jueves, junio 28, 2007

Cabrujas:ese ángel terrible

Para que la memoria de José Ignacio Cabrujas (1937-1995) no desaparezca en medio de llantos, la periodista Yoyiana Ahumada propuso y realizó un seminario sobre la obra del ausente dramaturgo, donde se propiciaron diálogos inesperados, textos que le hiciesen honor al homenajeado y, sobre todo, una gran corriente de pensamientos y palabras que merecía la pena darse a conocer por intermedio de un libro. Fue así como nació Cabrujas: ese ángel terrible, de 54 páginas, editada por la Fundación para la Cultura Urbana.
Ahumada (Caracas, 1964) explica que en ese seminario, que durante un semestre dictó, se trataba de abarcar todas las tribunas discursivas que desarrolló Cabrujas."Así, vimos al Cabrujas teatral, operático, periodista, escritor de telenovelas y hasta el Cabrujas sociólogo. Para cada uno de los módulos invité a Manuel Felipe Sierra, Iraida Tapia, Leonardo Azparren, Rossana Negrín y el sociólogo Tulio Hernández. Para producir un testimonio propuse la realización de un cuaderno donde escribieron: Arnaldo Gutiérrez (Tiempo de escucharlo), Claudia Furiati Páez (¡Échale bola, Cabrujas!), Eduardo Fermín (¿El país no tiene quién lo cuente?), Daniel Gutiérrez (Cabrujas en El sádico ilustrado), Manuel Felipe Sierra (Venezuela en tinta) e Iraida Tapias (Regreso a la Casa del Paraiso). Y aquí está la publicación"
-¿Cabrujas se merece todo esto?
–Se lo merece, por ser una de las inteligencias contemporáneas más completas en Venezuela, por su compromiso con el país y su capacidad de preguntarse qué somos como proyecto y como resultado de una historia; por ser un extraordinario dramaturgo que convierte al teatro en el mejor espejo de las sombras colectivas de la sociedad venezolana.
-¿No estamos exagerando la cosa?
–En un país con una memoria tan ingrata, es una fiesta que nos sigamos acordando y necesitando de una mente que nos dejo huérfanos hace 12 años. Además, sobre Cabrujas apenas existen los libros Cabrujerías de Francisco Rojas Pozo (Iupel Maracay); y Catia tres voces de Milagros Socorro; un par de tesis de grado, y, que yo sepa la de magister literae que es la mía: Venezuela la obra inconclusa de José Ignacio Cabrujas (USB 2001)
-¿Cuáles son las claves que encontraron en ese seminario sobre Cabrujas?
-En cada registro escritural podemos encontrar la clave de la historia como lección no aprendida en un ciclo donde el futuro es resultado de los errores del pasado; el cuento contado desde el personaje de la sombra, no el de la gran historia; un manejo de la compasión frente a sus criaturas (artículo de opinión; teatro y telenovela); un tejido que, como llama Tulio Hernández, convirtió a su mirada en una sociología de los sentidos; una articulación operática de sus discursos (áreas, tríos, solos) y el manejo de las piezas escriturales como partituras; una presencia del enmascaramiento y la teatralidad como miradas del arte y la vida; el humor como recurso estético y filosófico para contar su macrorelato que es Venezuela.
-¿Se pueden reproducir sus obras al estilo Cabrujas con esas claves?
-Jamás, un escritor es resultado de su formación, de su tiempo histórico y de su cir- cunstancia personal: hay que haber sido hijo de Matilde Lofiego y el sastre Cabrujas; nacido en Catia y estudiante del San Ignacio de Loyola. Con esto quiero decir que se puede emularlo y de hecho así como en televisión hay una escuela de escritores que trabajaron bajo su égida: Pilar Romero, Perla Farías, Boris Izaguirre, Cristina Policastro, Rossana Negrín, Carolina Espada y Alberto Barrera entre otros; también existen dramaturgos hijos de su influencia como Elio Palencia...y el propio Ibsen Martínez. Es irrepetible como lo somos todos, pero es posible, que se produzcan mayor interés en seguir escudriñando en su obra, para entender las claves de cómo leer el país que es.
-¿Qué ha pasado con sus obras?
–Creo que este es un país donde los términos repertorio ni reposición son habituales, tanto por costos, como por escasez de infraestructura teatral: yo amaría a quien volviera a montar Acto Cultural, que es una pieza extraordinaria y se la dedicaría al ministro de la cultura Farruco Sesto. Creo que los directores prefieren montar obras de autores comercialmente probados o autoralmente jóvenes.
-¿Qué harán ahora que lograron un libro?
–Lo vamos a bautizar, vendrá todo el boom promocional. A lo mejor se presenta la oportunidad de una charla inspirada en el libro. Y hasta se ha hablado de hacer una cátedra de estudios cabrujianos, porque la Fundación Cabrujas ya existe y aunque no se encarga de realizar investigaciones propiamente; pues es preferible manejar otra figura.
-¿Podemos sobrevivir sin Cabrujas?
–Hay hombres que luchan un día y son buenos...pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles...Bertolt Brecht, dijo eso y para mí se equivoco, todos somos efímeros y prescindibles. Pero hay inteligencias que uno extraña: Arturo Uslar Pietri; José Ignacio Cabrujas, Juan Nuño, Elizabeth Schön. Cabrujas, como dijo Pilar Romero, nos acompañaba a entender nuestra cuesta abajo en la rodada.



martes, junio 26, 2007

Un circulo de tiza a la llanera

El teatro criollo no es únicamente el que se produce y exhibe en Caracas o en algunas ciudades allende las fronteras. Es también el que se obtiene por los esfuerzos de los teatreros que sobreviven en el interior de la república, esos que organizan temporadas y mantienen sus espectáculos sin que desde Caracas les presten mayor atención, salvo uno que otro funcionario que cumple su deber o los pocos periodistas y críticos que aún se interesan por esos trabajos estéticos de los que no viven en la capital. Recordamos esto, que puede parecer una queja, pero que no es más que una información complementaria para ambientar el importante hecho que en Guanare, precisamente el próximo jueves 28, además Dia Nacional del Teatro, será el estreno del montaje El circulo de tiza, versión libérrima de El circulo de tiza caucasiano, de Bertold Brecht (Alemania, 1898-1956), creado y puesto en escena por el maestro Alberto Ravara. La temporada se extenderá por tres semanas y existe la posibilidad que se le exhiba en Caracas durante el venidero septiembre, cuando consigan un espacio cónsono con su propuesta artística.
ELENCO PORTUGUESEÑO
El círculo de tiza
es una producción de Carlos Arroyo para la Compañía Regional de Teatro de Portuguesa (CRTP), institución que ya alista su Festival Internacional de Teatro de Occidente, el cual para este año será su vigésimaquinta entrega, auspiciado por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura.
Arroyo comenta, como productor y líder de la CRTP, que pocas veces había tenido un elenco tan amplio y además tan convencido de su trabajo. Ellos son, pues: Wilfredo Peraza, Edilsa Montilla Jesús Plaza, Mayeli Delfín, Lihusmar Ostos, Julián Ramos, Elvis Collado, Simón Ortiz, Neyda Aular, Luis C. Barazarte, William Ocanto,Yorman Mejías, Jennifer Goyo, Yaleida Jaramillo, Elizabeht Prato, Samuel Velásquez, Carlos Soto, Alexandra Velásquez, Williams Jaramillo Randy Montilla, Mayerlis Torres, Enderson Castillo y el niño Jesús Arroyo.
La escenografia y el vestuario son creaciones de Rafael Sequera, las coreografias y el trabajo coral fueron resueltos por Ángel Garcia y Julia Carolina Ojeda.
DERECHO DE PROPIEDAD
Sobre las características del espectáculo, el teatrero Alberto Ravara (Trenque Lauquen, Argentina, 1952) advierte que su versión se ambienta o escenifica en un caserío de la llanura venezolana, precisamente donde los campesinos discuten sobre la legitimidad de la propiedad de las tierras del llamado Valle de Guafa. Algunos sostienen que el hato La Duquesa pertenece a una compañía foránea, pero la mayoría consideran que esos derechos de propiedad son de los campesinos. ¿La realidad copia al teatro o quien plagia a quien?
En ese contexto, llega al lugar un grupo de teatro caraqueño para realizar una labor artística al servicio de esa comunidad campesina, pero cuyo objetivo no es otro que materializar la experiencia pedagógica de montar, con actores profesionales y algunos habitantes de Guafa, El círculo de tiza, basado en el mito bíblico del rey Salomón y en la obra El círculo de tiza caucasiano de Brecht.
Ravara, con más de 25 años de trabajo en las comunidades venezolanas, comenta que la realidad y la ficción, en esta peculiar experiencia con la CRTP, se confunde en la inmensidad del llano “para contar una historia brava con un final justiciero, por la tenencia de un niño que es noble y plebeyo, tras lo cual, gracias a un circulo y a un juez, se obtendrá un veredicto certero, pues la madre de crianza seguirá cuidando al infante, mientras que en la conciencia campesina se robustece la convicción de que su reclamo histórico por la tierra es justo, pues la han cuidado por generaciones. El público de Guanare y poblaciones vecinas no necesitará de mayores explicaciones, porque el montaje es sumamente didáctico, sin caer en los consabidos panfletos. El teatro o el arte en general se explica por sí mismo”.
Con respecto al trabajo adelantado con la CRTP, Ravara comenta que ha intentado tomar el mito bíblico, “el cual alude al rey Salomón, y el texto de Brecht para así crear y crear a partir de nuestro ser y de nuestro contexto. El dramaturgo Scholem Aleijem me enseñó que el teatro es escuela de hombres y en ese sentido hicimos nuestra experiencia. Ensayo tras ensayo, ajusté la que fue la tercer versión y con el novel y entusiasta grupo discutimos cosas de la razón pura y de la razón sensible. De cada integrante surgió una chispa, para se hiciera justicia con razón en una sociedad donde la injusticia es la regla. Abrigamos el anhelo de expresar el amor de la fregona de palacio y el coraje de un pueblo. Nuestra tarea siempre estará inconclusa y la recreamos para que sea una nueva realidad cada vez que el telón se abra, porque nuestro mundo de adultos ya no es absoluto y en nuestros interrogantes radica la vida”.
Ravara comenta que Brecht elaboró El círculo de tiza caucasiano en 1944 y lo estrenó en la capital alemana, hacia 1954, con el Berliner Ensemble, tras modificar el final de la leyenda china y de una anécdota del poeta austriaco Klabund, que había utilizado en su creación

Golondrina en Nueva York

Los críticos evaluamos lo hecho o lo visto sobre la escena y no precisamente lo que no está o no aparece en el espacio escénico. Decimos esto en ocasión de haber presenciado la representación de Golondrina (Swallow). Que no es ni lo uno ni lo otro. No es chavista ni antichavista. Es una tragedia contemporánea a la venezolana sobre el poder y los seres afectados por su nefasta influencia. Nos referimos al espectáculo que Aminta de Lara Rojas escribió y dirigió en el Teatro La MaMa E.T.C., de Nueva York, donde estuvo exhibiéndose hasta el pasado 24 de junio.
Aminta plasmó la tragedia de dos mujeres, con más de 40 años, reunidas en el apartamento de su padre, quien las ha convocado para que lo ayuden a bien morir, pero ya es tarde. Comienzan un alucinante exorcismo de sus infancias y juventudes, haciendo énfasis en la violación a que fueron sometidas por su progenitor, la cual desencadenó la fractura del hogar. Todo este encuentro se realiza en un espacio donde llegan los ruidos de una manifestación popular y además brota el tema político, ya que una es antichavista y la otra indiferente. El colofón es la segunda muerte del progenitor porque ellas lo asfixian para tomar venganza por lo ocurrido y nunca olvidado. ¡Tragedia eterna!
Pudimos leer la pieza antes de su representación en esa histórica salita (99 sillas) de Manhattan y teníamos miedo que la puesta en escena rompiese la verticalidad del texto que habíamos devorado y nos tocara presenciar otro panfleto más contra el chavismo o a favor del actual gobierno que comanda el presidente Hugo Rafael Chávez Frías desde el 2 de febrero de 1999, una reiterada manifestación más a favor o en contra de ese cúmulo de proyectos y realizaciones, o fracasos, que los sociólogos califican como “Efecto Chávez”.
Pero no fue así. La autora está más allá de las eventualidades sociopolíticas de su patria (nació en Caracas hacia 50 años) y lo que pensó y escribió, además de haber exhibido con perfecta corrección, es un alegato contra el poder o el mando de un líder o una sociedad en cualquiera de los países de este continente. Su texto es un alegato anarquista contra un sistema social donde las relaciones familiares coartan la libertad, en todos sus niveles, de sus miembros o integrantes, especialmente si son mujeres. Es un ataque vitriólico contra al machismo o el falocrentismo que impera a lo largo y ancho del planeta. Esta es la primera reflexión que hacemos sobre esta obra de Aminta. Se trata, pues, de su más perfecta pieza, de ideología ácrata y que está en conexión con un actual movimiento universal de los pueblos cansados de la represión indiscriminada que se ejerce desde los hogares y se agiganta en el resto del sistema social donde se viva o participa. Por supuesto que tal tendencia anarquista de la humanidad pensante es milenaria y periódicamente se manifiesta.
El montaje, que descansa en la justa perfomance de Diana Chery y Aminta de Lara, conmueve por la entrega de sus interpretes, todo eso en medio de una atmósfera patética lograda por la música, los sonidos y las imágenes o gráficas que rememoran pasadas manifestaciones políticas venezolanas. ¡Es el primer teatro venezolano sobre el Efecto Chávez!

lunes, junio 25, 2007

Dudamel blindado

Su primer premio, una medalla de latón dorado, lo recibió durante una competencia de natación, “un nadado de perrito”, de manos del campeón Rafael Vidal, cuando tenía cuatro años. Y desde entonces ha acumulado tantas preseas y reconocimientos que ahora, al promediar sus primeros 26 años, su esposa Eloisa Marturen de Dudamel ya piensa alquilar o comprar un apartamento para atesorarle esos trofeos, ganados especialmente por la música.
Y como está convencido de lo que es y lo que significa para el desarrollo musical de Venezuela y del continente americano, el director Gustavo Dudamel al aceptar su más reciente galardón, el Premio de la Latinidad 2007, una placota de madera y metal dorado, el 12 de junio de 2007,dejó de ser “el discreto muchacho que es halagado con un caramelo porque ha trabajado bien” y decidió hablar. Sí, reiteró que todo “eso lo compromete más en su trabajo como artista y en su compromiso de estar al servicio del patrimonio musical venezolano e iberoamericano” y en tal sentido prometió laborar en la promoción y divulgación del repertorio orquestal más relevante y significativo de nuestros países”. Y para ello ha decidido impulsar la celebración de un encuentro de jóvenes directores iberoamericanos con el fin de iniciar “una estrategia mucho más intensa de interpretación, grabación y difusión internacional de nuestra música, esa que nos caracteriza y nos define”.
Pero, además, aspira impulsar la creación de la Orquesta Sinfónica Juvenil Iberoamericana, así como el Coro Juvenil y los Niños Cantores de Iberoamérica. “Este proyecto no sólo será un emblema de conservación y divulgación de repertorios, sino, que por encima de todo, deberá erguirse como un centro de capacitación, entrenamiento y formación de nuestros niños músicos de medianos y escasos recursos”.
Que al recibir el Premio de la Latinidad 2007, a 22 años de haber sido reconocido su “nadado de perrito”, Dudamel haya presentado sus proyectos, sólo puede tener un significado: el alumno más aventajado del Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, una fundación del Estado, creada y conducida a lo largo de 35 años por el maestro José Antonio Abreu, inicia vuelo propio, no solo porque trabajará, entre 2009 y 2014 con la Filarmónica de Los Ángeles, sino porque tiene en marcha concretos planes personales de liderazgo totalmente imbricados con su espectacular carrera, sin dejar atrás a Venezuela, como es obvio.
El futuro de Dudamel, como lo admitió ante la revista Scherzo, No. 212 de octubre de 2006, está unido a su país. “Es razón de vida. A mí Venezuela me dio la oportunidad de conocer la música y, por esa vía, de convertir mi existencia en lo que es hoy. Y para eso estoy yo ahora. Para dar a la orquesta todo lo que estoy aprendiendo y para crecer con ellos, porque no hablo de la orquesta como de un conjunto de músicos, sino como de mi familia. Para seguir luchando en este proyecto, capaz de transformar la sociedad. Hay que pensar que el Sistema cuenta en estos momentos con 250.000 jóvenes, para imaginar cuántos más habrá dentro de cuatro años si cada día ese número crece. Llegará el momento en que la mitad de la juventud de mi país tenga una educación musical, que le va a proporcionar una sensibilidad que va más allá. Ya digo que esto se verá en muy poco tiempo, y el maestro Abreu podrá disfrutar viendo que su proyecto no tiene un acorde final, que es algo que no culminará; que seguirá creciendo y expandiéndose”.
Y como cabeza de una generación musical predica cuatro conceptos: unión, armonía, tolerancia y paz. “Estos son y serán siempre un patrón en mi vida, porque como he aprendido en todos estos años, siendo miembro de una orquesta es necesario escuchar al compañero para poder así luchar juntos por un objetivo común: la música. Y al fin y al cabo la orquesta no es más que una comunidad. Soy un músico que trabaja y que ha nacido de un proyecto hermosísimo, único en todo el mundo, del cual todos los venezolanos debemos estar orgullosos porque es lo más importante”. ¡Es ya un líder que da con pié firme sus primeros pasos y toda la música ganará con ello!
recuadro
Himno
Ante los ácidos dimes y diretes surgidos, porque TVES inauguró su programación del pasado 28 de mayo, con un video donde Gustavo Dudamel dirigía una interpretación orquestal del Himno Nacional, el joven músico aclaró:
-Yo me siento muy orgulloso de dirigir siempre la interpretación del Gloria al bravo pueblo, porque el Himno Nacional somos nosotros, los venezolanos. Para mí siempre será un honor hacerlo. Soy venezolano y siempre estoy representando a mi país y lo hago con todo mi amor, porque es lo más importante para mí. No es que yo sea un nacionalista fanático, sino porque para mí es muy importante lo que significo y de donde vengo. El Himno Nacional lo hemos grabado para un sinfín de canales de televisión y recuerdo que yo siempre esperaba las 12 de la noche o las seis de la mañana para verme un poquito y en que canal salía. Esa grabación la hicimos para todos los venezolanos, porque es para todo el mundo. Ese Himno suena y está ahí, absolutamente, sin color, sin diferencias de partidos.

jueves, junio 21, 2007

Una Villa para rescatar la memoria venezolana

La Villa del Cine no pretende jamás rivalizar con el gringo Hollywood ni con el indio Bollywood. Es solamente, a un año de su creación, un organismo destinado a impulsar la producción directa del cine y medios audiovisuales por parte del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, así como apoyar a los organismos públicos y privados y a los productores independientes en la creación cinematográfica.
Tan rotunda presentación la hace Lorena Almarza, presidenta de la Villa del Cine, o sea, la responsable directa de ese equipo humano y técnico que desde hace más de un año asombra por la cantidad y la calidad de sus producciones, algunas de las cuales ya están en las pantallas de las televisoras VTV, Telesur, VIVE y TVES.
Comenta que ha sido un proceso largo y muy intenso materializar lo que es ahora la Villa del Cine, un asombroso y moderno espacio arquitectónico en “las goteras” de Guatire con 2 mil 400 metros cuadrados en estudios, áreas administrativas y áreas de postproducción, donde inicialmente se invirtieron 20 mil millardos de bolívares. “Cuando inauguramos la Villa del Cine todo el mundo sabía que sus instalaciones no estaba culminadas, pero el presidente Chávez nos dijo que había que empezar a ocupar esos espacios, porque si nosotros esperábamos que la Villa estuviese como una tacita de plata, definitivamente nunca íbamos a convocar a la cantidad de gente que ahora trabaja ahí, ni tampoco comenzaríamos los proyectos con los cuales avanzamos. Hoy por hoy, la Villa es un ya hecho concreto, con espacio para más desarrollos, pero lo más estimulante es el aprendizaje que cotidianamente se logra”.
Insiste en puntualizar que la Villa del Cine es el desarrollo de un proyecto que avanza, día a día, hacia la constitución de una infraestructura técnica y tecnológica para ofrecer así una estrategia del Estado venezolano para el desarrollo de verdaderas políticas públicas que han de servir para fomentar la industria cinematográfica de nuestro país. La cual no tendrá una perspectiva rentista sino la visión de un Estado productivo que tiene como principios fundamentales la inclusión, la democratización y el logro de la soberanía nacional, tal cual lo proclama la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Pero a su vez, es el espacio ideal, o lo que el país necesitaba para recuperar la mirada hacia lo que somos como pueblo, pero también para transformar la mirada que sobre nosotros ha sido construida en etapas anteriores”.
—¿La Villa es exclusivamente una productora de cine?
—No, en la Villa del Cine no sólo se hace cine. Antes de estar desarrollados en lo que somos ahora, nosotros estábamos dentro de la dirección de cine del Conac y desde allí empezamos a buscar una redimensión de lo que era la dirección como tal, la cual contaba con un presupuesto ínfimo, no tenía una repuesta efectiva, ni hacia seguimiento a las entregas de dineros para los procesos de financiamiento. Fue entonces cuando empezamos a avanzar en proyectos de producción, porque nos parecía muy importante que el Estado empezara a aportar musculatura, desarrollo de acciones y convocatorias; empezara a generar un espacio creativo y de encuentro. Y así es como surge el proyecto de las Unidades Móviles. Nosotros hicimos hasta el segundo semestre del año pasado más de 500 producciones y eso nos permitió convertir a la Villa del Cine en un gran espacio de experimentación donde contamos con muchísimas personas trabajando en el desarrollo de proyectos de carácter documental, en su mayoría, a través de seriados que empezaron a trabajar para mostrar lo que estaba pasando en Venezuela, pero no en un sentido panfletario sino mas bien desde una visión íntima.
Enfatizó que la Villa del Cine conjuntamente con la Cinemateca Nacional, la distribuidora Amazonia Films y el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía, constituyen la Plataforma del Cine y Audiovisual, la cual no es más que una estructura organizativa y operativa diseñada para ejecutar las competencias y funciones públicas que incumben al Estado en materia cinematográfica y audiovisual.
—¿Cuántos proyectos fílmicos adelantan para éste año?
—Estamos avanzando en el proceso de 19 proyectos de largometrajes, los cuales comenzaremos a exhibir a partir el próximo octubre, pero ya estamos en condiciones de mostrar dos producciones: Víctimas de la democracia, un documental sobre los desaparecidos y masacrados durante la Cuarta República, realizado por Stella Jacobs, y Venezuela Petroleum Company, de Marc Villá, otro documental.
—¿Qué tipo de películas son las que produce y producirá la Villa del Cine?
—Nuestro cine será sobre la diversidad cultural y todo un sinfín de temáticas asociadas con la solidaridad de los pueblos. Trabajaremos dentro de líneas temáticas orientadas a una visión integral de la cultura, en su sentido antropológico y patrimonial, haciendo énfasis en lo que somos como pueblo; en la memoria, las tradiciones y los valores de nuestro pueblo; pero también abordaremos la cultura como desarrollo humano, entendida como los movimientos sociales y organizativos. Para nosotros es clave un inventario fílmico de personajes, procesos, luchas, visiones y concepciones sobre el pueblo que somos.
—¿Censuras o restricciones?
—Habría que preguntarle a nuestros directores y guionistas para saber si los hemos censurado, algo que además está prohibido en nuestra Carta Magna. Lo que sí es cierto es que en la Villa del Cine no se harán proyectos fílmicos racistas, tampoco odas a la violencia, ni de exaltación al maltrato a y la explotación de la infancia; sino que solamente tocaremos esos temas dentro de un severo ejercicio crítico. Tampoco haremos un cine pacato
Entre Miranda y el urogallo Boves
Miranda regresa y Zamora, sendos largometrajes y miniseries de seis capítulos para televisión, dirigidos respectivamente por Luis Alberto Lamata y Román Chalbaud, son los platos fuertes del primer gran menú de producciones cinematográficas de la Villa del Cine. Sus temáticas abordan a una pareja de venezolanos que cambiaron la historia: uno alzó a los habitantes de la provincia general contra el reino de España y el otro fue el primer socialista en toda la historia del país. Ninguno de los dos pudo disfrutar de las mieles del poder, porque el primero murió prisionero, y al otro lo asesinaron para impedir que conquistara el mando de una revolución triunfante. Son películas basadas en hechos históricos y buscan reiterar el ejemplo de ese par de criollos, únicos hasta ahora.
Después en las pantallas se podrán ver las obras de ficción: La clase, Comando, Un té en La Habana, Libertador Morales, el justiciero; Zeeling, Orinoco, Tripitico A y Triptico B; Boves El Urogallo y Concibiendo revolución. Creados o dirigidos por José Antonio Varela, Pablo de la Barra, Fina Torres, Efterpi Charalambidis, Michel New, Andrea Herrera, Andrea Ríos, Anabel Rodríguez, Carlos Caridad Montero, Alfredo Hueck y Hernán Jabes, Luis Alberto Lamata y Laura Vázquez.
Llamamos la atención sobre el largometraje Boves El Urogallo, el cual ya se hizo en televisión, hace varios años, años bajo la dirección de Román Chalbaud y con la protagonización de Gustavo Rodríguez. Ahora se trata de una versión libre y ficcionada de la obra de Francisco Herrera Luque sobre el mítico guerrero, Boves, otrora caudillo militar español, fantástico personaje reconocido por su extrema crueldad

martes, junio 19, 2007

"Efecto Chávez" en teatro de Nueva York

La dramaturga, directora y actriz Aminta de Lara Rojas (Caracas, 1957) no sale de su asombro. Gracias al llamado “Efecto Chávez”, el cual no sólo la ha favorecido en los medios de comunicación venezolanos, porque desplegaron una serie de reportajes sobre su pieza Golondrina que exhibe en Nueva York, sino que hasta en Manhattan el público le ha respondido positivamente. Ya tiene una serie de propuestas para continuar exhibiéndola, dentro y fuera de Estados Unidos, además de una oferta para llevarla al cine. Una dominical llamada telefónica, desde su apartamento en Brooklyn, le bastó para contarlo todo.
-¿Qué pasa con ‘Golondrina’ en Nueva York?
-No me puedo quejar. Hemos tenido suficiente público y con lo publicado en la prensa, tanto en Venezuela como en Nueva York, además de las agencias internacionales de noticias y en las paginas web, pues estoy feliz, porque no ha pasado por debajo de la mesa. Ya recibimos una invitación para presentarnos en un festival de Valencia, España, y estamos en negociaciones para llevar Golondrina al Teatro Trasnocho, de Caracas. La representante de una productora de cine estadounidense se interesó en nuestro montaje y hemos acordado reunirnos próximamente, pues cree que puede llevarse al cine. Eso sería lo máximo, por la difusión que puede alcanzar en el mundo entero. Pero lo que más me ha impresionado es una oferta para hacer una temporada, pagada por una asociación de niños y niñas abusados, ya que esa temática, que hemos abordado en mi obra, les ha impactado, además que eso aquí en Estados Unidos preocupa muchísimo.
-¿Vale la pena ser una desconocida en Nueva York y no una niña bien que se aburre, en Caracas?
-Es muy difícil aburrirse en nuestra patria herida. El tedio no tiene cabida en medio de tanta contradicción. Lo que prefiero en realidad es un lugar donde estar en paz. Y no soy tan desconocida gracias a mi teatro.
-¿Cuántas obras escritas y estrenadas hasta ahora?
- Seis y todas son distintas: Bolero de hoy (1991) usa como excusa la relación amorosa entre dos mujeres, para hablar a través de lo cotidiano de la trascendencia de las relaciones de pareja en el universo personal. La Monalisa (1993) plantea la transferencia de valores entre generaciones. La importancia de llamarse Blanca (2004) cuestiona nuestra posición personal ante el ejercicio del poder. Fin de siglo (1996) nos pide ver al amor y a la muerte a través del encuentro de un hombre y una mujer que han perdido a causa del HIV al ser amado y se ven obligados a reconocerse. Doble imagen (1999) invita a reflexiones sobre los procesos internos de encontrarnos a nosotros mismos a través de las imágenes y la poesía. Y ahora Golondrina, que utiliza como excusa el abuso infantil que sufrieron dos venezolanas, por parte de su padre, para hablar de un país dividido pero por sobre todas las cosas herido.
-¿Por qué Golondrina?
-La golondrina es una avecita muy frágil y muy viajera pero ella siempre regresa a su nido. Tengo la esperanza de que así como la golondrina vuelve siempre a su lugar de origen, así también nuestra patria herida se recuperará y volverá a ser lo que antes fue. Mi sueño es que la patria venezolana, herida, regrese a su nido, a su esencia, al igual que las frágiles golondrinas retornan a la seguridad de sus nidos. Mi Golondrina está centrada en las hermanas Carmen Elena (a cargo de Diana Cherry), de tendencia chavista, y Claudia López(personaje a mi cargo), feroz opositora al régimen, quienes mantienen un reencuentro con su progenitor agonizante, Manuel Felipe López, el 23 de enero de 2002 en Caracas, en medio de toda esa crispada polémica político-social desatada por el gobierno de Chávez, que algunos denominan “Efecto Chávez”. Es una metáfora que propone una reflexión sobre el abuso del poder en cualquiera de sus formas.
-¿Servirá Golondrina para clarificarle a los gringos, la situación venezolana?
-Espero que sí. Sin embargo también espero que el tema tenga bastante eco aquí en Estados Unidos, pues el abuso de poder no es tema exclusivo de nuestra patria herida.
-¿Cómo ha sido su lucha para mostrar su teatro en Nueva York?
-Hace mucho tiempo que no pienso en el teatro en esos términos. Las circunstancias nos van llevando a espacios nuevos y esos espacios nos abren o cierran puertas. Lo que se hizo deja huella para bien o para mal y si hay cierta coherencia en la estela de esa huella siempre se encuentra un lugar donde crear.
-¿En Nueva York es el teatro en español para un grupúsculo de latinos o ha crecido ese auditorio?
-No lo sé. Sin embargo opino que mientras más número de personas vean el trabajo, mayor será la capacidad de reflexión. Al hacerlo exclusivamente en español se le está negando esa oportunidad a un número significativo de personas. Por eso siempre trato de presentar mis obras en inglés, como lo estamos haciendo con Golondrina.
-¿Seguirá Golondrina en el Teatro La MaMa?
-Hasta ahora, y nos falta una semana más de funciones, aún nos han solicitado prolongar la temporada. La MaMa es un espacio muy codiciado y bastante cotizado. ¡Nos gustaría, por supuesto!
-¿Cuándo se concreta la exhibición en Caracas?
-Eso debe decidirse pronto, porque tanto nosotras como ellos tenemos que hacer nuestras agendas.

Los cuatro papás del Teatro San Martín

Como no es nada grato reflexionar sobre los progenitores de esa manera se evitan análisis que puedan derrumbar las bases de muchas torres de cristal. No obstante, en el Teatro San Martín de Caracas, 13 escritores provenientes de nueve países iberoamericanos, liderizados por Gustavo Ott, diseñaron, en abierto desafío a la muerte, un plan dramatúrgico destinado a generar una reflexión del público sobre la presencia del padre o el macho en las familias o en las vidas de sus descendientes. Ese Proyecto Padre: obras José está integrado por textos de Ignacio del Moral y Santiago Martín Bermúdez (España); Benjamín Galemiri (Chile); Patricia Suárez, Ricardo Halac y Mónica Ogando (Argentina); Bernard Lagier (Francia-Martinica); Luis Mario Moncada (México); Ángel Norzagaray (México); Roberto Ramos Perea (Puerto Rico); Víctor Viviescas (Colombia), Gustavo Ott y Elio Palencia (Venezuela). Todos aceptaron escribir 13 obras exclusivas para ese desafío que nació en el 2006 y que, con el estreno de los respectivos espectáculos, se prolongará hasta el 2009.
Son piezas que han de llevar a la literatura dramática del continente una aproximación libre sobre uno de los grandes personajes de la comunidad iberoamericana: el papá, como jefe de familia, pero también como el primero en enseñar los usos del poder; el padre como sacrificio o como dictador, victima o victimario, presidente o vendedor de frutas; el ausente o demasiado presente; la madre-padre; el padre de la patria, el padre de la Iglesia o dios padre. En síntesis, el padre, o ese “José”, desde todas las aristas, géneros y técnicas posibles.
Del Proyecto Padre: Obras José vimos, en sendas ocasiones, el primer espectáculo integrado por Los adioses de José de Viviescas; El que te cogió y se fue de Palencia; Papá poeta de Halac y Cenizas vivas de Ramos Perea. Creemos que nadie quedó tranquilo, bien como hijo o como padre, tras lo que ahí se exhibió, porque acerca o supera muchas historias personales, esas que no se revisan porque crean nudos en el estómago. Con Los adioses... se materializó la amargura de los colombianos agobiados por una violencia sin nombre ni color que deja en soledad a hombres buenos que encontraron un sentido a sus vidas cuando procrearon. El que te cogió... desnuda a la sociedad donde la paternidad es una aventura y la vida de los hijos son amargas experiencias. Papá... reitera la manipulación y la compraventa de afectos, mientras que en Cenizas... está vivo ese código de honor español metido en la cultura latinoamericana, donde con sangre se lava las ofensas. ¡Un continente primitivo en sus relaciones paternofiliales!
Gonzalo Cubero, Trino Rojas, María Eugenia Romero, William Escalante, José Luis Sáez y Lismar Ramírez, bajo la dirección general de Luis Domingo González, integraron el elenco de esos cuatro primeros Josés. Todos se lucieron, pero en especial destacaron Rojas y Escalante, dos estilos y dos tendencias. ¡Ahora a esperar las nueve piezas restantes!

domingo, junio 17, 2007

Zamora sin sombras

Otros serían los destinos de Venezuela si el general Ezequiel Zamora no muere asesinado, misteriosamente, aquel 10 de enero de 1860 en la toma de San Carlos. Así lo cree el cineasta Román Chalbaud, pero ni el ni nadie podrán reescribir la historia, salvo que se utilice esa saga y se elabore una especial pieza cinematográfica que resalte sus valores patrióticos y sus ideas como el primer caudillo socialista del siglo XIX. Y eso es lo que precisamente hará el creador de largometrajes como El caracazo, el pez que fuma, Pandemonium y otras películas que lo colocaron en el primer lugar de los grandes realizadores cinematográficos no sólo del país sino de America Latina. ”Es por todo eso que acepté rodar Zamora, un largometraje de 120 minutos y una miniserie para televisión de cinco o seis capítulos. Comenzamos la preproducción, haremos los casting para contratar a los mejores y esperamos tener ambas producciones en pantalla hacia febrero del 2008, tal como hemos convenido con la Villa del Cine”, enfatiza este artista que ha destacado en el cine, la televisión y el teatro, desde 1955.
Chalbaud (Mérida, 1931), quien mora en un cinematográfico penthouse, adquirido con dos millones 300 mil bolívares, en 1987, instalado en una especie de torre centinela de la urbanización San Bernandino, es un artista que peregrina entre la sociología y el realismo poético, y gusta de los personajes populares que deben enfrentar un mundo convulsionado y vivir el problema de ser ellos mismos, como lo escribió el periodista Rodolfo Quebleen. Para asumir Zamora, que ya había sido asignado a César Bolívar, quien renunció ante problemas familiares, tuvo que suspender el rodaje del largometraje Con los brazos abiertos, coproducción con Cuba. “Es un proyecto muy importante, con guión de Ugo Ulive y Enrique Ubieta, sobre cómo fue la labor prometeica de los médicos cubanos que vinieron a Venezuela para poner en marcha la misión Barrio Adentro. Se hará el año que viene y tendrá, como es lógico actores cubanos que encarnarán a los galenos que trabajaron o aún lo hacen en mi país”.
Cuenta Chalbaud que el guión de Zamora es un afinado trabajo de Gustavo Michelena y lo mismo son los libretos para la miniserie.”Ahí está la historia de Zamora y está contada a partir de unos días antes de la batalla de Santa Inés, aquel 10 de diciembre de 1859, y en la mitad del largometraje muere. En la segunda parte se busca saber quien lo mató. No hay que olvidar que sus mismos aliados, Falcón y Guzmán Blanco, están bajo sospecha. Un tiro le entró por el ojo derecho y dejó en sombras a un pueblo que lo seguía”.
“Debo aclarar, a los desinformados, que la revolución que comanda el presidente Hugo Chávez no ha significado un cambio de estética ni de ideología para mí, porque siempre he sido un luchador social y para muestra basta mirar mis película para darse cuenta de ello, lo que ocurre es que con El Caracazo (2005) dejé de hacer ficción y confronté un hecho histórico, recreado por el guionista Rodolfo Santana, quien a su vez se basó en hecho reales y verificables además. Con El Caracazo inicié un ciclo de cine social, aunque antes hice Ratón en ferretería, centrado en las vicisitudes existenciales de un artista. El Caracazo me dio premios en Trieste y en La Habana, pero además me ha permitió conocer, recientemente, la República de India,con sus fastuosas ciudades, hoteles de siete estrellas, y donde convive una miseria indescriptible al lado de un desarrollo científico atómico. Miles de personas aplaudieron mi película y hasta me agradecieron por haberles permitido conocer lo que aquí había pasado y como ocurrió todo aquello”.
De ese viaje le quedan relaciones, increíbles sabores y olores que pudo disfrutar y, muy particularmente una colección de fotos de aquellas ciudades y su gente. Está seguro que volverá, tal como se lo pidió a la diosa Kali.
Historias
Chalbaud asegura que la primera victima de los desatinos de Radio Caracas Televisión fue el presidente Luis Herrera Campins, porque se le ocurrió prohibir publicidad de licores y cigarrillos en la televisión. ”Lo silenciaron en todas las pantallas por tal atrevimiento; de todos modos ese canal 2, obligado y a regañadientes, inició un ciclo de ‘televisión cultural’ con la participación de figuras como Garmendia, Cabrujas y Verdial, pero después lo sepultaron para darle entrada a los horrendos libretos de Delia Fallo. Así se unieron a un complot internacional para hacer la peor televisión, desde el norte hasta la Patagonia”.
-¿Qué pasará con la TV?
-Cambiará poco a poco y no de un día para otro. Estamos en una revolución.
Advierte que el cine venezolano sí tiene un repunte con las políticas del Ministerio de la Cultura, pero ahora falta la batalla contra un oligopolio, ”que estaría perseguido hasta en Estados Unidos, donde no está permitido que los exhibidores sean a la vez los distribuidores, son como zamuros cuidando carne. Ese oligopolio altera las cifras de las taquillas y se oponen a que el Estado instaure el boleto único, que sería controlado directamente por las autoridades. Así se conocerían las ganancias y el verdadero numero de espectadores en cada una de las películas”.

Tres teatreros venezolanos atrapan a Nueva York

Gracias a la temporada del melodrama Golondrina, de Aminta de Lara Rojas, ya son tres los dramaturgos venezolanos que coinciden con sus obras en una temporada neoyorquina. Esta caraqueña se suma a los reconocidos Isaac Chocrón y Rodolfo Santana para transmitir sus disímiles mensajes a los habitantes de Manhattan y Queens con O.K., Baño de damas y, por supuesto, ahora se añade Golondrina.
Compraventa
O.K., comedia sobre las vicisitudes de un desempleado joven venezolano, quien acepta ser el chulo de dos mujeres cuarentonas, hace temporada en Repertorio Español, en la calle 27 con Tercera avenida, bajo la dirección del cubano René Buch, y con la participación de Tatiana Vecino, Isabel Moreno y Gil Ron. Es una de las piezas más famosas de Chocrón (Maracay, 1930) y ha sido exhibida en Nueva York durante tres temporadas.
Corrupción
Baño de damas
, en funciones alternas para público hispano y estadounidense, es una radiografía escénica sobre la corrupción del poder en Venezuela, la cual se escenifica en el baño de las mujeres de una discoteca. Santana (Caracas, 1944) la estrenó en el Ateneo de Caracas hacia 1987, dirigida por Ibrahim Guerra. Y ahora se exhibe en el Thalía Spanish Theatre, en el multiétnico distrito Queens, puesta en escena por el criollo Pedro De Llano. Actúan las venezolanas María Angélica Ayala, Alma D’ Cruz, Jennifer Díaz y Angélica Guvernez, las mexicanas Laura Patalano y Elka Rodríguez, las colombianas Martha Osorio y Ángela Pérez, las dominicanas Laura Gómez y Lorena Jorge; además intervienen los actores mexicanos Francisco Fuertes y Premier Solís.
Metáfora
En Golondrina, Aminta de Lara Rojas (50 años) utiliza como excusa el abuso infantil sufrido por dos hermanas, por parte de su padre, para proponer una metáfora escénica sobre un país dividido pero por sobre todas las cosas herido. “Entiendo a mi obra como una parábola que intenta hacernos reflexionar sobre el abuso del poder en cualquiera de sus formas. La fragmentación psíquica que se produce en la personalidad de una niña violada se parece mucho a la fragmentación que se produce en una sociedad agredida. La tendencia es atacar a lo que es igual en vez de enfrentar juntos lo que hiere y divide”.
Comenzada a escribir en Caracas durante el año 2001, Golondrina transcurre precisamente el 23 de enero del 2002 en medio de manifestaciones de partidarios y opositores al presidente Hugo Chávez. Dos hermanas, una chavista y la otra no, enfrentan dolorosos recuerdos de su infancia al reunirse en un apartamento con su agónico padre, quien abusó de ambas cuando pequeñas. Ahí se expone el paralelismo entre el abuso del poder político y el paternal a través de la historia de Carmen Elena (interpretada por la colombiana Diana Cherry) y Diana (encarnada por la autora que además dirige el espectáculo) .Han vuelto a reunirse después de mucho tiempo para cuidar al moribundo.”Escribí esta pieza que relaciona el abuso sexual en la infancia, el cual con el paso de los años es silenciado por sus victimas, con el olvido de un colectivo social anestesiado ante el autoritarismo. Busco que el público reflexione sobre la responsabilidad colectiva, porque la única forma que tenemos los venezolanos de salir de este abuso cometido contra esas dos hermanas, es admitir que el problema no está en ellas, y no en ambas cómo entienden y aceptan el poder”.
Golondrina, que hace temporada en el histórico Teatro La MaMa, en la calle 4 del East Village, se presenta en inglés porque “aquí hay un número importante de personas muy interesadas en nuestros procesos no sólo políticos sino artísticos, culturales. Estamos en una ciudad esencialmente multicultural, y se escuchan y se hablan prácticamente todos los idiomas. La diversidad es infinita. Hay sin embargo un punto común: el inglés. El resto se hace evidente. Quise llegar, especialmente, a los estadounidenses, porque espero que el tema tenga eco también aquí, ya que el abuso de poder no es tema exclusivo de nuestra patria herida”.
Sexteto
Aminta de Lara Rojas ya había escrito y representado otros cinco textos, a saber: Un bolero de hoy (1991) donde se usa como excusa la relación amorosa entre dos mujeres, para hablar a través de lo cotidiano de la trascendencia de las relaciones de pareja en el universo personal. La Monalisa (1993) plantea la transferencia de valores entre generaciones. La importancia de llamarse Blanca (1994) cuestiona nuestra posición personal ante en ejercicio del poder. Fin de Siglo (1996) nos pide ver al amor y a la muerte a través del encuentro de un hombre y una mujer que han perdido a causa del Sida al ser amado y se ven obligados a reconocerse. Y Doble imagen (1999) hace reflexión sobre los procesos internos de encontrarnos a nosotros mismos a través de las imágenes y la poesía. Y ahora con Golondrina completó su media docena de obras
Utiliza el contexto venezolano en sus piezas, porque siempre así lo quiso. No sabe hablar sino de lo que le es propio. “A veces se hace más evidente que en otras obras”.
Descarta que esté pensando en escribir definitivamente un teatro del exilio, porque no está segura que con “las comunicaciones y el acceso a la inmediatez global podamos entender el exilio de la misma forma que lo entendieron otras generaciones”. Y uno de sus sueños es poder montar en la capital venezolana por lo menos Golondrina, a finales de este 2007.

jueves, junio 14, 2007

Comenzó parricidio en Teatro San Martín

Unos fanáticos teatreros, encerrados en el Teatro San Martín, diseñaron e hicieron funcionar un plan dramatúrgico destinado a provocar la reflexión del público sobre la presencia del padre o el progenitor en las familias o en las vidas de esposas, hijos e hijas. Convocaron a 13 autores consolidados y pusieron en marcha el Proyecto Padre: obras José, el pasado viernes 8, en el cual participan Ignacio del Moral (España), Benjamin Galemiri (Chile), Ricardo Halac (Argentina), Santiago Martín Bermúdez (España), Bernard Lagier (Francia-Martinica), Luis Mario Moncada (México), Ángel Norzagaray (México), Mónica Ogando (Argentina), Gustavo Ott (Venezuela), Elio Palencia (Venezuela), Roberto Ramos Perea (Puerto Rico), Patricia Suárez (Argentina) y Víctor Viviescas (Colombia). Todos escribieron 13 obras originales, exclusivas para este proyecto que nació en el 2006 y el cual, con el estreno de los espectáculos, se prolongará hasta el 2009.
Ott, coordinador del proyecto y “curador” de esos textos, comenta que se pusieron de acuerdo para escribir unas piezas con la idea de llevar al teatro del continente una aproximación libre sobre uno de los grandes personajes de la sociedad occidental y en especial la comunidad iberoamericana y caribeña: el padre como jefe de familia, pero también como el primero en enseñarnos los usos del poder; el padre como sacrificio o como dictador; victima o victimario, presidente o vendedor de frutas; el padre ausente o demasiado presente; la madre padre, el padre de la patria, el padre de la Iglesia, dios padre, en fin, el padre desde todas las aristas, géneros y técnicas posibles.
Son obras cortas (entre 10 y 15 páginas) especialmente ensambladas en tres espectáculos, de cuatro piezas cada uno. José, el personaje central, posee las mismas características en todas las piezas, aunque varía su contexto, condición social, usos del idioma, profesión, etcétera. Si en una obra es un burgués, en la otra es un obrero, un macho o gay, un filósofo o un idiota, un tahúr o un santo. José es casado o divorciado o viudo y vive al mismo tiempo en Argentina, Venezuela, España, Chile o México. Puede que hable mucho o poco y su vida es distinta en cada obra aunque es el mismo José siempre: padre de dos hijos y con un temblor en su mano derecha. Y es el mismo José siempre porque queda claro que además de un personaje es una metáfora.
La primera entrega de esta especie de parricidio teatral se materializó con las piezas Los adioses de José (Viviescas), El que te cogió y se fue (Palencia), Papá poeta (Halac) y Cenizas vivas (Ramos Perea). Y el elenco para ese primer cuarteto de “José” lo integraron Gonzalo Cubero, Trino Rojas, María Eugenia Romero, William Escalante, José Luis Záez y Lismar Ramírez, dirigidos por Luis Domingo González.
En términos generales estas cuatro obras son light o muy respetuosas del padre latinoamericano, aunque están bien plasmados o logrados esos José, pero los conflictos de tales progenitores con sus descendientes son tímidos o casi telenovelescos, salvo el estrujante texto de Palencia. Lo mejor fueron las veristas caracterizaciones asumidas por el veterano profesor Trino Rojas.
Habrá que esperar a las nueve piezas restantes para un juicio global sobre ese problema de la paternidad latinoamericana, donde la normalidad de tales relaciones es la excepción, donde ojalá que los autores no hayan olvidado aquello de que "padre no es el que engendra sino el que cría".

martes, junio 12, 2007

Los chicos de la banda del 69

La comunidad de homosexuales y lesbianas en Estados Unidos conquistó sus libertades y el respeto del resto de la población porque luchó y salió victoriosa. Analistas marxistas aseguran que todo aquello se “negoció” porque había que vender neveras, cocinas, camas y apartamentos para las nuevas parejas del “tercer sexo” que insistían en desafiar a pacatos con sus publicas convivencias. Lo cierto es que aquello no ha sido nada fácil en una sociedad que mata por cualquier conducta que rompa con lo tradicional, especialmente en pequeñas ciudades y poblados, aunque la rutina es otra en las metrópolis. Para esa revolución gay fue fundamental el apoyo de intelectuales y artistas, especialmente los teatreros, porque el otro trabajo lo hicieron políticos liberales e izquierdistas y los comerciantes, o sea Wall Street.
En esa lucha por los derechos de los gays fue importante el aporte del espectáculo Los chicos de la banda, de Mart Crowley, que ascendió desde los suburbios neoyorquinos, en 1968, hasta el consagratorio Broadway en 1969. Al año siguiente saltó al cine y su mensaje se expandió al mundo. En España desembarcó en septiembre de 1975 y aquí en Caracas arribó en mayo de 1978. Su éxito significó que a los tradicionales temas del odio, los celos y la lucha de clases, se agregó la homosexualidad, en un discurso melodramático y hasta moralizante.
La homosexualidad en el teatro venezolano –porque la de su sociedad no es el tema para esta crítica- reventó en los sainetes de Leopoldo Ayala Michelena, Rafael Guinand, y Antonio Saavedra, en la década de los 40, y la misma se popularizó en los 70 gracias a los empresarios de Chacaìto, Las Palmas, el Ateneo de Caracas y El Nuevo Grupo, pero “la asonada” comienza con La revolución, de Isaac Chocrón, en 1971. Desde entonces esa libertad no ha sido conculcada y colocar una “loca” en escena se convirtió en pingüe negocio.
Y es dentro de onda libertaria que ahora se exhibe una versión de Los chicos de la banda bajo el titulo Los chicos del 69, conducida aceptablemente por César Sierra y con la variopinta participación de Javier Valcárcel, Pastor Oviedo, Carlos Arráiz, Ignacio Marchena, Gustavo García, Agustín Segnini, Anthony LoRusso, Gian Marco D’Ortenzio y el actor español Andreu Castro. Franco Rosso concibió la escenografía, el vestuario es de Marisol Martínez y Miguel Ferro es el productor para el Teatro Escena 8.
Hay que recordar que Los chicos de la banda fue estrenada en Caracas en el Teatro “las Palmas”, con la producción de Conchita Obach ,una profesional dirección del español Jaime Azpilicueta, una espectacular escenografía de Ibrahim Guerra y un irrepetible elenco que incluía a Manuel Poblete, Javier Vidal, Luis Abreu, Rodolfo Drago, Luis Rengifo, Ernesto Aura, Aníbal Grunn y al martizado Yanis Chimaras, quien debutó en el teatro como "el regalo vivo". “A todos ellos está dedicada esta reposición. No sólo como un homenaje a sus muchos aportes a la historia del teatro, la televisión y el cine de nuestro país, sino como un merecido reconocimiento a la valentía que significó enfrentar este difícil tema cuando eran pocos los que se atrevían a tocarlo públicamente, como no fuera en la búsqueda de la risa fácil”, apunta el director Sierra, nieto de esa pareja de inolvidables teatreros que fueron Lily Álvarez Sierra y Gabriel Martínez. Él la rebautizó como Los chicos del 69 porque la singular y desesperada fiesta gay se realiza en un apartamento identificado con ese número, aunque así también se busca la indispensable promoción publicitaria...fundamental para cuando ese género de espectáculo no tiene subsidios de ninguna índole y sobrevive por la respuesta del público.
Los chicos del 69 es la fiesta de cumpleaños de un homosexual, con “regalo vivo” incluido, donde nueve personajes se querellan por la fidelidad, la tolerancia, la soledad y los afectos, tornando aquel grato momento en un purgatorio de culpas asumidas o ajenas, en medio de tragicómicas situaciones. El elenco, en esa primera función o representación, careció de homogeneidad, vital para ese tipo de piezas, donde se trabaja desde adentro y sin prejuicios, sin miedos y recordando que son actores y no pacientes de un psicólogo. Un actor tiene que desprenderse de su conducta sexual y encarnar personajes de cualquier comportamiento, sin miedo alguno, porque de lo contrario lo que muestra en escena le sale falso y no se lo cree ni el espejo de Blancanieves. Andrés Cano como la estridente loca Emory y Anthony Loruso en un sorprendente “regalo vivo”, fueron los mejores. El público dirá la última palabra.
Esta famosa obra gringa, aunque está escrita en tono de comedia y llena de momentos hilarantes, algunos ya envejecidos, como el juego final, es un llamado a reflexionar. Y debe llegar a todos los públicos, ya que trabaja sobre temas universales, que tocan por igual a todos los seres humanos, independientemente de su decisión sexual, porque la libertad es el bien mas preciado para la humanidad.

Carlos Paolillo y su festival de coreografias

Honrar honra, enseña el apostol José Martí. Y evocamos aquí al poeta y héroe cubano porque hay que exaltar a un trabajador cultural venezolano que sí ha aportado, sin lucrar, al desarrollo de las artes del movimiento con un evento que ha marcado pauta en las últimas décadas. Nos referimos al periodista y crítico Carlos Paolillo, quien desde 1985 ha estado produciendo y exhibiendo, superando todos los obstáculos posibles, el Festival de Jóvenes Coreógrafos, singular plataforma institucional concebida para fomentar el desarrollo de noveles creadores en el campo de la danza teatral, estimulando en ellos los valores de la solidaridad, el compromiso y la excelencia artística. ¡En el teatro venezolano no hay nada similar y si la había, pues, desapareció hace 14 años con Carlos Giménez!
Hay que hacer un balance sobre lo que han significado tales eventos, desde nuestra óptica como periodistas y recolectando puntuales opiniones de especialistas, como Belén Lobo y Rubén Monasterios, entre otros conocedores del fenómeno danzatario, precisamente ahora que se anuncia la realización del XXIII Festival de Jóvenes Coreógrafos, para desarrollarse entre el 14 y el 24 de junio en los espacios de la Casa del Artista, de jueves a sábado a la 7:30 pm. y domingo, a la 6:00 pm, con la participación de 20 creadores procedentes de Colombia, Ecuador, México y Venezuela.
BALANCE
Este Festival de Jóvenes Coreógrafos ha servido de escuela para los más relevantes creadores venezolanos de la danza contemporánea desde hace más de 20 años. Al margen de modelos de formación coreográfica excesivamente formalizados, este evento ha estimulado procesos creativos de plena libertad creativa, los cuales resultaron fundamentales en la diversificación conceptual y estética de la danza venezolana, que durante los años 90 se convirtió en una importante referencia para la danza latinoamericana y mundial.
Dos generaciones de creadores llamados a liderar el movimiento de la danza en Venezuela a finales del siglo XX, surgieron de las experiencias del Festival, plataforma que los guió consecuentemente hasta el definitivo camino profesional. Además, el Festival ha cumplido igualmente con una sistemática labor de estímulo y solidificación de vocaciones artísticas y un trabajo dinámico y permanente difusión de los valores genuinos del arte de la danza.
El Festival ha contribuido a la configuración y desarrollo de un movimiento de danza en Venezuela, que ha sido modelo continental. Durante sus más de dos décadas de existencia ha sido claro reflejo de las tendencias y las corrientes por las que ha transitado la danza contemporánea venezolana, desde sus manifestaciones más asépticamente abstractas y las propuestas corporales profundamente unidas al código teatral; llegando hasta los nuevos postulados de movimiento que incluyen decididamente los recursos de la tecnología de punta.
La labor de estímulo permanente cumplida por el Festival en casi ya tres generaciones de creadores venezolanos, representa un aporte concreto a la configuración de una danza contemporánea nacional con auténtico sentido de pertenencia, en plena sintonía con su tiempo social y con decidida proyección al mundo.
Teniendo en cuenta que en Venezuela la permanencia en el tiempo y en el espacio de muchos proyectos culturales está unido o atado a la humanidad de sus creadores, hay que esperar que Carlos Paolillo (50 años), “a estas horas del partido”, haya formado una generación de relevo que podrá continuar apoyándolo o reformulándolo en las décadas posteriores, porque este experimento, por así llamarlo, no puede dejar de hacerse o convertirse en una ficha histórica, por ninguna razón o sin razón humanas puede detenerse.
AGENDA
Ocho programas integran la agenda del evento el cual girará alrededor de disímiles tendencias abstractas y teatrales de la danza contemporánea, incluyendo video danzas, instalaciones e intervenciones de espacios públicos. Se inaugura con la participación especial, los días 14 y 15 de junio, a las 7:30 p.m., en la Sala Juana Sujo, de la compañía Acción Colectiva con la obra Aprés Petipa y la reposición de Shakti en ascensión o Rainbow revisited, ambas de Julie Barnsley. Actuarán las reconocidas bailarinas Inés Rojas, Claudia Capriles, Vanessa Lozano y la propia autora.
En esta edición participarán 12 noveles creadores venezolanos: Orestes Ortegano, Alejandra Sánchez, María Jesús Mendible, Saby Morales, Luis Villasmil, Tailí León, Rafael Perdomo, Franklin Crespo, Juan Solórzano, Nirlyn Seijas, Angely Sierra y Román Morillo.
La programación recibirá también las propuestas del video artista Reinaldo Guédez, así como las de Danzaluz, de Maracaibo, con obras de Elizabeth Medina y Mariemily Ochoa; el colectivo Puropié, de San Cristóbal, dirigido por Paula Restrepo, el Taller Permanente de Formación de Pisorrojo de la UCV, bajo la dirección de René Ydrogo, y el Laboratorio de Movimiento Espontáneo 2, integrado por Isabel Story, Sophía Rodríguez, Natalia Molina y Carlos Penso.
Del exterior llegarán los bailarines solistas María Claudia Mejía, de Medellín, y Sebastián Salvador de Quito y la compañía Lux Boreal, de Tijuana.

domingo, junio 10, 2007

Teatrero caníbal

El dramaturgo caníbal no es la primera vez que camina por las calles de Nueva York. Tampoco será la última, pues le queda mucha suela en sus zapatos y otras piezas teatrales por estrenar o remontar como lo están haciendo las agrupaciones hispanas o estadounidenses en las últimas cuatro décadas.
La semana pasada estuvo en el teatrito de Repertorio Español, en Manhattan, para recibir un homenaje y presenciar el tercer montaje que Rene Buch hizo de O.K. Una crucial comedia dramática que lo internacionalizó y le permitió percibir tantos dólares que dejó de ser empleado del gobierno venezolano y asumirse definitivamente como escritor, bien para el teatro, el ensayo, la prensa y la novelística; apuntalar la ruta pionera de El Nuevo Grupo; fundar la primera Compañía Nacional de Teatro y participar en la creación de la primera Escuela de Artes de UCV, de donde salió jubilado, para dedicarse, con mayor libertad, a lo que ha hecho siempre: escribir y vivir, además de viajar.
Porque Isaac Chocrón -este dramaturgo caníbal no tiene clon- debutó en 1959 con la pieza Mónica y el florentino, escenificada por el rumano Romeo Costea, y durante la temporada 2006 disfrutó con Los navegaos (2006), dirigida por el venezolano Michel Hausmann, cuyos abuelos vivieron el infierno de los campos de exterminio nazis.Tiene una veintena de obras, además de varias novelas, como Se ruega no tocar la carne por razones de higiene, ensayos y docenas de notas periodísticas.
Instalado ahora en su minimalista penthouse, envidiable "torre de marfil", con vista al Ávila y un jardín de orquídeas y bromelias, custodiadas por Sara, su fiel ama de llaves desde los años 60, revisa la correspondencia, firma cheques, responde correos, devuelve llamadas y ajusta su agenda.Ahí no pueden faltarle sus cotidianas sesiones de escritura, de 9 am a 1pm, tres terapéuticas visitas semanales al gimnasio y almuerzos o cenas con la familia elegida, la que no se hereda sino que se construye con el paso de los años y los afectos recíprocos.
Así como una mano lava a la otra y las dos purifican el rostro, esa semana neoyorquina le lavó el desaliento del anterior "lapso negro", dice, y continúa citando sus gratos momentos con Merce Cunnighan, Edward Albee, María Cristina Anzola y ese elenco "jamás visto" que materializó al chulo "Franco" y las devoradoras "Mina" y "Alma", encarnados por el gringo Gil Ron y las cubanas Tatiana Vecina e Isabel Moreno, protagonistas de su O.K. No suelta prenda sobre lo que disfrutó de ese espectáculo. Sabe que una obra de teatro después que se entrega a un director y un elenco ya no le pertenece, pero siempre al volver a verla capta algo nuevo a todo lo visto anteriormente, y mucho más en un montaje cuyo asistente de dirección es el artista venezolano Fernando Then, instalado ahora en "The big apple". Sí comenta que ha sido éxito de taquilla y de crítica, y en algunos comentarios hasta le dicen que es un Tennessee Williams a la venezolana, juicios que no puede dejar de festejar con wiskhy mayor de edad y bien dosificado.
Elude hablar sobre lo que actualmente escribe, aunque advierte que usa el computador cuando está inspirado o con su mano zurda, en unos cuadernos que tiene siempre cerca, al trancársele la sesera. Informa que el montaje que le hicieron Héctor Manrique y Basilio Álvarez de La revolución fue exitoso y pronto reanudarán otra temporada, así como la inminente reposición de Los navegaos, sacada "brutalmente" de la cartelera del teatro Trasnocho el año pasado.
Emigrado
En medio del concierto vespertino de las guacamayas que bajan del Ávila, revela que está releyendo Cien años de soledad y cita lo que en una de sus maravillosas páginas escribió el Gabo: "Taciturno, silencioso, insensible al nuevo soplo de vitalidad que se le metía a la casa, Aureliano Buendía apenas ni comprendió que el secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad".
-¿Qué tiene que ver eso con Isaac?
-Mi buena vejez es que tengo un pacto honrado con mi soledad.
-¿Pero usted tiene una mujer a su lado desde hace más de 40 años?
-Sí, pero también tengo mi familia elegida. Mi soledad no significa que estoy desolado, sino que aprecio estar solo y así adelanto más fácilmente mis agendas.
-Hace un tiempo se lo preguntaron y respondió. Ahora le repregunto: ¿qué es lo más extraño que ha comido?
-Carne humana... y me gustó.
-¿Es una metáfora?
-No, es que así hablo yo. Pero muchas personas no lo entendieron y me llamaron muy preocupados. Les dije que era una humorada.
-¿Humorada? ¿No será que usted canibaliza a los personajes reales que inspiran sus obras y después los regurgita en el escenario?
-No lo había pensado, quizás ahí esta el éxito de mis obras.
-Está de moda exiliarse y gastarse los dólares en Miami.
-No, yo no soy de los que se va, porque ya soy un emigrado aquí, aunque nací en Maracay al principiar la década de 1930.









miércoles, junio 06, 2007

El nazismo agazapado en el teatro sureño

A los teatreros argentinos no hay que decirles lo que deben hacer para que nunca más las sombras del nazismo y el fascismo vuelvan a las calles de su país. Utilizan sus escenarios para montar una serie de obras que están presentándose y aún ensayándose en Buenos Aires, cuyas acciones se desarrollan en los tiempos de Adolfo Hitler o de Benito Mussolini, o, en su defecto, personajes ligados a estos regímenes son los que resultan protagonistas exclusivos de esos dramas.De esa manera alimentan el inconciente colectivo que debe estar presto a comparar la realidad teatral con la cotidiana y advertir que los personajes escénicos saltaron a la calle para iniciar su danzas de la muerte.
Así lo cuenta, en una precisa crónica el periodista Carlos Pacheco de La Nación bonaerense, quien puntualiza que tal peculiar saga de producciones comenzó con el estreno, en el Multiteatro, de Yo soy mi propia mujer, del norteamericano Doug Wrigth, interpretada por Julio Chávez, con dirección de Agustín Alezzo. La pieza,que se estrenò en Nueva Yotk bajo la direcciòn del venezolano Moisés Kaufmann, muestra aspectos de la vida de Lothar Bernfeide, un travestido al que se conoció con el nombre de Charlotte von Mahlsdorf y cuya vida se desarrolló en tiempo de los nazis. Extrañamente, ella nunca había sido molestada por su condición, pero, en verdad, el régimen la obligó a transformarse en su informante para poder tener así su existencia asegurada. Wrigth en su retrato de Charlotte no la juzga, ni la cuestiona, sencillamente la expone y con mucha sensibilidad. Al respecto, el actor Julio Chávez ha señalado: "Aquí hay unas circunstancias que pasaban por la mirada de la tribu y la tribu estaba feroz en ese momento. Aunque la inclinación sexual, la decisión o el gusto sexual de cada ser humano es mucho más personal de lo que nosotros suponemos, esta mujer se abalanza sobre una decisión que, además, escoge como manera de sobrevivir".
Un tiempo después, en el San Martín, se dio a conocer Camino del cielo (Himmelweg), del español Juan Mayorga, dirigida por Jorge Eines. En ella, un delegado de la Cruz Roja que visita el campo de Auschwitz y el gueto de Terezin, redacta un informe sobre la situación de los cautivos, que termina resultando útil a los intereses nazis. Para escribir este texto Mayorga se inspiró en los datos que escuchó en una conferencia y explicó: "Inmediatamente pensé que ese hombre tenía que ver con mucha gente que me rodea y probablemente conmigo mismo: alguien que quiere ayudar a las víctimas y acaba siendo cómplice del verdugo. Quise crear una ficción libre sobre la invisibilidad del horror".
A estas experiencias se sumó Un día muy particular, la obra de Ettore Scola que se ofrece en el Lorange, interpretada por Ana María Picchio y Daniel Fanego, con dirección de Manuel González Gil. Aquí la acción se desarrolla el día en que Benito Mussolini recibe la visita, en Roma, de Adolfo Hitler. Un ama de casa y un intelectual homosexual descubren sus vidas, en el interior de sus departamentos, bajo la espía de una portera fascista, mientras en las calles, el pueblo vitorea a los líderes. "Scola usa un motivo nacional -señaló Daniel Fanego- como ha sido el hecho de que Italia sea el país donde anidó el fascismo, para discurrir acerca de lo que ese régimen o ciertas sociedades autoritarias consideran seres castrados, como serían una mujer y un homosexual. Seres a los que el régimen repudiaba" .
El musical Cabaret de Joe Masteroff, John Kander y Fred Ebb, que concibió Harold Prince, continúa en este listado. Se presenta en el Astral con actuaciones de Alejandra Radano, Alejandro Paker, Marcelo Trepat y Diego Mariani, entre otros. La trama, si bien comienza a desarrollarse entre aires de libertad, poco a poco va a ir enrareciéndose, a medida que el miedo y el terror se apoderan de los personajes. Adolfo Hitler avanza sobre Alemania, las persecuciones a los judíos se hacen cada vez más intensas y algunos de los seres que aparecen en escena deben optar por integrarse al régimen.
A estas alturas puede resultar interesante detenerse a pensar por qué esos mundos asoman hoy en nuestra escena. Juan Mayorga, acostumbrado a traer al presente cuestiones de la historia dice: "En ninguna de mis piezas pretendo reconstruir un momento del pasado, sino construir una experiencia presente que quizá pueda ayudar a algún espectador a revisar un aspecto de su vida o el modo en que se organiza su sociedad. De lo que se trata es de representar formas de humillación del hombre para el hombre, lo que acaso pueda fortalecernos en la vigilancia y en la resistencia ante formas de dominación actuales".
Lo que vendrá
La autora argentina Patricia Suárez, quien en sus obras ( Valhala, El sueño de Cecilia y Rudolf) suele mostrar la conducta de personajes nazis que, escapados de Alemania, se instalaron en este país, cuando se le pide una reflexión acerca de la constante que nos ocupa comenta: "Me parece que estamos en un momento donde ciertos poderes son criminales. Tal vez enfocar el nazismo no sea más que un llamado de atención acerca de lo que está pasando. Bush, en el imperio norteamericano, dice: "Nos tiraron las Torres Gemelas, nos tiraron ántrax, tenemos que ir a otro país y atacar". De pronto ves a unos iraquíes celebrando una boda y, porque están reunidos, les tiran una bomba y matan civiles. Después se disculpan, como si la disculpa devolviera la vida. Este acto criminal es totalmente impune. Y hasta se crea un nuevo status: 'los palestinos son terroristas' y, esa generalización, es genocida".
Producciones de Patricia Suárez están incluidas en dos proyectos que se estrenarán durante julio. Uno se llama Trilogía del nazismo, dirigido por Alejandro Ullúa, y se estrenará en el Teatro del Artefacto, y el otro, Las mujeres de los nazis, subirá a escena en el Patio de Actores y será su director Héctor Levy Daniel. La Trilogía... está conformada por las obras Herr Klement, de Suárez y Leonel Giacometto; Edgardo practica, Cósima hace magia, de Patricia Suárez, y Todos los judíos fuera de Europa, de Leonel Giacometto.
Entre estas tres obras se reconstruye un mundo muy singular. En Herr Klement se muestran los tres días en que el genocida nazi Adolf Eichmann, quien se ocultó en la Argentina con el nombre de Ricardo Klement, permaneció en Buenos Aires cuando fue capturado por un grupo del Mossad israelí, en la década de 1960. Edgardo practica, definida como una comedia negra, muestra el hastío de un matrimonio alemán que oculta cuadros de Hitler en el desván de su casa. Todos los judíos... expone la relación de un profesor universitario alemán y su escribiente-esclavo judío polaco, ambos vigilados por un ama de llaves nazi en la ciudad ocupada de Dantzig.
Al referirse a sus personajes en estas producciones, Patricia Suárez, reconoce que le gusta abordarlos "como si fuera gente como nosotros; que no tengan ningún punto que los destaque respecto de los demás, excepto su pasión por el racismo. El racismo es como el lugar que te hace pertenecer. Así como vos, gracias al amor al trabajo, al amor al otro, pertenecés a una cultura, el odio también te hace pertenecer, de una manera más sencilla porque no tenés que trabajar para odiar. Basta con tachar o callar al otro. Cuando el odio te da un sentido de pertenencia vos podes ser un individuo normal pero, tenés ciertos arrebatos de odio filosóficos o actuados (cuando le das una trompada a alguien en la calle, por ejemplo) . Me gusta ese tipo de personajes, que son con los que te podés topar continuamente."
La dramaturga explica que en su familia ha sido común el odio por los nazis. Sus padres conforman un matrimonio mixto, uno es judío y el otro católico. Y ella misma siempre se ha preguntado "¿qué pasa cuando una persona que es querida tiene un pasado en el que has sido un asesino de masas o un criminal?"
En cuanto a Las mujeres de los nazis la producción estará integrada por tres obras escritas por Héctor Levy Daniel, Adriana Tursi y Patricia Suárez, en las que los autores se detienen sobre el perfil de una mujer ligada al régimen. Levy Daniel tomó a Magda Goebbels, esposa del ministro de Propaganda nazi, Joseph Goebbels; Tursi optó por Carin Goering, primera mujer del jefe de la Wehrmacht, Hermann Goering; y Suárez se ocupó de Irenna Mengele, mujer del médico nazi Joseph Mengele.
El proyecto es del autor y director Héctor Levy Daniel, un creador interesado en temas relacionados con el exterminio. Él explica que, tal vez, por su condición de judío desde niño intenta comprender por qué algunas personas deciden liquidar o aniquilar al otro. Interesado, esta vez, "en ver el nazismo desde el lado femenino" es que se relaciona con las autoras para construir este programa. Respecto de su obra destaca que investigar sobre la vida de Magda Goebbels le permitió descubrir que ella fue esposa, primero, de un magnate, luego tuvo de amante a un judío hasta que, finalmente, se casó con Goebbels. Lo que se verá en escena es un encuentro de ella con su amante judío, en el que irá filtrándose el nazismo.
"El nazismo es una bisagra fundamental en la historia -expresa el autor y director-. Mucha gente puede pensar qué sentido tiene hablar de él si es algo del pasado. Pero en realidad se retoma siempre porque expresa un modelo de comprensión de la sociedad y de la política. Sabemos hasta dónde se puede llegar. A partir del nazismo, la comprensión de la política deja de ser lo que fue."
Consultado por qué piensa que el tema aparece en este momento en varias producciones teatrales, explica: "La Argentina tuvo una dictadura terrible que dejó 30.000 desaparecidos. La nueva realidad que hemos vivido a partir de la democracia de Alfonsín está hecha de muertos. Y nosotros, los artistas, de alguna manera captamos lo que la sociedad sabe y trabajamos con eso. Es algo que no se puede soslayar. Es como cuando aparece un sueño continuamente y uno se pregunta por qué vuelve a aparecer. Vamos a seguir hablando de esto porque los desaparecidos son muertos que no han sido enterrados con el rito que les corresponde. Y se transforman en fantasmas que nos rondan continuamente. Hasta que nosotros no los integremos a nuestro sistema simbólico van a seguir apareciendo. El nazismo asoma como metáfora. A nadie le interesa observar lo que pasó en Alemania. El modelo del nazismo se convierte en un modelo de comprensión de cualquier otro fenómeno. Desgraciadamente, nos estamos remitiendo a las fuentes".
Por su parte, a varios kilómetros de la capital, en Rosario, Matías Martínez presenta Mein Karl, sobre las últimas horas de Hitler.

martes, junio 05, 2007

Una tripleta para el teatro caraqueño

En estos días, cuando por arte de birlibirloque el teatro ha salido de sus escenarios naturales y tomado la calle, hay que reseñar y festejar la presencia y el trabajo del venezolano Benjamín Cohen Cohen, cuya pasión por las artes escénicas ya es un asunto genético y por ende nadie lo desviará de ese oficio o negocio. Por ahora su graduación como productor teatral ha sido estar al frente de tres complejos espectáculos, realizados con autoras venezolanas, apuntalados en elencos profesionales y puestos en escena por Aníbal Grunn y Dairo Piñeres, directores de postín, los cuales hicieron temporada durante dos meses en la sala de conciertos del Ateneo de Caracas.
Benjamín (menor de 25 años), nieto de Dita Cohen, se propuso presentar sendos montajes bajo el rotulo “3 dramaturgas del silencio al estallido”, buscando, entre otras cosas, que la audiencia disfrutara o conociera temáticas diferentes a las que se presentan en otras sala y para ello contrató a reconocidas actrices y actores del teatro y televisión, buscando utilizar a su favor el raiting que genera ese importante medio de comunicación, tal como se hace en casi todos los países. No conocemos los resultados financieros de la inversión, o sea el retorno por la taquilla, el cual de todas maneras será a beneficio de Acción Solidaria, ONG que lucha contra el Sida.
Las tiendas del sheik, de Carmen Garcìa Vilar, es una comedia, con cierto matiz satírico, sobre los problemas que se le presentan a una escritora de telenovelas durante la elaboración de sus guiones y sus inquietudes amatorias en la vida real. Dairo Piñeres falló en el concepto del montaje y por ende el espectáculo sólo se salvó al final con un nudista a domicilio, porque aquello era la parodia de una telenovela en el teatro y no otra cosa. ¡Andreína Álvarez impuso su ritmo!
Viviana Marcela Iriart se atrevió con Puerta abierta al mar a mostrar las cenizas de una “relación peligrosa” entre dos féminas separadas por una feroz dictadura y el desesperado reencuentro para recuperar el tiempo perdido. Aníbal Grunn hizo la imposible por crear una atmósfera intimista. ¡Se lució Fedra López!
Ana Teresa Sosa, la mas curtida de las escritoras, propuso en su comedia negra Casa en orden una reflexión sobre la inminencia de la muerte, que puede llegar en cualquier momento y la necesidad de tener la maleta lista para no dejarle problemas u odios a los familiares. Aquí sí Grunn demostró su talento y consiguió un entretenido espectáculo, a pesar de la fatalidad aquella. ¡Flor Elena González demostró su versatilidad actoral!
En síntesis: tres escritoras han llegado a un público y podrán seguir atrapándolo con nuevos y mejores textos, además tres actrices han destacado por encima de los elencos donde trabajaron, y el teatro tiene un productor con visión y altruismo, y pronto dispondrá de sala propia.

La revolución según Cabrujas

Físicamente el caraqueño José Ignacio Cabrujas no podrá festejar sus siete décadas de vida útil para Venezuela. Pero su familia “elegida”, o sus amigos, además de la viuda y su único hijo, ya están organizando una serie de eventos para recordarlo el próximo 17 de julio. Mientras tanto, este viernes 8 regresa al escenario del Celarg su más importante obra El dia que me quieras, puesta en escena por Juan Carlos Gené, según la producción que hizo Carolina Rincón para el Grupo Actoral 80 (GA 80) durante la temporada 2005, y donde participan Eulalia Siso, Marisa Román, María Cristina Lozada, Martha Estrada, Basilio Álvarez, Iván Tamayo, Juan Carlos Ogando y Héctor Manrique.
TRILOGÍA Y HUMOR
Héctor Manrique, que además de encarnar al personaje del revolucionario Pío Miranda es el director del GA 80, recuerda que Cabrujas, fallecido el 21 de octubre de 1995, en Porlamar, es considerado el artífice del nuevo formato de la telenovela en Latinoamérica, donde la realidad cotidiana queda expuesta en primer plano, con cierto dosis de ironía, emociones fuertes, lenguaje coloquial, humor regional y lucha inteligencia, pero además es un gran dramaturgo. ”No es un autor de una sola obra. Acto cultural, Profundo y El día que me quieras forman una trilogía de piezas todas cumbres maravillosas, que nos retratan a todos los venezolanos de manera cruda y dolorosa, pero, sobre todo, plenas de ese humor tan nuestro. Lo que pasa es que El día que me quieras es la más universal de las tres. El hecho de tener a un personaje mitológico como Carlos Gardel de protagonista, la hace tener una presencia más universal”.
-¿Sigue el conflicto con la viuda y “las otras viudas” por aquello de los derechos de autor?
-Jajajaja. A mí me gustaría hacer Acto cultural pronto, Es una comedia sobre cierto tipo de hacedores de cultura en una ciudad provinciana, aclaro que yo con Isabel Palacios no he tenido ningún inconveniente por los derechos de autor, ya que los derechos por su teatro y sus telenovelas son de ella y su hijo Diego Cabrujas Palacios.
-¿Qué enseñanzas le dejó Cabrujas?
-Me enseñó a disfrutar lo que hago. A no tomarme demasiado en serio. Que el sentido del humor es fundamental para vivir "en esta equivocación de la historia", como diría Pío Miranda.
DICTADURA Y VERDAD
-¿Qué es lo oculto, lo tapado detrás del sainete de una familia caraqueña que es deslumbrada ante la visita del latinoamericano más trascendental?
-La profunda mediocridad e infelicidad que respira el resto de los personajes. Hay que tener en cuenta que la obra se desarrolla en 1.935, último año de la dictadura del general Gómez. Estos personajes están impregnados del oscurantismo que toda dictadura impone. Son mujeres solas, acompañadas de un raro solterón, y el único hombre, que es Pío Miranda, el novio crónico de María Luisa Ancizar, vive sin vivir y a la espera de que en este país se instaure la revolución. Frente a esa oscuridad aparece la luz y la belleza que impone el arte, en este caso Gardel.
-¿Qué fue lo que hizo Gené con "El día que me quieras" en su montaje de la temporada 2005?
-Gené permitió que floreciera la vigencia de la obra. Indagó en la verdad de la acción de los personajes y como gran director de actores que es, nos ayudó a crear las condiciones creativas para hacer un trabajo pleno y muy estimulante.
-¿Cuál ha sido tu experiencia al asumir el personaje del conflicto en la pieza? ¿Satisfecho cómo actor y cómo venezolano?
-Hacer Pío Miranda es uno de los privilegios más maravillosos que he tenido como actor. Es un personaje grandioso, por la diversidad de matices que tiene, que retrata con crudeza “lo pelando bolas” que estamos los venezolanos. Ilusionados con la posibilidad de irnos por un precipicio. Nos desenmascara como seres superfluos. Pío Miranda es el comunista funcional y acomodaticio, pero en su caso tiene la virtud de estar en la acera de los perdedores. Ahora uno ve tanto oportunista llamándose "socialista" en procura de un contratito o un empleíto, a tantos que anteriormente eran adecos y ahora militan en la revolución... ¡Más vigente que nunca es esta pieza!
-¿Cabrujas se planteó en esta pieza la imposibilidad de la revolución en Venezuela?
-Lo que creo se planteó, es que será imposible hacer una revolución sino surge de la honestidad y la verdad de quienes la pretendan. El momento cumbre de la obra es cuando el revolucionario Pío Miranda asume su verdad y su verdad es que mintió y que todo su palabrerío no es sino su mayor refugio para no asumir la vida mediocre que vive.
-¿Hay algunas actividades pautadas para recordar a Cabrujas en su 70 natalicio?
-¡Algo sé esta gestando! Nuestra manera de recordarlo y tenerlo cerca es montando El día que me quieras.
-¿Que estaría haciendo Cabrujas al arribar a sus 70 años?
-Creo que la mejor forma de especular sobre cómo vería José Ignacio esta vaina es sentarse a ver El día que me quieras. Allí hay mucho de él. Eso sí, creo que estaría arrechísimo con el cierre de Rctv, como ahora lo está tanta gente.