitios. Por supuesto que ninguno de los dos comete adulterio o cosa parecida, pues se trata de amantes imaginarios más nada, hasta que la crisis pase y el par de esposos maduros se divierten con otras cosas.
La versión de Chacón le agrega unos cuantos juegos escénicos, más dentro de la farsa que dentro del espíritu de la comedia –modelo de moral revolucionaria, como diría mi abuela-, y eso alarga peligrosamente la trama, aunque Gledys y Marcos juegan magistralmente con sus personajes, recreando o inventando situaciones que los actores o incluso el director no propone. Eso se llama “morcillear” y se usa mucho en el teatro comercial de cualquier país. Lo único malo o el inconveniente del “morcilleo” es que el tiempo escénico se alarga y se alarga y termina por cansar a una gran parte de la audiencia, que sale con su tiempo contado y no quiere estar en la calle... por aquello de los peligros parateatrales.
Y el público, que ha ido para hacer la digestión – como observaría Federico Garcìa Lorca- ver como resuelve un problema similar, pues ríe de principio a fin, y sale dispuesto a no se sabe que tarea, sin olvidar que el sexo y el amor no los separa sino una delicado raya amarilla y que cuando se borra o desaparece, pues, el ser humano queda sujeto a sus gustos o disgustos o regustos, sin olvidar que el primer pecado, el original, es sexual y desde entonces la humanidad se debate entre pecar y no pecar.
Con este montaje, Piñeres demuestra porque es el director venezolano que más piezas monta al año: tiene una inagotable capacidad de trabajo, puede ser por sus 33 años, o porque no se pone limites a su potencia de creación.

martes, julio 15, 2008

John Lennon revive en teatro venezolano

Los textos teatrales Yo soy John Lennon de Paul Salazar y Maritales de Ciro Acevedo, ganaron la VI Edición del Concurso para Autores Inéditos 2008 de Monte Ávila Editores Latinoamérica, según el jurado que integraron José Gabriel Núñez, Néstor Caballero y Gennys Pérez.
Yo soy John Lennon fue elegida “por su acertado tratamiento de la anécdota y buen manejo del diálogo”, mientras que Maritales destacó “por la hábil búsqueda expresiva de un formato teatral audiovisual”, expresa el respectivo veredicto.
Este galardón, uno de los más codiciados en Venezuela, porque edita las obras y paga los derechos de autor, permitirá a estos escritores que sus creaciones de literatura dramática sean leídas por ahora, dentro y fuera de las fronteras nacionales, ya que el montaje, fundamental para que se materialice la metáfora escénica propuesta por los premiados, dependerá de ellos o de agrupaciones interesadas en escenificarlas, aunque los premios auxilian un tanto para el difícil camino de las producciones hasta que lleguen a sus respectivos escenarios y tengan las acostumbradas temporadas. Sólo cuando se les represente, la crítica y el público podrán aplaudirlas o defenestrarlas. ¡Las dos terceras partes de ese laborioso viaje recién empiezan!
DEL DEPORTE AL TEATRO
El caraqueño Paul Salazar (3 de abril de 1967), casado con Aura D’Arthenay desde hace 13 años, reconoce que su pasión por las artes escénicas comenzó cuando estudiaba en el Instituto de Formación Docente Luis Beltrán Prieto Figueroa, de donde egresó en 1985, pero su “contagio teatral” arrancó el 23 de mayo de 1983 cuando vio el espectáculo Bolívar ayer, Bolívar hoy, una producción estudiantil que dirigía Henry González; aquello le gustó mucho y se integró al grupo como actor y además coordinaba otras actividades; de esa primera experiencia le quedó la disciplina para el trabajo. Siguió acudiendo a los espectáculos teatrales y vio, en 1987, La historia de un caballo, que producía Rajatabla bajo la égida de Carlos Giménez y se exhibía en el Teatro Municipal, tras lo cual decidió que lo suyo tenía que ser eso y no otra cosa.
“Cuando me gradué bachiller quería estudiar teatro, pero antes intenté cursar Docencia Deportiva en el Instituto Pedagógico de Caracas; hasta que un día me vi obligado a realizar una diligencia en el Ministerio de Educación, en la esquina de Salas, pero me equivoqué y terminé tocando a las puertas de la Escuela de Artes Escénicas César Rengifo, en la esquina del Cuño, donde me atendió el actor Luis Pardi. Él me dio información, me inscribí, hice una prueba y cambié radicalmente de rumbo, aquel 1987. Ahí estuve cuatro años hasta egresar. Lo que aprendí se lo debo a mis profesores, además del maestro Pardi, como Lola Ferrer, Ligia Tapias, María Teresa Haiek, Carlos Ospino Díaz, Elías Martinello, Luis Viana, Charles Ramos y Rocío Rovira, entre otros ”.
SIEMPRE ESCRIBIÓ
Salazar reconoce que desde que egresó, en 1991, no ha parado de hacer teatro, pero es durante el año 2000 que funda Producciones Pequeño Grupo, con su esposa Aura D’Arthenay. “Es nuestro proyecto de vida y en todos estos años hemos producido siete espectáculos, que además hemos escrito y actuado en algunos”.
-¿Cómo llega a la dramaturgia?
-La escritura teatral no ha sido ajena para mí, pues en la “César Rengifo” hacia con éxito varios ejercicios, pero me dediqué a ello cuando que tuve que trabajar con una agrupación, en 1989, dedicada a la animación de fiestas infantiles, que necesitaban obras muy particulares. Ahí comencé a escribir los textos que requerían para tales espectáculos. Después la necesidad me hizo entregarme a la escritura. Llevó siete piezas escritas y estrenadas en varias temporadas con mi agrupación. La octava es la que me han premiado: Yo soy John Lennon.
-¿Cuales son las siete piezas que ha estrenado?
- Don Shakespeare (1999), estrenada en el 2000, reestrenada en el 2001 y 2006. El conserje (1999), estrenada en el 2001. Rivales eternos (2002), reestrenada en el 2005.Un duende en Navidad (1994), estrenada 2003, reestrenada en 2004 y 2006. Zona liberada (2005), estrenada en 2005.Una prueba de amor (1998), estrenada en 2006, y El ladrón está aquí (2007), estrenada 2008.
-¿ Qué cuenta Yo soy John Lennon?
-Soy fanático del grupo musical británico The Beatles y especialmente de John Lennon, pero tengo un especial gusto por la música de Joan Manuel Serrat. Quería escribir una pieza sobre Serrat y para eso leí y leí textos, hasta que un dia me di cuenta que también sabía bastante sobre Lennon y su grupo. Opté, pues, por el cantante y compositor inglés. Él es un personaje universal, digno de admiración, independientemente de sus problemas personales. Mi obra se centra en cuatro latinoamericanos que se instalan en Nueva York para probar fortuna precisamente en el año 1980. Ellos, un argentino, un colombiano, un mexicano y un venezolano, que son admiradores de los Beatles, se reúnen para montar un restaurante y ya tienen un abogado que les está ayudado para hacerles los respectivos documentos legales. Y el punto de quiebre se da cuando Lennon y su esposa Yoko Ono llegan al apartamento de estos latinoamericanos. ¿Para qué? ¿Cómo? ¿Qué buscan? Hay que ver la obra para conocerla y disfrutarla. No puedo dar más detalles
-¿Cómo concluye la obra?
-Cuando Mark David Chapman mata de cuatro disparos a John Lennon, el 8 de diciembre de 1980, a la entrada del edificio Dakota, en el West Side de Nueva York.

sábado, julio 12, 2008

Revancha entre Bolìvar y San Martín

No está totalmente banalizado el teatro caraqueño. Aún hay gratas sorpresas con montajes atrevidos en formas y contenidos. Tal es el caso del grupo Teatro del Laberinto que ha producido y exhibido Bolívar vs. San Martín. La Revancha, para poetizar un hecho histórico singular, el cual muy poco se conoce o se analiza en los claustros de Venezuela y Argentina, porque ese evento tiene un cierto grado de sospechosa oscuridad.
Sí, el título no es errado. Se trata un imaginario match de boxeo entre el venezolano Simón Bolívar y el argentino José de San Martín, creado a partir del caballeresco encuentro real que mantuvieron ambos Libertadores, entre el 24 y el 27 de julio de 1822, en Guayaquil, para discernir el futuro de sus incipientes repúblicas ante el acoso de los imperios del siglo XIX y cuando la independencia sudamericana no se había consolidado. Eso está tal cual lo narra cualquier texto elemental de historia.
Lo novedoso es como lo han plasmado en la escena: mediante una ingeniosa y divertida propuesta que se vale de la metáfora boxística, para representar el enfrentamiento de los dos personajes en busca de la gloria, sin el uso de espadas y cañones.
Esta propuesta dramatúrgica, por supuesto, se logra dentro de una situación anacrónica, tal como antes lo hizo José Antonio Rial con su pieza Bolívar (1982), donde el Libertador era un prisionero político en un campo de concentración regentado por una dictadura latinoamericana, en pleno siglo XX, pieza montada magistralmente por Carlos Giménez y su agrupación Rajatabla. O sea que Bolívar hace décadas que salió de su panteón y es cotidiano personaje teatral de gran valía... y ahora hasta boxea.
Gracias al Teatro del Laberinto, fundado hace 10 años, el espectáculo Bolívar vs. San Martín. La Revancha, escrito, dirigido y actuado por Ignacio Márquez, se materializa de manera lúdica, popular y no exenta de una atmósfera desacralizadora con los protagonistas ahí plasmados, la pareja de libertadores suramericanos cruzando sus guantes como curtidos boxeadores en un cuadrilátero del Coliseo el Exilio, ubicado en el Barrio El Olvido, y cuyo ritmo lo determina el narrador y comentarista de la pelea para una radio alternativa que nadie sintoniza.
Los actores, o mejor llamados performancistas, Arnaldo Mendoza e Ignacio Márquez dan vida a Bolívar y a San Martín, así como a diez personajes más que acompañan al Libertador y al Emancipador de América, tratando de dialogar y convencerse a punta de guantazos.
El autor-director-actor Márquez no desecha el background histórico y obtiene así una delirante e ingeniosa propuesta escénica que utiliza la metáfora del boxeo para rememorar el choque de esos personajes en busca del poder y sus beneficios. Un encuentro que no tuvo vencidos, por supuesto, pero que dejó sin resolver los destinos de sus naciones, que aún pugnan por alcanzarlos. Se trata, pues, de un audaz espectáculo que debe ser depurado hasta alcanzar el nivel de excelencia que se merece por la oportuna carga ideológica que enarbola.
Ver a Bolívar y San Martin con pantaloncitos de boxeadores, dándose guantazos y lanzado sus peroratas, es tierno, pero a la vez estremece, porque la unión fracasó y el continente sigue balcanizado y además amenazado. Y desde la escena se le ha recordado en buen momento, sin lugar a dudas.
¡El buen humor teatral es más didáctico a veces que un discurso académico historicista, sin duda alguna!
Misivas
Bolívar y San Martin, según los testimonios que dejaron en varias misivas a sus respectivos equipos de gobierno, sí definieron delicados escollos políticos y militares, como le escribe el caraqueño al general Santander. “Se puede llamar visita propiamente, porque no hemos hecho más que abrazarnos, conversar y despedirnos. Yo creo que él ha venido por asegurarse nuestra amistad, para apoyarse con ella respecto a sus enemigos internos y externos... San Martín me ha ofrecido su eterna amistad hacia Colombia; intervenir a favor del arreglo de límites; no mezclarse en los asuntos de Guayaquil; una federación completa y absoluta aunque no sea mas que con Colombia...En fin, el desea que todo marche bajo el aspecto de la unión, pero que tampoco quiere la democracia y sí el que venga un príncipe de Europa a reinar en el Perú…No me ha dicho que trajera proyecto alguno, ni ha exigido nada de Colombia, pues las tropas que lleva estaban preparadas para el caso. Sólo me ha empeñado mucho en el canje de guarniciones, y, por su parte, no hay género de amistad ni de oferta que no me haya hecho”.

viernes, julio 11, 2008

Enrique Jardiel Poncela no es cadáver

Nunca se debe olvidar que entre las múltiples y nefastas consecuencias de la Guerra Civil Española (1936-1939), además del millón y pico de muertos, está la frustración y la ruina de grandes escritores, no sólo del popular Federico García Lorca, fusilado sin juicio alguno, o el caso específico de Enrique Jardiel Poncela. Precisamente de él, durante los últimos seis años la agrupación Séptimo Piso ha escenificado cuatro de sus piezas más célebres, como Tu y yo somos tres, Los ladrones somos gente honrada, Usted tiene ojos de mujer fatal y ahora exhibe, en la Sala Doris Wells de la Casa del Artista, El cadáver del señor García, con la participación de 17 actores, dirigidos por Dairo Piñeres.
Con El cadáver del señor García, que ha servido para festejar los 13 años de labores ininterrumpidas de la importante agrupación que lideriza Piñeres, Jardiel Poncela (Madrid, 15 de octubre, 1901 - 18 de febrero, 1952), hace un eficaz compendio de su inimitable técnica para crear, una vez más, una desopilante comedia de enredos, inicialmente de tres actos, a la cual los teatreros criollos versionaron y redujeron a uno solo, donde todas las peripecias giran en torno al asesinato de un misterioso personaje, crimen que al final no se ha consumado, y con tal patraña se logra que una pareja disgustada se consolide para quedar bien con ellos mismos y ante la sociedad y además darle, definitivamente, un hogar formal a un niño de 10 años.
Jardiel Poncela pasó a la historia del gran teatro porque rompió los esquemas tradicionales de la comicidad, por su habilidad para unir las situaciones inverosímiles y su feliz utilización del lenguaje como fuente inagotable del humor, hasta lograr crear “el teatro del absurdo” sin saberlo, estilo que después impusieron los teatristas en Francia. Pero el amor sin barreras y por encima de los convencionalismos es el gran tema de su vasta producción y su tragedia personal, ya que fue víctima de una decepción que anticipó su mutis existencial.
Piñeres (caraqueño de 33 años, hijo de cubano y colombiana) creó especiales artificios cinéticos, casi coreografías, para cada uno de los cuatro montajes e incluso los usó en su reciente montaje de La cantante calva, de Ionesco.Subrayamos el bien logrado trabajo del conjunto actoral, integrado por Carlos Díaz, Marvin Huise, Moisés Berroterán, Luis Vicente González, Janset Rojas, Varinia Arráiz, Morris Merentes, Fernanda Del Pino, Guilbeth Amundaray, Dubraska González, Josmary González, José Manuel Peña, Yorvis De Los Santos, Gabriel Altuve, Tulio Tovar, Gregorio Meléndez y Kevin Jorges, pero resaltamos especialmente las performances de Moisés Berroterán y Yorvis De los Santos, por el especial trabajo dedicado a sus personajes que son motores de la incesante acción dramática.
¡Es un espectáculo para aquilatar la cartelera caraqueña

martes, julio 08, 2008

El sabio Humberto Fernández Morán al teatro

El sabio venezolano Humberto Fernández Morán revive en un escenario teatral londinense el próximo mes de septiembre, gracias a la obra Siete grados de entropía tropical, del caraqueño Roberto Azuaje, la cual será traducida al inglés y representada durante 11 funciones en el Reino Unido, como parte del Segundo Festival de Teatro Latinoamericano; pero además estará incluida en el Ciclo Escrito Aquí que producido por el Teatro San Martín de Caracas para la temporada del 2009.
Siete grados de entropía tropical, ganadora de manera unánime del Premio CASA de Dramaturgia Venezolana, creado en el Reino Unido, otorgado de manera unánime por un jurado presidido por el director británico Daniel Goldman, recrea siete eventos de la vida de Humberto Fernández Morán (Maracaibo, 18 de febrero de 1924/-Estocolmo, 17 de marzo de 1999), en la que enfrenta a la “entropía tropical”, término con el cual él definía la problemática de Venezuela con respecto al desarrollo de las ciencias básicas.
Su autor explica que “él, como todo visionario, sabía que el futuro de los países productores de minerales estratégicos, como Venezuela, se vería amenazado cuando éstos se hiciesen escasos y se necesitaba desarrollar la investigación científica para conjurar tal amenaza. Con la fundación del Ivnic (luego IVIC), intentó anticiparse a esta situación, pero una serie de acontecimientos desafortunados le impidieron desarrollar sus proyectos, incluyendo el desacertado manejo que le dio a la situación la clase política de entonces. En la obra se trata también la parte humana del científico zuliano, y el porqué jamás aceptó cambiar su nacionalidad para acceder a premios como el Nobel”.
ABOGADO Y TEATRERO
El premiado Roberto Azuaje (6 de octubre de 1965) advierte que su verdadera vocación fue siempre la literatura, pero estudió derecho como un medio alterno para ganarse la vida. “Sin embargo, al final el destino me condujo al lugar donde realmente pertenezco y aquí estoy, metido de lleno en la dramaturguia, donde he escrito tres obras largas: José Amindra, Él más mejor y ahora Siete grados de entropía tropical, editadas las tres. También he escrito otras tres piezas cortas: Activos congelados, Podría sentir un poco de molestias y Beso de mariposa”.
Comunicó Azuaje que durante los venideros meses de septiembre y octubre, el grupo Rajatabla estrena José Amindra, dirigida por Dairo Piñeres. “El actor Francisco Alfaro confirmó su participación para encarnar al protagonista, que no es otro que Francisco de Miranda durante su vida carcelaria. Es un espectáculo que siempre pensé para ese grupo que fundó Carlos Giménez y ahora se hace realidad”.
Destaca que tiene alrededor de 11 proyectos por desarrollar, “por lo que tengo bastante trabajo para los próximos tres años. En este momento estoy terminando un guión cinematográfico, junto a Cristhian Navas y Héctor Puche (seleccionado por el CNAC en el Concurso de Desarrollo de Guión de Largometraje de Ficción 2008), titulado El espíritu de la calle, y además escribo una obra de teatro larga que presentaré en un importante certamen de dramaturgia. No puedo dar mayores detalles del título y la trama, por razones obvias, pero si puedo decir que en esta oportunidad trataré conflictos de la gente común, más anónimas que las de mis anteriores obras. Será un texto de un corte un poco más intimista, pero sin perder el rasgo innovador y el sentido de gran espectáculo que caracteriza mis piezas”.
OBLIGACIÓN MORAL
Reitera Azuaje que no abandonado definitivamente la abogacía, pero que escribe teatro porque considera que la vanguardia de la literatura venezolana del siglo XXI se encuentra en la dramaturgia y siente que pertenece a este movimiento palpitante. “Esta afirmación se demuestra con los resultados del Concurso Nacional de Creación Contemporánea y Dramaturgia Innovadora de 2006. He conversado con los organizadores y me han manifestado que se presentaron alrededor de 25 obras de gran calidad. Tan es así que están buscando la manera de publicarlas, pues sería un desperdicio para la cultura no divulgar trabajos tan importantes. Asistir a los cursos y talleres de dramaturgia que se hacen en Venezuela es asombrarse ante la diversidad de temas y formas de expresión que están manejando los dramaturgos criollos, tanto los nuevos como los consagrados. Por último, estamos viviendo un momento histórico en el cual se hace necesario escribir dramaturgia, en cualquiera de sus facetas. Por primera vez en la historia de la humanidad, Estados Unidos y Europa no tienen nada que contar. Ahogados en sus propios mitos, sus productos culturales se componen de refritos y secuelas que no llaman la atención. De allí el éxito de películas y telefilmes que antes se realizaban para un público selecto, así como la presencia ya habitual de autores latinoamericanos entre los galardonados de los premios más influyentes del cine, teatro y televisión mundial. Este es el momento de América Latina, y de Venezuela en particular, para mostrar al mundo sus historias y sus personajes. Según Gustavo Ott, los latinoamericanos tenemos la asignatura pendiente de crear nuestro gran personaje del teatro. La tarea no es sencilla, pero contamos con personajes e historias sin divulgar, pidiendo a gritos ser representadas, que escribir teatro se ha convertido en casi una obligación moral”.

Ricardo Nortier anuncia un temblor

A nueve años de haber comenzado la revolución del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías, hemos reseñado un solo espectáculo que desde la escena glosa positivamente ese proceso sociopolítico. La comedia musical A barrio vivo, de Franklin Tovar, aborda algunos cambios sociales puestos en marcha, como los comités de tierra y los consejos comunales, además de las misiones educativas, todo eso con estructura y argumento que evoca al musical gringo West Side Story (1957). Es un vistoso y salsoso montaje estrenado en la temporada 2006, el cual desde entonces ha tenido varias presentaciones, gracias al Teatro Teresa Carreño, su patrocinante. Como réplica ideológica, ahora se exhibe en el Ateneo de Caracas la bien escrita comedia Parece que va a temblar de Ricardo Nortier, con Orlando Arocha en una perfecta dirección y producido por el grupo Teatro del Contrajuego y Chacao Cultura.
¿Por qué no se conocen más propuestas por parte de los teatreros ante los sucesos políticos y sociales? ¿Por qué, salvo esas dos excepciones, el teatro evade la realidad y adopta la posición del avestruz? ¿Cómo explicar tal silencio ante la comunidad internacional o ante los espectadores venezolanos?
Mientras se conocen las respuestas, hay que destacar que Parece que va a temblar es un modelo decantado de teatro político con tendencia sociológica, el cual se desarrolla a lo largo de 90 minutos, en dos actos sin intermedio. Para ser la primera pieza de Nortier (actor brasileño con más de una década en Caracas), exhibe oficio dramatúrgico, que él proseguirá con el monólogo Esperancita y el texto Semáforo para teatro de calle, porque parte de su primera trilogía: RPM (Revoluciones por minuto).
Parece que va a temblar, ambientada en un apartamento de clase media, materializa a la abuela (una sobresaliente Antonieta Colón), el hijo (Alberto Alifa), la nuera (Eulalia Siso, espectacular) y los dos nietos adolescentes (Arianna Savio y Gabriel Agüero) cuando manifiestan su aburrimiento dominical y deben engullirse el tradicional arroz con pollo, beber cerveza los adultos, comer helados frente al televisor y hacer terapia de rescate de las drogas por parte de los muchachos. Todo eso, primero, en cinco monólogos estrujantes para presentar los hondos dramas existenciales de los personajes, que van desde la ancianidad solitaria hasta el consumo de drogas, la pasión por las ideas revolucionarias del Che Guevara y la iconografía alucinante de las estrellas del cine estadounidense, pasando por el alcoholismo del padre y el desempleo de la madre, expulsada de Pdvsa. Aquello culmina con una pasmosa conversación a cinco voces, donde nadie escucha y nadie propone que hacer para cambiar esa rutina dominical.
La pieza divierte por el verismo de los personajes y alerta que están en un callejón sin salida y a la espera de un temblor que anuncie la llegada de un terremoto que lo cambiaría todo. No hay propuestas salvadoras, porque caería en el panfleto y eso no se lo permiten Arocha, Nortier y su elenco, porque son artistas honestos.
Esperemos con mucho interés las dos otras piezas que Nortier anuncia, así como los otros montajes de los creadores chavistas. Es necesario conocer esos planteamientos, esas ofertas que deben hacer como artistas de esta sociedad que vive un indudable proceso de cambio.
¿Y los otros teatreros que hacen?¿También estan esperando el temblor que anuncie el terremoto o las lluvias que presagien la tormenta?

domingo, julio 06, 2008

La monogamia ataca

Marco Antonio de la Parra (Santiago de Chile, 1952) está de nuevo en los escenarios venezolanos. Ya era suficientemente reconocido por las importantes producciones exhibidas en Caracas de La secreta obscenidad de cada día, King Kong Palace o El exilio de Tarzán y El ángel de la culpa, los cuales impactaron a las audiencias criollas por la originalidad de sus temas: los locos Marx y Freud haciendo terrorismo en America Latina; la decadencia del rey de la selva y su mujer Jane, además de otros héroes de comiquitas y las peripecias de un exótico detective que investiga un extraño asesinato. Ahora, en el Teatro Trasnocho, el apodado “Ateneo caraqueño del siglo XXI”, hace temporada su Monogamia, una producción de Jorgita Rodríguez, protagonizada por Javier Vidal y Antonio Delli, y con la puesta en escena que firma el mismo Javier Vidal, ya que Daniel Uribe abandonó el montaje después de dos semanas de ensayo.
¿Por qué se monta nuevamente a este reconocido autor chileno en estos momentos en Venezuela? Las respuestas son variopintas, pero la única razón valedera y de peso, porque las otras oscilan entre la envidia y la ignorancia vestida de xenofobia, es que Jorgita Rodríguez conoció el texto, se enamoro de él y lo demás fue coser y cantar. Llamó a dos de los más exitosos actores teatrales del mercado teatral criollo y “el siempre listo” Daniel Uribe trato de hacer el resto en menos semanas de las tradicionales y debio abandonar el espectáculo "por exceso de trabajo o falta de tiempo".
El paciente público dirá la última palabra. Si le gusta o rechaza lo que se propone en Monogamia, aunque no está mal recordar que desde el año 2000 ha impactado en las temporadas chilenas y argentinas, donde esa pieza ha dado un increíble éxito de taquilla, además del reconocimiento de la crítica, calificándola de "audaz" por su “hondo contenido ideológico y social”.
De la Parra, que además es médico y psiquiatra, ha escrito sobre su Monogamia que los seres humanos, especialmente, los hombres, “todos intentamos ser monógamos. Nadie lo consiguió. Fue cosa de tiempo. Nos cambiamos de partido político, de barrio, de amigos, de auto, de esposa... Hablamos de lealtad como de un paraíso perdido y la soledad se convirtió en lo único sólido”. Pero lo que él hace es proponer en la escena un encuentro entre dos hermanos, un tanto distanciados por sus actividades profesionales y ritmos de vidas afectivas, además de los éxitos y los fracasos, en un sitio extraño para uno, pero normal para el otro, porque trata de un club exclusivo. Ahí, esos dos hombres, unidos sólo por los recuerdos de la infancia, desnudan sus almas ante el acoso de una culpa: la fidelidad a sus parejas sentimentales o compañías sexuales. Todas las cargas culturales de los dos hermanos se desbordan y chocan: uno es una especie de artista libre pensador, nada dado a la fidelidad, y el otro es un conservador que por vez primera quiere pecar, o sea dejar de ser honesto y ponerle los cuernos a su esposa, como lo confiesa a lo largo de su barroco conversación. No hay que descartar que las relaciones humanas, especialmente la matrimonial o los romances libres, son muy complejas, y que la sociedad contemporánea, especialmente la caribeña, da mayores liberalidades a las parejas como tal. Ahí la mayor o menor cultura pone lo suyo, su especie de ají, picante siempre.
La densidad del texto de Monogamia que aborda complejas situaciones sociales y exalta morales machistas y hasta de carga religiosa, se soporta únicamente por el juego actoral de Vidal y Delli, quienes con su versatilidad sacan partido de los dramones que viven o vivieron sus personajes, todos procedentes de clases sociales acomodadas, donde hay mayores posibilidades para las aventuras extramaritales o levantes amorosos por aquello del tiempo libre y el indispensable dinero que gasolina que mueve las pasiones.
Por supuesto que el amor existe en los seres humanos que quieren vivir situaciones conjuntas y luchan para lograrlos, a sabiendas que el adulterio asecha y las pasiones se enfrían o surgen otras con mayor fuerza.
Será interesante ver que pasa con Monogamia durante las próximas semanas, porque cierta “moralina” de la obra crea expectativas, especialmente por el público del Teatro Trasnocho. Estamos informados que la versión femenina de Monogamia ha tenido más éxito, pero esperamos los primeros resultados de la masculina en Caracas.
¿Usted es monógamo estimado lector o lectora?
Influencias
Marco Antonio de la Parra está en las lides teatrales desde 1978 cuando hizo conocer Lo crudo, lo cocido, lo podrido, y desde entonces ha mostrado no menos de 20 obras. Ha ganado varios premios y hasta la televisión ha contado con sus servicios como guionista. Ademas del teatro ha escrito ensayos y cuentos, ha jugado futbol y da talleres literarios para dejar más huella. Reconoce que buena parte de su producción esta influenciada por la dictadura de Pinochet, a la cual ha satirizado de mil maneras.

sábado, julio 05, 2008

Cont@cto en Rajatabla

En silencio, ya que los medios comunicacionales lo han ignorado, la Fundación Rajatabla insiste en festejar sus 37 años de vida útil para el teatro venezolano con la producción y presentación de cuatro textos de autores, elegidos en un concurso de dramaturgia.
Ninguna otra institución privada había apostando tanto por el teatro vernáculo —salvo El Nuevo Grupo, que dejó inolvidable huella entre 1968 y 1988— como la hace Rajatabla en estos momentos. Eso no se puede negar, precisamente cuando, con mínimo presupuesto, asumió el proyecto de hacer conocer a estos autores.
Francisco Alfaro, quien comanda la institución desde hace 15 años, tras la muerte de su director-fundador Carlos Giménez (28 de marzo de 1993), es el productor general de los espectáculos Los dioses del sur de Vicente Lira, Cont@cto de Carmen García Vilar, La jaula big shop de Héctor Castro y José Amindra de Roberto Azuaje.El primero ya hizo temporada, dirigido por José Domínguez, durante los pasados mayo y junio; el segundo está ya en funciones durante este mes, comandado por Rufino Dorta, y los otros se exhibirán en agosto y septiembre, bajo las egidas de José Sánchez y Dairo Piñeres, respectivamente.
Cont@cto, que suma en la escena, por la audacia del director Dorta, las obras cortas Serenísimo Chacaíto y Auxilio, se centra en las peripecias existenciales de un exótico vendedor de ventanas cibernéticas (Jean Carlos Rodríguez) y su epopéyico transcurrir a bordo de un taxi, con Gerardo Luongo al volante, en ruta hacia una funeraria; mientras cuatro mujeres están histéricas porque se ha averiado el ascensor que las llevaba al piso 17 de un edificio inteligente. Como detalle extraunificador de estos dos textos están los teléfonos celulares.
Estamos, pues, con Cont@cto ante una audaz puesta en escena, ya que Dorta se atrevió a mostrar sendas acciones dramáticas simultáneas y además compartiendo el mismo espacio escénico. Logra un clímax dramático con esas situaciones y sus seis personajes viviendo sus problemas, muy de esta caótica Caracas. Creemos que el puestista debe cortar el texto de Auxilio y crearle más acciones físicas al elenco, aprovechando la atmósfera en la que se ahogan, y así no agobiar al público y dejar exhaustas a las actrices involucradas: la veterana y profesional Loly Sánchez, quien comparte escena con Dora Farías, Yurahy Castro y Tatiana Mabo.
Carmen García Vilar debe reescribir su texto en función de la puesta en escena de Rufino Dorta y eso lo puede ir haciendo ahora mismo, para ayudar al espectáculo, el cual merece ser repotenciado, porque además es un intento valido de mostrar en la escena la cotidianidad criolla, sin caer en el neofolklore.
Tambien hay que resaltar el hecho positivo de que Rajatabla sí le está dando la oportunidad a una nueva generación de comediantes para que se presente en la escena, como es el caso de Jean Carlos Rodríguez y las otras actrices jóvenes involucradas en este montaje. Poco a poco se van labrando su carrera, algunos con más suerte que otros, pues no se debe olvidar que el talento es factor vital para ese ascenso, pero no siempre es lo que ayuda, particularmente en un contexto tan convulso como el venezolano, por ahora.

martes, julio 01, 2008

Un teatro desconocido tiene su revista

Lleva más 15 años de lucha intensa para que la cultura de origen latino tenga presencia en medio del poderoso despliegue de la cultura estadounidense. Así se conoce en Nueva York al teatrero Pedro R. Monge Rafuls, el director de la revista Ollantay Theater Magazine.
Monge Rafuls, que es de los que predica con el ejemplo, además de publicar su revista, organiza talleres, produce espectáculos, dicta conferencias, escribe ensayos y piezas teatrales. Y por si fuera poco le hace “las relaciones públicas” al número 29-30 de su publicación, la cual se vende en US $ 15,00, y se puede solicitar al email Ollantaytm@aol.com.
Esta publicación, de 318 páginas, en español e inglés, advierte en su editorial, que las historias del teatro y el performance latino/a en los Estados Unidos aún están por escribirse. “Como podrá verse, con la publicación de este volumen se pone de manifiesto que aún hay un gran número de materiales que están por ser recuperados, historias por ser contadas, y conversaciones por ser puestas en escena. Esta colección representa un primer paso para iniciar un esbozo genealógico del campo. El teatro y el performance de los practicantes queer latinos/as de los Estados Unidos configuran un grito contra la homofobia y la imposición del closeteo en sus respectivas comunidades. Con los movimientos de los derechos civiles, a partir de la década de los sesenta en el siglo XX, no hay duda que la cuestión de la etnia y la raza sirvieron de base para las coaliciones políticas y culturales, pero, también éstas fueron la materia prima para la exploración y la experimentación artística. Los teatros latinos florecieron, echando mano a las tradiciones teatrales y modos populares de entretenimiento del pasado, dando así voz al reclamo de unos derechos que sólo hasta entonces mantenían a unos cuantos en el poder y que imponían sujetos al yugo a las minorías, perpetuándose violentamente la condición de una nación dividida. Dadas estas circunstancias, los queer latinos/as resultaban ser doblemente marginados en lo que concierne históricamente al lanzamiento de una producción artística. No sería hasta la década de los setenta, cuando los movimientos gay y lesbianos y el feminista abrieron las puertas para bregar con cuestiones de género y sexualidad, que el teatro y el performance queer latino/a diera rienda suelta a una tradición que no permitiría tapar ya más el sol con la mano".
Monge Rafuls en su ensayo “Notas incompletas sobre un teatro desconocido”, que va de la página 109 a la 122, hace el que posiblemente sea el primer recorrido global del teatro de tema homosexual en América Latina. Analiza la situación como un punto de partida y no como una investigación científica; diferenciando al teatro homosexual al del tema homosexual. Ofrece un vistazo general sobre lo que podemos encontrar en los distintos países del continente: las tendencias, las características, los temas, el SIDA y los personajes. En el artículo menciona algunas obras con el propósito de llamar la atención sobre ciertos temas o situaciones, pero al final ofrece una lista de autores y obras que tocan la temática.
Monge Rafuls –nació en Cuba y desde 1977 mantiene activo al Ollantay Center for the Art, en Nueva York- afirma que el siglo XXI entra con cierta aceptación hacia la homosexualidad, consecuencia de los años del destape sexual que comenzó con el movimiento de amor de los hippies, en la segunda parte del siglo XX y la revuelta de Stonewall (1969), en Nueva York, exigiendo la protección de los derechos civiles de los que sexualmente son considerados distintos a los heterosexuales. "En el 2007 podemos decir que este grupo ha obtenido algunos logros políticos y civiles a los que tenía derecho, aunque no se puede afirmar que la comunidad ha sido reconocida debidamente. Basta echar una mirada a lo que sucede en los países árabes, como Irán, donde los hombres son ahorcados por mantener relaciones sexuales con penetración y donde muchos jóvenes, presionados por la situación, prefieren hacerse la operación de cambio de sexo para no morir. Demasiado tarde se percatan del error de haberse convertido en mujeres y sienten que les han quitado la dignidad. A Irán lo tenemos como un país poco delicado, pero en Alemania, uno civilizado, el diario Spiegel publicó un artículo, en diciembre de 2006, sobre jugadores de fútbol profesionales gays. En el artículo se afirma “Este es todavía el tabú más grande que encontramos en el mundo el fútbol, la hostilidad hacia lo gay, de tal modo que sería más probable que una mujer jugara en un equipo masculino que un hombre, abiertamente gay, fuera aceptado en un equipo profesional”.
"Igual ataque a la dignidad, por una actitud excluyente existe en Estados nidos, donde los jóvenes arriesgan sus vidas en las guerras, pero no pueden comentar sobre su preferencia sexual si es distinta a la de 'los otros' bajo la orden de silencio del Don’t ask, don’t tell, so pena de ser deshonrosamente expulsados del ejercito. No hablemos de los grupos moralmente opuestos a los matrimonios entre personas del mismo sexo en países donde está aprobada tal práctica-Canadá, España, Holanda y Bélgica-porque atenta contra la misma conciencia de los ciudadanos, según el decir de algunos. Las conferencias episcopales europeas se han unido para luchar contra la intención del Parlamento Europeo de recomendar la legalización de tales uniones en todo el continente, suponiendo un serio peligro para la vida matrimonial y familiar y para toda la ordenación de la vida social en Europa. En abril de 2007, el Vaticano se dirigió a los políticos católicos, en siete lenguas, llamándolos a su obligación de oponerse a los derechos de los homosexuales en cuestiones matrimoniales”.
Comenta que la situación no es diferente en la machista América Latina. “Basta señalar a persecución que durante años sufrieron los patos en Cuba, con el silencio el mundo. El 17 de mayo de 2007, el Movimiento Homosexual de Lima (MHOL) lanzó una alerta cuando el Sendero Luminoso recordó su fundación lanzando panfletos en la localidad de Chuschi, departamento de Ayacucho, amenazando con sancionar drásticamente, entre una serie de vicios, a la homosexualidad”.
Monge Rafuls, que ha visitado a Venezuela, especialmente por sus festivales internacionales de teatro, también alude a la presencia del teatro homosexual o de temática homosexual que ha sido escrito por dramaturgos criollos o que se monta en sus escenarios, siempre con éxito de taquilla
En resumen, es una revista de obligada lectura y colección para los amantes del teatro y de los derechos humanos en todos sus renglones.
* Queer: tradicionalmente ha significado en inglés "extraño" o "poco usual," pero su utilización en referencia a la comunidad LGBT y los miembros que se percibe que pertenecen a ésta ha modificado la definición y aplicación originales. Su empleo se considera polémico y ha sufrido cambios sustanciales a lo largo del siglo XX, al reclamarlo algunos gays, lesbianas, bisexuales y transexuales como una forma de autoafirmación. El término aún se considera ofensivo o despectivo por parte de la comunidad, y para otros es un término que sirve para describir una orientación sexual y/o identidad de género o expresión de género que no se conforma con la sociedad heteronormativa.En algunos contextos se ha traducido al castellano como “torcido/a”. Por ejemplo los queer studies anglosajones, a veces se traducen como “estudios torcidos”.(Tomado de Wikipedia)

Cinco mujeres en "Islas" de Oswaldo Maccio

El futuro es hoy o ahora y sí se puede planificar y hacerlo mejor que ayer. Una prueba contundente de todo eso pasa con el teatro venezolano, revitalizado por una nueva generación que brota de las instituciones universitarias y ocupa los espacios que sus mayores les dejaron. Eso que ocurre en el arte de Tespis también se da en todos los renglones de la vida artística.
Afirmamos esto porque en el teatrino del Laboratorio Teatral Anna Julia Rojas -gracias a la persistencia homérica de Carmen Jiménez y el puñado de seres humanos que la acompañan- ha realizado su segunda temporada el conmovedor espectáculo Islas, producido, creado y dirigido por la agrupación Teatro La Bacante y Oswaldo Maccio, a partir de la pulcra selección de textos del libro Diálogos con Leucó, publicado por el filósofo y escritor Cesare Pavese en 1947.
Ahí, Pavese (Cuneo, 9 de septiembre de 1908Turínn,27 de agosto de 1950) plantea 26 diálogos breves y tensos sobre los mitos griegos, donde dioses, héroes, hombres y mujeres sueltan todas sus cuitas sus cargas simbólicas, así como sus avatares, tan importantes en los tiempos contemporáneos. Ese poeta propone buscar las esencias de las relaciones de los seres humanos en su pasado mágico histórico, a ponderar sus claves antropológicas y psicoanalíticas, a bucear en el pasado para vivir el presente creando cotidianamente el futuro.
El director y versionista Maccio (25 años, de origen italiano) tomó para su Islas las tres únicas conversaciones entre féminas que Pavese propone: “Espuma de ola”, (actuado por María Teresa García y Gryselt Parra); “La viña”, (interpretado por Karla Fermín y María Teresa García) y “Las brujas”( materializadas por Karla Fermín y Gryselt Parra).Un terceto que obliga al público a pensar sobre la relación con la naturaleza, el carácter inevitable del destino, la necesidad del dolor y la irrevocable sentencia y presencia de la muerte.
Ahí, cinco mujeres, encarnadas por tres jóvenes actrices, enseñan los limites de lo divino y ese inconmensurable misterio que es la especie humana. Ellas capturan al público para bañarlo con las aguas del mar griego y además hacerlo palpar la oposición entre lo material y lo fantástico, cuando diosas y hembras se disputan los esquivos amores.
Se trata de un ejemplar montaje minimalista que denota el prístino talento del director y las precisas condiciones de esas actrices. Hay un manejo extremo de las penumbras y de los tiempos o ritmos humanos en situaciones limites. Hay momentos en que el espectador consciente se sumerge en esa especie de telaraña en que los dioses o las sociedades atrapan a los seres humanos y no tienen piedad alguna con sus elegidos. Ahí hay posibilidad de estar dentro y fuera de la situación, porque nada entorpece el dialogo entre el espectáculo y su público, gracias a la complicidad de la penumbra y el erotismo que emana de las actrices-mujeres-diosas.
Hay en Islas una verdadera magia teatral de esa que pocas veces se puede materializar en un escenario caraqueño y es lograda por una nueva generación de artistas. ¡No todo está perdido... en el teatro hay una generación que esta pidiendo su espacio y su oportunidad!

Frida Kahlo y Silvia Plath revividas

¿Qué es la muerte? ¿Cómo vencerla? ¿Hay regreso del más allá? Son preguntas que los seres humanos nos estamos haciendo desde hace miles de años y que ha retomado el dramaturgo venezolano Néstor Caballero (Maracay, 7 de julio de 1951) con su obra Musas, la cual hace temporada en una sala de Buenos Aires, mientras en Santiago de Chile se ensaya para estrenarla a finales de mes, bajo la dirección de Claudia Echeñique y con Catalina Cruzatt y Úrsula Silva.
Informa Caballero que Musas la estrenó en 1993, en el Ateneo de Caracas, en la Sala Horacio Peterson y con las actuaciones de Natalie Cortes y Beatriz Vásquez. Luego la colocó en su portal de Internet y ha sido montada en Lima, bajo la dirección de Viviana Andrade; en Ciudad de México lo hizo Sofía Olmos y obtuvo un premio de dramaturguia; Marta Monzón la estrenó en Bolivia, con las actuaciones de Claudia Mendizábal y Glenda Rodríguez, participando, el año pasado, en el Festival de La Habana y además se ha presentado en el Festival Internacional de Teatro de Londrina-FILO, en la Muestra Internacional de Teatro en Lengua Española y en los Corredores Culturales del Mercosur, todos con sede en Brasil; además en el boliviano V Festival Internacional de Teatro de Santa Cruz de la Sierra. También la estrenó otro elenco mexicano, en Guadalajara”.
Explica que la pintora mexicana Fridha Kahlo y la poetisa estadounidense Silvia Plath, fallecidas en los años 1954 y 1963, son las protagonistas de Musas. “Reviven en un espacio que es todo arena, para que yo pueda ahí abordar las grandes preguntas que se hace la humanidad sobre la muerte, el fin de la existencia y cómo entender ese estado tan temido. Se mueven en ese territorio del misterio teatral y desde ahí observan sus obras, sus amores, sus vidas. No es una obra fácil, pues el enigma sigue vivo en su morir. Están vivas y predicando con sus ejemplos existenciales”.
POR QUÉ Y PARA QUÉ
Subraya que él escribe desde una necesidad angustiante por diseccionar el mundo en el cual vivimos y así, quizá, entenderlo, interpretarlo, y, ojalá, hacerlo respirable, vivible. “Escribo, pues, desde esa carestía, desde esa insuficiencia para opinarnos en un momento histórico del devenir de la existencia como seres humanos. No sé si son temas de moda, lo que sé es que una obra al encontrar ese momento histórico, se pierde de vista y la comunión entre ésta y el espectador es total”.
La carrera teatral de este maracayero constructor de personajes la comenzó El rey de los araguatos, en 1978.Fue su primer montaje profesional llevado a cabo por el siempre recordado y nunca olvidado Nuevo Grupo. Desde entonces ha escrito 36 piezas y da testimonio que 22 las han escenificado. “Hay algunas que montaron diferentes grupos, de carácter popular, las cuales no cuento, porque no tenían nivel profesional. Hay otras obras que aún están en mi archivo, en período de reposo, para estudiar y analizar si poseen alguna importancia conceptual. Hay que colocar distancia una vez escritas las obras, para ser revisadas a la luz del tiempo. Muchas de ellas, las desecharé, las borraré. El arte es y debe ser implacable. En dramaturgia esperamos parir colosos, no seres humanos, vamos al encuentro de crear universos, y eso se tarda”.
Desde que lo empezaron a publicar, él enviaba sus libros a directores y grupos de diferentes países y si alguna obra estaba a tono con el imaginario dramático de ellos, pues la montaban. “Con la llegada de Internet, pues las he ido colocando en mi portal (www.nestorcaballero.com), o enviado a otros, y se han montado. No escribí para ganar dinero. Quien escribe para ganar dinero, no es un artista. Quien dirige para ganar dinero, lo es aún menos. Actualmente, muchas de las ‘cosas’ que hay en la cartelera de la capital, están dirigida a la respuesta mercantil de la taquilla. Dije ‘cosas’ a propósito, para llamarlas de alguna forma, pues no son teatro, aunque estén representándose sobre un escenario. Es mercancía para hacer más fácil la digestión. En el exterior han respetado lo concerniente a mis derechos de autor, en el ámbito nacional se torna un poco más cuesta arriba y hay que dirigirse a Sacven para que presionen y hagan valer nuestros derechos. También hay otro caso como lo es el de los grupos de teatro popular, quienes montan nuestras obras y eso lo hacen por amor al arte, entonces sería poco más o menos que un acto delictivo y canallesco contra ellos, cobrarles los derechos”.
TEATRO Y PÁEZ EN CARRERA
Ha terminado de escribir dos piezas. Una de ellas sobre el terrorismo, enmascarado sobre supuestas diferencias religiosas, la otra sobre la intolerancia a la que son sometidas las personas que padecen VIH. Eso en lo que respecta a la dramaturgia. “En poesía, terminé un libro cuya tesitura, musicalidad, está enmarcada en las cárceles y en la voz de los marginados, entre ellos los gays. Ahora en el plano de la narrativa, que es lo que me ocupa en la actualidad, estoy documentándome para una nueva novela cuyo personaje es el general José Antonio Páez. Estoy haciendo trabajo de campo y de recopilación de material histórico sobre ese personaje”.